El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se encuentra «lúcido, orientado y conversando» tras una cirugía de emergencia realizada en el Hospital Sirio-Libanés de São Paulo.
La intervención, llevada a cabo en la madrugada del martes, fue necesaria para drenar un hematoma intracraneal derivado de un accidente doméstico ocurrido en octubre.
De acuerdo a lo consignado por la agencia Europa Press, el mandatario de 79 años, según el parte médico difundido este miércoles, «evoluciona bien en el posoperatorio inmediato, sin complicaciones». Los médicos informaron que permanece en cuidados intensivos, con drenaje colocado y a la espera de nuevos exámenes de rutina. Lula fue trasladado desde Brasilia al hospital después de experimentar dolores de cabeza severos, resultado de una hemorragia intracraneal detectada tras una caída en el baño de la residencia oficial hace casi dos meses.
Impacto en la agenda presidencial
Debido a la operación, Lula suspendió sus compromisos programados, incluido un encuentro con el primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico, quien fue recibido en su lugar por el vicepresidente Geraldo Alckmin. Aunque el vicepresidente tiene la facultad constitucional de asumir funciones temporalmente, el gobierno aseguró que no se planea apartar formalmente a Lula de sus tareas.
Los médicos han restringido las visitas de trabajo mientras el presidente continúa su recuperación. No obstante, se permitió el acceso de familiares desde este miércoles.
Contexto y desafíos políticos
El accidente que originó esta complicación obligó al presidente a cancelar en octubre su viaje a Rusia para la cumbre de los BRICS+. Sin embargo, Lula mantuvo una agenda activa dentro de Brasil y recientemente participó en la cumbre del G20 en Río de Janeiro.
Este episodio de salud reavivó el debate sobre posibles sucesores políticos de Lula, quien ha enfrentado problemas médicos previos, como un cáncer de laringe en 2011 y una operación de cadera en 2022. Aunque el mandatario no ha confirmado si buscará la reelección en 2026, ha indicado que evaluará la posibilidad «con seriedad» si no surge otro candidato para liderar la izquierda brasileña.
El expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro, inhabilitado electoralmente hasta 2030, sigue siendo su principal rival político, a pesar de las restricciones legales que enfrenta. Lula, mientras tanto, conserva un índice de aprobación del 52%, según una reciente encuesta de Genial/Quaest.