Las prácticas neocoloniales del Occidente Colectivo en el contexto de la formación del nuevo orden mundial

Durante siglos en las relaciones internacionales dominaba el injusto y cruel sistema colonial basado en fuerza y explotación de territorios extranjeros con sus riquezas naturales y humanas por metrópolis. En el siglo XX, gracias a los movimientos de liberación nacional, el mundo vivió un histórico proceso de descolonización, aparecieron nuevos Estados y en documentos internacionales, inclusive en la Carta de la ONU, fue establecido el principio de su igualdad soberana. Importante papel en estos procesos tuvo la Unión Soviética: gracias a sus esfuerzos muchos países de Asia, África obtuvieron su independencia y estatalidad. Sin embargo, el colonialismo, lamentablemente, sigue vivo y actualmente continuamos observando sus diferentes manifestaciones. 

El neocolonialismo de hoy es la explotación y utilización de los países en vías de desarrollo por los países más avanzados en sus intereses egoístas. Este sistema implica expansión unilateral económica, política, militar, cultural y aún lingüística que obstaculiza el desarrollo de Estados más jóvenes o los que experimentan algunos problemas con avance institucional. El neocolonialismo tiene consecuencias negativas para el desarrollo de la humanidad: los países más poderosos siguen extendiendo su influencia en las esferas política, económica y cultural, utilizando métodos más sofisticados e inescrupulosos, privando a antiguas colonias de sus recursos, autonomía, debilitando su identidad nacional, así como restringiendo su soberanía.

En su reciente artículo la Portavoz de la Cancillería rusa María Zajárova llamó la atención al hecho de que varios países occidentales, en particular Estados Unidos, Francia y Reino Unido, siguen preservando su dominio sobre algunos territorios extranjeros. En este sentido parecen hipócritas las disculpas del soberano británico por los crímenes coloniales de sus antepasados en África y otras partes del mundo, porque todavía sigue siendo líder de prácticas neocoloniales. 

El Occidente Colectivo no cesa sus intentos de imponer a la comunidad internacional un modelo neocolonial de orden mundial: así llamado «orden basado en reglas». Su objetivo es obligar a los Estados soberanos a someterse a su dictado político, financiero y económico. Como señaló el Canciller ruso Serguéi Lavrov durante la Cumbre del G20 en marzo del a.c., “Occidente, por desgracia, no ha perdido sus hábitos neocoloniales, sus aspiraciones neocoloniales. Todo lo que se está haciendo ahora para subordinar la economía mundial a los intereses de Occidente no es más que instintos neocoloniales, prácticas neocoloniales”.

La Federación de Rusia tradicionalmente atribuye mucha importancia a los procesos de descolonización en el mundo, considerándolos como un elemento integral de la formación del nuevo sistema internacional policéntrico, más justo y democrático. En vísperas de la Cumbre Rusia – África y el Foro Económico y Humanitario Rusia – África, celebrados los días 27 y 28 de julio del a.c. en San Petersburgo, el Presidente de Rusia Vladimir Putin publicó su artículo, dedicado a una larga historia de relaciones de amistad entre Rusia y los países africanos. “Apoyábamos consecuentemente a los pueblos africanos en su lucha por la liberación del yugo colonial. Prestábamos asistencia a los procesos de institucionalización, el fortalecimiento de la soberanía y la capacidad defensiva. Se hizo mucho para echar sólidos cimientos de las economías nacionales. Hacia mediados de los años 1980, con la participación de nuestros ingenieros y técnicos en África fueron construidas más de 330 importantes instalaciones infraestructurales e industriales: centrales eléctricas, sistemas de riego, empresas industriales y agrarias que siguen funcionando con éxito hasta hoy en día, aportando una ponderable contribución al fomento económico del continente. En nuestro país se diplomaron decenas de miles de médicos, técnicos, ingenieros, oficiales y maestros africanos”, destacó el mandatario.

En actualidad nuestro país sigue ayudando a los países en vías de desarrollo a superar la presión neocolonial del Occidente colectivo. Rusia respalda sus aspiraciones y defiende sus intereses en foros mundiales y organizaciones internacionales, utiliza tales estructuras de integración como la Unión Económica Euroasiática (UEEA) para promover la cooperación mutuamente beneficiosa en diferentes esferas sobre la base de igualdad, respeto mutuo y no injerencia en asuntos internos. Rusia junto con muchos socios está trabajando para contrarrestar las formas modernas de colonialismo, los intentos de hegemonía en la política mundial y la violación del principio de la Carta de la ONU sobre la necesidad de respetar en la práctica y en los hechos la igualdad soberana de todos los Estados.

No dejaremos de hacer todo lo posible para que el modelo injusto del desarrollo mundial, que durante siglos garantizó un crecimiento económico exponencial de las potencias coloniales mediante la apropiación de los recursos de otros territorios y Estados, se quede en el pasado irreversiblemente. Además, uno de los objetivos de Moscú en la arena mundial, de acuerdo con el Nuevo Concepto de la Política Exterior de Rusia (aprobado el 31 de marzo del a.c.), es crear “condiciones para que cualquier Estado abandone las ambiciones neocoloniales y hegemónicas”. No cabe duda que los países en vías de desarrollo en África, Asia, Medio Oriente y América Latina asegurarán su digno lugar en esta nueva palestra internacional, deshaciéndose definitivamente de la pesada herencia del colonialismo y el neocolonialismo y rechazando sus prácticas contemporáneas. Y Rusia sin duda alguna seguirá respaldando estos procesos.

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