Un “loco” con una lucidez abrumadora. Así es el médico y clown Patch Adams. De familia militar, creció marcado por la conservadora sociedad estadounidense de los años 40. Pasó su adolescencia escuchando que era “raro”, “bobo” y “poco varonil”. Su padre era soldado y él creció en un ambiente estricto y restrictivo: “La guerra y el ejército le destrozaron el alma a mi padre”, sentencia. El joven Patch no encajaba, hasta que un día presenció el mítico discurso de Martin Luther King en Washington. Aquel “I have a dream” le cambió la perspectiva para siempre.
Decidió que “nunca más volvería a tener un mal día”, que a partir de entonces se enfocaría en el humor, la creatividad, la colaboración y el amor a los otros.
A finales de los 60, mientras terminaba la carrera de Medicina, imaginó cómo sería su hospital perfecto en un modelo médico alternativo.