Las noches de Moscú

Mientras escribo estas líneas ya es la madrugada bien entrada de Moscú y en unas pocas horas más se abrirán nuevamente los circuitos electorales de la segunda jornada de votación en toda Rusia. En esta ocasión el acto electoral se realizará en tres jornadas. Ya son casi las cuatro de la madrugada, por mi ventana, hacía la calle Tverskaya veo que algún automóvil aún circula.  La noche es calma, como han sido todas las noches de todas estas madrugadas desde hace tres semanas.

Moscú y su gente en la serenidad de su aproximada primavera reposa serena, sin embargo, en Bélgorod y en Kursk hubo un día sí y otro también atentados contra civiles y sus residencias, incursiones fundamentalmente integradas por fuerzas especiales y mercenarios al servicio de Kiev, de Zelensky, bueno si, digo y corrijo o más bien debo ser más preciso, al servicio de la OTAN, de la CIA y el MI6.

Ayer mientras el títere de voz ronca de Kiev, ese que dejó los tacos de vodevil y la ropa andrógina de sus famosos números en los platos de los sets televisivos y que en su nuevo rol no dudo en aparentar una postura dramática para disfrazarse de militar y asumir la primer magistratura, a base de promesas y engaños diciendo que venía a traer la bandera de la Paz, mas no, su única bandera fue proclamar como héroe nacional al otro Bandera, al colaborador nazi, responsable en la Segunda Guerra Mundial al asesinato masivo de judíos, rusos y polacos.

 Zelensky el hombre de papel que en su acción sin límites abrogó todos los poderes del estado democrático y proscribió a todos los partidos y sectores que no se suman a su matanza. Hoy Ucrania es un Estado fallido y la marioneta occidental lleva a la matanza a su pueblo, no tiene límites para perpetrarse en el poder de facto, ya que canceló las elecciones en base a la ley marcial y avanza dando saltos hacia adelante aun sabiendo que lo único que queda en su camino será un abrupto abismo.

Ayer mismo ratificaba en mis dichos y en mis palabras, que como es sabido sus objetivos esencialmente nunca fueron militares, sino que siguen siendo la población civil de Donetsk y la población rusa en general. Como prueba irrefutable de su cobardía amanezco con la terrible novedad que  tres niños, tres  hermanos murieron quemados mientras dormían  a raíz de un misil occidental y libertario…

El Papa sabe más que todos nosotros lo que pasa en Ucrania, y por eso le solicitó y es más, le exige como un buen pastor la “bandera blanca” a Zelensky,  no la de la derrota sino la del honor, dice basta al genocidio! ¡A la matanza sin sentido! A la leva disparatada que lleva lo mejor de su pueblo a una carnicería inaceptable, al irracional camino de la aniquilación.

El Papa es bueno, tanto como lo fue Juan el XXIII, sin embargo, sus plegarias caen como el agua bendita en los cuerpos de los demonios de Kiev que se revuelven blasfemándolo. Ante esto le digo: su santidad, ¡no los perdones! ellos saben lo que hacen!

Una guerra híbrida y no por eso menos sanguinaria y brutal que las archiconocidas guerras convencionales. Esta absurda historia que se originó en Washington mucho antes del 2014, cuando Míster Clinton, aquel de sonrisa amplia, que hacía campaña política tocando el saxofón y fumando especiales puros en la sala oval, desató el viento que ocasionó las actuales tempestades.

Todo fue manipulado, orquestado fríamente, sabían que en forma limpia Washington jamás derrotaría a los rusos. A mano limpia no podrían….

¡Barbaries y salvajismo en canales de telegram! A la vista de cualquiera se instaló una rusofobia superlativa para justificar 14.000  muertos en el Donbass: parejas ahorcadas conjuntamente; personas crucificadas; torturas espeluznantes y violaciones masivas, fascismo exponencial, el retorno de los nazis sin Hollywood, los de verdad, los que a la prueba de los hechos quedaron alojados en buena parte de Europa porque seguían siendo los recursos necesarios para destruir a enemigo soviético o ruso que al fin y al cabo es lo mismo;  para los negociantes de Davos estos obstruyen su espacio vital, la misma idea del hombrecillo que de cuadrado bigote reclamo bajo el auspicio de las multinacionales de su tiempo como Krupp, Siemens, Bayer y se podría seguir para la vergüenza de muchos.

Fue entonces que en los ´90, Bill, el saxofonista, el demócrata que fumaba puros, decidió  en nombre de los más altos poderes  aprovechar la catástrofe soviética, -caída más por una acumulación de error de diseño no corregido a tiempo, que por los méritos del enemigo imperial de occidente- Bill, el cónyuge de la otra demócrata Hillary, que entró a una sala Pentágono desorbitada de emoción y en éxtasis, cuando vio arrasada por las bombas a Libia; Bill, el chico salido de una buena universidad demócrata que no le falló a la historia de su partido en materia de dar inicios a guerras y por ello decidió que había que llevar la OTAN lo más al Este posible, tanto que sus servicios llegaron a redactar lo que se debía decir a través de la misma nomenclatura que dijo combatir y que también llegado el caso no dudo en nombre de la democracia occidental hacer que se bombardeara un parlamento por si alguien no aceptaba su libreto. Por si el olvido…recuerdo. El desastre de la guerra actual en el Donbass fue sólo cuestión de tiempo, y hoy los dirigentes europeos, salvo rarísimas excepciones, que perviven como especies en vías de extinción, baten tambores de guerra como si se tratase de una batalla de soldaditos de cartón o en el mejor de los casos de plomo. Todo esto el Papa lo sabe, Francisco el del barrio de Flores, que sabe por ser Papa pero más sabe por ser un hombre que conoce el dolor de los hombres y las mujeres de su pueblo.

Mira quienes hablan y te diré quiénes son: Macron, Boris Johnson, Rishi Sunak, Scholtz, Pistorius; Annalela Baerbock, Charles Michel, Jens Stoltenberg o la infable estrella del coro belicista, Urusula Von der Leyen,   los que nunca pisarán con sus pies el suelo del combate, ni lo pisarán sus hijos, nietos o cualquiera a los que ellos le reserven su protección.

Los pueblos, si los pueblos, la gente común y corriente, el que se sube al metro, el que usa su tractor y protesta en Berlín o en París, los centenares miles de desocupados o sub ocupados de Reino Unido o en cualquier parte de la Europa “liberada” no quieren la guerra, la guerra es la opción de sus mandatarios, es que el pueblo, los verdaderos mandantes una vez más han sido engañados. Para los dirigentes europeos de Occidente y los de Davos, el “Oso ya no es comunista”, pero sigue siendo ruso, ya no es soviético, pero en parte lo es, pero no importa, el problema es que el oso es ruso, el oso ruso no es tan europeo como ellos quisieran tiene mucho de oriente y “no es de los nuestros” …

Para más datos, aunque no sea un zoólogo, alcanza con acceder a cierta información y para saber, el oso es el único mamífero que hiberna, baja al extremo su ritmo cardíaco y respiratorio y por tanto baja su temperatura corporal. Durante ese lapso, deja de comer y beber y sobrevive gracias a sus reservas acumuladas previas al invierno.

¡Sin duda para el oso el invierno se acabó!

El oso ruso, que para la propaganda berreta, es comunista, soviético, imperial de Nicolas II, asiático y no tan europeo, se despertó y a toda la banda nazi y fascista de monigotes de Kiev les planto cara, ¡les metió el freno!

Por estas horas, me estoy enterando que, por las tierras de mi Patria, el ex y actual comediante de Kiev, quiere hablar de su “formula de paz” al Parlamento de Uruguay, pretende hablar de paz a más de 12.000 kilómetros de distancia luego de haber mandado destrozar lo mejor de su pueblo y haber entregado sus tierras y riquezas a BlackRock y JP Morgan. La “paz” de Zelensky se construye en cementerios de su pueblo y en negocios bien tratados.

Voy terminando. Dentro de unas horas, después de pegar un poco los ojos, quisiera despertarme sin la noticia que un misil yanky, inglés, francés o checo haya  golpeado nuevamente a otra casa donde habiten tres hermanos,  como los que ayer  murieron quemados  en el Donbas. Puedo decir que en Moscú, la gente ama a su tierra, confirmo por qué se triunfó en la Gran Guerra Patria, y que el pueblo ruso como todos los pueblos aman la paz y sueña  con la fraternidad. Los que conocen estas tierras, aunque se sitúen ideológicamente en un lugar opuesto a quien esto escribe, pero piensan de buena fe, saben a lo que me refiero. 

Hoy más que nunca en 60 años el mundo podría entrar en un camino sin retorno, la conflagración nuclear. Estamos a tiempo, sólo si cada uno de nosotros y en cada pueblo del mundo como mandantes exijamos a nuestros dirigentes y mandatarios la Paz, con energía y sin pausa.

Entonces vuelvo… Ya es aún más avanzada la madrugada después de escribir estas líneas; vuelvo a mirar por la ventana, la gran avenida Tverskaya que me alumbra con sus luces y edificios majestuosos. Pienso en la canción de Vasili Soloviov-Sedoi y Mijaíl Matusovski, suena en mi mente aquello de “si supieras como adoro las noches de Moscú.”