Nacido en Suecia, de madre sueca y padre uruguayo, se crió en Uruguay hasta los 19 años, momento en el que decide regresar al país nórdico y donde estudia gastronomía. Su pasión por lo culinario se origina en su infancia, cuando su padre cocinaba y él ayudaba. Con experiencia trabajando en restaurantes y en distintos países, actualmente reside en Uruguay y es chef en la Embajada Británica en Uruguay. Diario La R les presenta la historia de Marco Silva, quien combina pasión y profesionalismo en cada uno de sus platos y conquistó el paladar de nuestro equipo.
“Lo divertido de trabajar en una embajada es que es muy versátil”, destacó explicando que “hacemos todo, desde las comidas diarias a la chocolatería, bollería, panadería. Hacemos los five o’clock tea y recepciones”. Entonces considera que ese abanico sin tener siempre un menú fijo hace que sea “divertido”.
Consultado por la diferencia entre la gastronomía uruguaya con la sueca, expresó que “la cocina nórdica es a base de encurtidos, curados, ahumados y bastante contundente por el tema clima, entonces se utiliza mucha manteca y crema”, analizando esto entiende que “no se parece prácticamente nada a la cocina uruguaya”. En ese sentido considera que “la uruguaya es más como una cocina mediterránea”. Teniendo en cuenta esto informó que el principal desafío a la hora de cocinar algún plato sueco es conseguir los productos y las materias primas. “Ahora se están consiguiendo más, pero no tenés tanta variedad como en otros países”, lamentó.
Silva destacó que en la Embajada Británica los platos que cocina suelen ser variados, donde hace comidas tanto uruguayas como británicas y suecas, explicando que estas últimas dos “se asemejan mucho”. “Entonces es como una fusión de un poquito de todo”, agregó. Característica que también representa un desafío porque “el estándar es muy alto y tiene que estar todo perfecto”. Porque por lo general se realizan muchos eventos con personas que “van con expectativas y esperan lo mejor de lo mejor”.
En el día a día le realiza las comidas al embajador y a la familia y cubre eventos más pequeños, siempre cocinando con “libertad total”, pero también atendiendo a los gustos personales, que no tienen por qué ser platos suecos o uruguayos y que, además, gracias a su experiencia laboral puede realizar.
En su vida personal nos cuenta que cocina mucho, si bien en su casa, donde convive con su pareja, es en su mayoría comida uruguaya, “cuando estoy con mi padre y mi hermano siempre hacemos alguna comida típica de Suecia”. Admite a su vez no tener un plato preferido porque le gusta tanto lo dulce como lo salado y porque “cada variedad gastronómica tiene lo suyo”. Sin embargo disfruta de preparar cocina gourmet por todo lo que implica.
“A la gente le gusta, sobre todo, la pastelería sueca porque son sabores más atípicos, que te sacan de lo conocido como dulce leche”, destacó. En ese contexto analiza que “todo lo novedoso a la gente siempre le llama la atención” y cada vez más, “la oferta gastronómica crece y varía en sus propuestas” entendiendo que se debe a que “la gente está cada vez más dispuesta a probar” sobre todo en Uruguay que “las personas siempre fueron muy tradicionales”. “Al final uno de los placeres de la vida es comer”, comentó.
Como consejo expresa que “no se tiene que tener prejuicio”, porque “en muchas ocasiones las personas se niegan a probar algo con la objeción de que no les gusta y después lo terminan probando y les termina gustando”. “Tengo la teoría de que todo lo bien hecho, está rico”, expresó. Ante esto analiza que en ocasiones las personas prueban comidas que no están bien hechas y “se queda con la espina”. En ese sentido explicó que “es un trabajo muy artesanal y personal. Donde muchas veces se nota la mano del cocinero y su sello personal”.
Recordando sus raíces comparte con nuestros lectores una receta típica y accesible en cuanto a sus ingredientes: Köttbullar (albóndigas suecas).
Ingredientes
-250 gr de picada de cerdo
-250 gr de picada de res (vacuna)
-1 cebolla
-1 huevo
-100 ml de crema
-50 ml de leche
-100 ml de pan rallado
-pimienta negra
-nuez moscada
-1 cucharadita de miel o azúcar
-1 cucharadita de sal
-2 cucharaditas de mostaza tipo dijon
Salsa
-1/2 litro de caldo de carne
-200 gr de crema
-2 cucharaditas de maicena
-1 cucharadita de soja
Preparación
Mezclar las carnes picadas con mostaza, especias, miel, sal y huevo. Por otro lado mezclar leche con la crema e hidratar el pan rallado en el líquido mezclando para que no queden grumos e incorporar a la carne. Sofreír la cebolla con una cucharadita de manteca sin que tome color, dejar enfriar y luego incorporar a la mezcla anterior. Hacer una pequeña prueba en la sartén para rectificar el punto de sal. Luego formar albóndigas del tamaño deseado. Colocar en una asadera con un poquito de aceite y cocinar a 200 grados de 10 a 15 min. Al final se retira del horno y se saltea con un poco de manteca para que tomen color.
Para la salsa mezclar el caldo de carne con la crema y llevar a hervir, luego incorporar la maicena disuelta en un poco de agua y esperar. Agregar la soja y salpimentar. Incorporar las albóndigas y cocinar 5 min en la salsa para que queden jugosas. Servir con puré de papas.