Después de varios años de discusión, el Parlamento uruguayo aprobó finalmente proyecto de ley que regula la eutanasia, consolidando un derecho que hasta ahora no existía en el país: la posibilidad de decidir de manera autónoma sobre la propia vida en situaciones de sufrimiento extremo e irreversible. La norma, que tendrá un proceso de reglamentación en los próximos meses, busca garantizar la libertad de elección del paciente, sin obligar a nadie a ejercerla, y establece protocolos estrictos para su aplicación.
El senador del Frente Amplio, Daniel Borbonet, médico de profesión, participó activamente en la discusión parlamentaria. En entrevista con el Diario La R, explicó los principales alcances y desafíos de esta legislación. Según Borbonet, la ley no busca imponer la eutanasia ni legislar en favor de su práctica, sino garantizar un derecho fundamental: “Aquí lo que se legisló es garantizar la elección libremente de manera autónoma de aquella persona que, estando en una situación tan extrema de la vida, pueda tener el derecho a elegir. Punto”, aseguró.
Una mirada personal y profesional
Borbonet relató que su acercamiento al tema no comenzó únicamente desde la profesión médica, sino también desde la experiencia personal. “Quizás la primera vez que pude haber pensado en esto no fue como médico, sino como familiar”, explicó. La enfermedad prolongada de su madre lo enfrentó a dilemas sobre calidad de vida y sufrimiento que lo marcaron profundamente: “Ella misma decía que así no quería estar. Pero son esas cosas que uno deja que la vida continúe”.
Como médico, Borbonet subraya la importancia de acompañar al paciente y su familia en situaciones de deterioro irreversible, buscando que la calidad de vida sea la mejor posible. “Es un tema que siempre está presente en el ambiente médico: la vida, la muerte y la calidad de vida. Cada uno quiere que el paciente transcurra su vida de la manera mejor posible, según lo que ese paciente entienda como la mejor calidad de vida”, señaló.
Libertad de elección y dignidad
Uno de los ejes fundamentales de la nueva ley es la autonomía del paciente. “No se votó eutanasia sí o eutanasia no. Se votó la libertad de elegir que hasta hace tres días esos pacientes no tenían”, precisó Borbonet. La norma establece que quienes padezcan enfermedades irreversibles, incurables y con sufrimiento insoportable podrán optar por recibir eutanasia o rechazarla, según su criterio personal.
El senador enfatizó que ambas decisiones —adelantar la muerte mediante eutanasia o transitar el final de la vida de manera natural— pueden ser igualmente dignas: “Digno es lo que cada uno, según la vida que haya tenido, decida transitar ese último período de la vida. Son dignos tanto los que optan por la eutanasia como los que no”, sostuvo.
Respecto al concepto de eutanasia, Borbonet recordó su origen etimológico: del griego euthanatos, que significa “buen morir”, y destacó que la legislación se centra en garantizar un final de vida digno, no en promover la muerte en sí misma.

Procedimientos y garantías
El proyecto aprobado establece un protocolo estricto para garantizar que la decisión del paciente sea autónoma y esté respaldada por la intervención médica. Según Borbonet, el proceso comienza cuando el paciente solicita formalmente la eutanasia tras haber recibido información completa sobre alternativas, incluidos los cuidados paliativos: “El médico actuante tiene una entrevista con el paciente, habla y lo vuelve a informar sobre paliativos. Si el paciente insiste, lo firma en la historia clínica”.
Posteriormente, otro médico independiente vuelve a evaluar la situación, conversando con el paciente y revisando las opciones de tratamiento. Con dos testigos imparciales, se certifica que la decisión se ha tomado libremente, sin presión ni beneficio económico para terceros. Todo el procedimiento puede durar entre 10 y 15 días y está sujeto a supervisión de una comisión integrada por el Instituto Nacional de Derechos Humanos, el Colegio Médico y el Ministerio de Salud Pública. Eventuales incumplimientos pueden derivar incluso en intervención de la Fiscalía General de la Nación.
Borbonet resaltó que la ley protege tanto al paciente como al equipo médico: “Está garantizado para aquellos que sean objetores de conciencia. Acá no se obliga a nadie ni obliga al paciente a solicitarlo. Es una ley que tiene libertad”.
Contexto parlamentario y social
La discusión parlamentaria fue extensa y de alto nivel, según el senador: “Fue un honor y un placer haber debatido con la altura que se debatió en el Parlamento las 12 horas que tuvimos el miércoles 15 de octubre”. La votación reflejó un amplio respaldo: en Diputados, el 70% aprobó la iniciativa (64 a favor, 29 en contra); en el Senado, el 63% lo hizo (20 votos a favor en 31). Estos porcentajes se alinean, afirmó, con encuestas recientes que indican que entre el 65% y el 70% de la población apoya la regulación de la eutanasia.
Borbonet destacó que la ley no es un tema político partidario ni exclusivo de la comunidad médica: “La sociedad es la que marca el camino. Hubo organizaciones sociales formadas por familiares y pacientes que llevaron adelante, desde hace más de 10 años, esta lucha para sensibilizar a la población y a los legisladores”.
Incluso en grupos religiosos se observa un apoyo mayoritario: una encuesta de Cifra reveló que dos de cada tres religiosos no practicantes respaldan la norma, mientras que entre los practicantes el apoyo alcanza alrededor del 30%. Para Borbonet, esto evidencia que la ley trasciende divisiones ideológicas y busca garantizar derechos humanos fundamentales.
Ética médica y objeción de conciencia
La nueva legislación también impacta en la práctica médica y en la ética profesional. Según Borbonet, la ley deroga parcialmente artículos del Código de Ética Médica que consideraban la eutanasia contraria a la ética: “Hoy eso está derogado. El Colegio Médico podrá debatir internamente su posición, pero la ley prevalece”.
El senador enfatizó que la norma permite objetar a quienes no deseen participar, asegurando que nadie está obligado a practicar la eutanasia. “Está garantizado, paso a paso, que la voluntad del paciente se realice como él desea, pero también está garantizado para los médicos que son objetores de conciencia”, aclaró.
Cuidados paliativos y complementariedad
Borbonet destacó que los cuidados paliativos no son un sustituto de la eutanasia, sino un componente fundamental del bienestar del paciente: “Muchos pacientes reciben paliativos y luego deciden que ya no quieren más. Ahí entra la eutanasia, como una decisión personal y autónoma”.
Se trata de garantizar que el final de la vida sea lo más digno posible, con acompañamiento médico y familiar, y con acceso a tratamientos que alivien el sufrimiento sin alterar la autonomía del paciente.
Borbonet, subrayó la importancia de este enfoque, destacando que los cuidados paliativos “son fundamentales” y que su práctica no se limita únicamente a pacientes en situación terminal.
“En lo personal he trabajado más de 15 años para apoyar los cuidados paliativos en la pediatría, la neonatología y la perinatología”, explicó Borbonet. “Hay muchísimas situaciones que no son terminales y que permiten a los pacientes salir adelante, recibir atención y luego continuar con su vida. No hay que considerar los cuidados paliativos exclusivamente en situaciones de vida o muerte”.
El senador insistió en la necesidad de desmitificar la percepción de que recibir cuidados paliativos equivale a estar en el final de la vida. Según destacó, “el 90% de los pacientes que reciben paliativos no van a morir. No quiero que la sociedad piense que si te ponen en paliativos, necesariamente te vas a morir. No es así”.
Acceso y cobertura en Uruguay
Actualmente, alrededor del 70% de los pacientes que podrían beneficiarse de cuidados paliativos en Uruguay tienen acceso a estos servicios, según datos del Ministerio de Salud Pública.
Borbonet indicó que la meta es alcanzar la cobertura total y garantizar que todas las instituciones de salud cuenten con especialistas en paliativos. “Ahora, el paciente puede decidir si quiere recibirlos o no, pero es fundamental que existan, porque permiten mejorar la calidad de vida y acompañar al paciente durante meses”, señaló.
El senador también destacó que la práctica de cuidados paliativos es complementaria a la eutanasia, en el contexto de la reciente legislación. “Hay países donde los pacientes que solicitaron eutanasia habían recibido previamente cuidados paliativos; el 80% de ellos había tenido acceso a este acompañamiento. Los pacientes dicen: ‘me hicieron muy bien los paliativos, pero ya no quiero más’. Ahí es donde entra la eutanasia”, explicó Borbonet.

Procedimiento médico detallado
El proceso detallado por Borbonet comienza con el diagnóstico y la evaluación de especialistas. Luego de la solicitud del paciente, se realizan entrevistas con médicos independientes y testigos imparciales, y se verifica que la decisión se ha tomado sin presiones externas. El objetivo es asegurar la transparencia y la seguridad del procedimiento, que incluye la aplicación de medicamentos específicos bajo supervisión profesional y protocolos estrictos que serán reglamentados por el Ministerio de Salud Pública.
Historia y antecedentes
La iniciativa tiene raíces históricas en Uruguay, con aportes de legisladores ballistas y colorados que, a lo largo de décadas, promovieron derechos fundamentales. Borbonet destacó la figura de José Batlle y Ordóñez como un “adelantado en los derechos” recordó la figura de Ope Pasquet como un “luchador dentro de su propio partido” y de otros legisladores que pusieron el tema sobre la agenda parlamentaria con visión a largo plazo: “Fue un gesto admirable de la política uruguaya, dejando de lado diferencias partidarias para avanzar en derechos humanos”. En ese sentido, enmarcó tanto el “gesto” del senador Robert Silva de permitir que Pasquet, su suplente, estuviera en sala en el momento de la votación, al igual que lo hizo Andrés Ojeda con su suplente, Heber Duque. “Fue algo admirable”, afirmó. Tras la votación, en la transmisión en vivo, se vio un abrazo muy efusivo entre Pasquet y Borbonet. El legislador frenteamplista reconoció que igualmente hay cosas que no se ven por las cámaras. En ese sentido, mencionó que cuando fue a saludar al senador Pedro Bordaberry, miembro informante de la minoría, “quien trabajó de una manera profesional e impecable en sus argumentos, me dijo: Daniel, te felicito, hiciste una excelente argumentación. Obviamente, nos dimos un abrazo. Esas cosas no se ven, pero hay que decirlas”. Además, puntualizó que la aprobación de esta ley se enmarca en una tradición de ampliación de derechos en el país, que incluye el voto femenino, el divorcio y el matrimonio igualitario. “Cada derecho adquirido la sociedad tiene su tiempo de discusión. Hoy, la eutanasia se suma a esa trayectoria”, afirmó.
Impacto y expectativas
Aunque todavía es temprano para estimar cuántos pacientes harán uso de esta ley, Borbonet señaló que los casos de enfermedades como la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) o ciertos tipos de cáncer podrían involucrar a unas 50 personas por año. La legislación permitirá que estas personas ejerzan su derecho a decidir de manera segura y garantizada, con protocolos claros y supervisión institucional.
El senador subrayó que la ley también refleja cambios sociales profundos: mayor horizontalidad entre médicos y pacientes, reconocimiento de la autonomía individual y valoración de la voz de los pacientes y sus familias. “Hoy, la opinión del paciente es lo primero que hay que escuchar y respetar. Esa es la gran diferencia”, concluyó.
Una ley histórica
Con la aprobación de la ley de eutanasia, Uruguay se coloca entre los países que reconocen legalmente la autonomía del paciente frente a enfermedades terminales e irreversibles, consolidando un derecho que combina libertad, dignidad y garantías médicas. Como señaló Borbonet, esta legislación no obliga ni promueve la eutanasia, sino que asegura que quienes enfrentan un final de vida complejo puedan decidir sobre él con tranquilidad, respeto y acompañamiento profesional.
La ley abre ahora un camino de reglamentación y supervisión, con la creación de la comisión honoraria de revisión y la intervención del Ministerio de Salud Pública, asegurando que el ejercicio del derecho sea seguro, ético y transparente. Mientras tanto, la sociedad uruguaya ha dado un paso histórico hacia la protección de los derechos individuales, reafirmando que, incluso en los últimos días de la vida, la elección y la dignidad son fundamentales.


Ya se sabe que la posición sobre la Eutanasia depende de las convicciones religiosas y filosóficas de cada uno y son respetable No hay una única verdad Por ese motivo sorprende las declaraciones de Fernando Pereira sobre el Cardenal Sturla de una absoluta falta de respeto Pereira no está a la altura de su cargo y ni siquiera para el rol de secretario Lamentamos que haya agrupaciones como la Vertiente Artiguista que respaldan su reelección Mariano Arana hubiese tenido otra posición