Libertad de prensa, un derecho cada vez más amenazado que hay que proteger en los hechos

Como periodista he llegado a valorar y disfrutar la libertad de información y de expresión en la prensa.

Para describir el funcionamiento de la prensa en Uruguay hay que iniciar por recordar la Ley N.º 16099, promulgada el 3 de noviembre de 1989. En su Artículo 1 declara: “Es enteramente libre en toda materia, la expresión y comunicación de pensamientos u opiniones y la difusión de informaciones mediante la palabra, el escrito o la imagen, por cualquier medio de comunicación dentro de los límites consagrados por la Constitución de la República y la ley”.

Seguidamente en su Artículo 2 se establece que los titulares de los medios ejercerán esta facultad “sin necesidad de previa autorización, censura, garantía o depósito pecuniario”. Si bien no se puede reconocer a la libertad de prensa como un histórico en nuestro país, contar con 36 años ininterrumpidos con este derecho, no es un hecho menor, sabiendo que hay países, sin necesidad de ir más lejos, de la región, que no cuentan con ella y donde año a año se ve amenazada. Uruguay ha sido pionero en cuanto a derechos se trata y si bien es conocido por ello, no hay que olvidar este.

La quinta edición del Índice Chapultepec, de Libertad de Expresión y de Prensa, arrojó un resultado preocupante en torno a la situación de medios, periodistas y ciudadanos en América. En el período de estudio comprendido entre el 2 de agosto de 2023 y el 1 de agosto de 2024, se ubicó por debajo de los rangos intermedios del barómetro, al situarse en 48,12 como promedio general, de un máximo teórico de 100. Concluyendo así que la Libertad de Expresión y de Prensa se encuentra en restricción de manera generalizada.

Dentro de este estudio, en la Dimensión Control de Medios y Periodismo cinco países fueron calificados “Con Libertad de Expresión” en este sentido, siendo Chile, Canadá, República Dominicana, Uruguay, Panamá y Brasil. Además, en cuanto a la influencia de los poderes Ejecutivos, nuestro país quedó en último lugar con 1,14 puntos. Esto se traduce en una relación entre prensa y autoridades políticas más abierta que en otros países, pero no significa que está exenta de conflictos y tensiones.

El indicador de la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa de Reporteros Sin Fronteras (RSF), sostiene en su último informe que la administración de Luis Lacalle Pou “se caracterizó por varios casos de presión política contra periodistas que investigaban temas delicados, en los que estaban implicados miembros de la Presidencia de la República”. Siendo un claro ejemplo de lo mencionado en el anterior párrafo. En el año 2020 el puesto de Uruguay era el 19, en el año 2021 ocupó el puesto 18, en el año 2022 ya tuvo un notorio descenso pasando al lugar 44, mientras que en el 2023 bajó al lugar 52, en la edición de 2024, el país se había posicionado en el puesto 51, mientras que este año se encuentra en el 59 de 180.

Como periodista he llegado a valorar y disfrutar la libertad de información y de expresión en la prensa, una característica favorable que logré comprender con fuerza cuando esta profesión me llevó a relacionarme con pares. Incluso, hay quienes consideran que el hecho de entrevistar a políticos es un mérito cuando para nosotros es parte del intercambio diario que genera, sobre todo cuando las preguntas las crea uno mismo y no el entrevistado. Si bien la disposición de todos no es por igual y a veces uno siente la diferencia que hacen con distintos medios o nombres, Uruguay todavía tiene la posibilidad de generar ese diálogo y cuestionamiento sobre los pasos que en el país se van dando. Sin embargo, la libertad de prensa puede llegar a ser uno de esos derechos que no atesoramos hasta perdido, por ende, no solo debemos fomentar su respeto sino también su protección.

Estar en este lado de la sociedad, en la que el objetivo es brindar la mayor claridad y sinceridad en la información que le llega a la sociedad, en la que investigar y cuestionar no se trata de atacar sino de evidenciar los hechos, no debería, nunca, significar un riesgo personal, pero no siempre o no todos se animan a ser muy crudos, porque se corre el riesgo de empezar a recibir solo rechazos en las solicitudes de entrevista. Entonces, habría que empezar a cuestionar ese descenso que está teniendo el país en cuanto a la libertad de libertad de prensa y evitar así que se empiecen a cortar instancias de explicaciones. Porque al final del día, no solo hay una ley que nos ampara, sino una democracia que le da el poder al pueblo y los medios de comunicación, son una herramienta para hacerle llegar las cartas con las que están jugando esa representación de poder, que nosotros les brindamos.

En los últimos años, los desafíos se han vuelto más prácticos: seguridad de periodistas, acceso a fuentes, independencia editorial, finanzas de los medios, entre otros. Una de las luchas que activas en Uruguay tienen que ver con las fuentes de trabajo, dentro de este mundo, los medios de comunicación no son una excepción. La prensa cuyo fuerte era el diario papel ha tenido que adaptarse a la evolución social que se está dando gracias a los avances tecnológicos. Es así que la economía de los medios está en tensión en muchos países, y Uruguay no es la excepción.

Este nuevo mundo con acceso a información en tan solo un par de clics, llevó a que los medios se enfrenten a desafíos como la sostenibilidad económica de los medios, pero también a la lucha contra la desinformación y las noticias falsas. El mundo se enfrenta cada vez más a la necesidad de mantener altos y buenos estándares periodísticos en un entorno de inmediatez y sobreabundancia informativa de acceso masivo. Una cadena que la era digital instaló y que hay que combatir, pero qué va a pasar si el periodismo se precariza cada vez más.

La libertad de prensa se refleja en las noticias diarias que nuestros medios de comunicación transmiten, fuentes de información que requieren de un sustento económico para su continuidad y que de no tenerlas, en manos de quién quedaría el derecho a investigar y cuestionar. No hay peor desventaja que la desinformación. Entonces, por qué perder la cultura de informarnos mediantes fuentes confiables, si eso nos puede llevar a una era donde la libertad de prensa es una leyenda de abuelos.

Hay desafíos que no se pueden seguir ignorando, porque son golpes a un derecho democrático.

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1 Comentario

  1. ESTA «EN LA TAPA DEL LIBRO» QUE LA BASE DE TODA DEMOCRACIA ES EL PLURALISMO OBJETIVO DEL PENSAMIENTO Y DE LA OPINIÓN. LA LIBERTAD DE PRENSA Y DE INFORMAR E INFORMAR CON LA REALIDAD Y LA VERDAD, ES EL SUSTENTO DE UNA DEMOCRACIA Y LA DEFENSA Y LIBERTAD DE UN PUEBLO! Más ALLÁ DE LA SIEMPRE «PRENSA» SUBJETIVA Y/O POLÍTICO PARTIDARIA, QUE EN TODO PAÍS EXISTE Y SE IDENTIFICA CON EL PODER DE TURNO. PERO SIN OBJETIVIDAD Y VERDAD.. Y PRENSA LIBRE, NO HAY VERDADERA DEMOCRACIA NI LIBERTAD!!!

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