Me prometí que nunca más tendría un mal día.

“La guerra y el ejército le destrozaron el alma a mi padre”

Un “loco” con una lucidez abrumadora. Así es el médico y clown Patch Adams. De familia militar, creció marcado por la conservadora sociedad estadounidense de los años 40. Pasó su adolescencia escuchando que era “raro”, “bobo” y “poco varonil”. Su padre era soldado y él creció en un ambiente estricto y restrictivo: “La guerra y el ejército le destrozaron el alma a mi padre”, sentencia. El joven Patch no encajaba, hasta que un día presenció el mítico discurso de Martin Luther King en Washington. Aquel “I have a dream” le cambió la perspectiva para siempre. Decidió que “nunca más volvería a tener un mal día”, que a partir de entonces se enfocaría en el humor, la creatividad, la colaboración y el amor a los otros.

A finales de los 60, mientras terminaba la carrera de Medicina, imaginó cómo sería su hospital perfecto en un modelo médico alternativo.

Patch Adams se hizo famoso por ser el primer médico payaso del mundo. Conocido como “el padre de la risoterapia”, su visión abierta, distinta, gratuita y creativa de la medicina supuso un cambio radical en el modelo sanitario en Estados Unidos. Activista social, escritor -y muchas veces provocador-, en 1972 fundó el ‘Instituto Gesundheit!’, un centro médico comunitario con novedosos tratamientos basados en la risa y el humor. En 1998, Robin Williams protagonizó el biopic ‘Patch Adams’, un relato sobre sus inicios como médico y sus principales ideas.

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