El cantante Milo J se vio obligado a cancelar su show gratuito en la ex ESMA, un espacio de memoria y derechos humanos, luego de una medida cautelar impulsada por el secretario de Derechos Humanos, Alberto Baños, y el ministro Mariano Cúneo Libarona. La decisión judicial provocó la suspensión del evento, que contaba con 20.000 asistentes esperados, en su mayoría jóvenes.
La situación se agravó con un operativo de seguridad desmesurado que incluyó a la Policía Federal, Gendarmería y Prefectura, con el objetivo de disuadir y amedrentar a los adolescentes que se encontraban en el lugar, según denunciaron los organismos de derechos humanos. Aldana Ríos, madre y manager del cantante, afirmó que recibieron amenazas para cancelar el espectáculo, alegando que si no lo hacían, habría represalias contra los jóvenes presentes.
En su cuenta de Instagram, Milo J expresó su indignación por la medida, sugiriendo que la administración del gobierno de Javier Milei no toleraba la concentración de jóvenes en un lugar tan simbólico de la memoria histórica. El cantante también condenó la politización de su actuación, asegurando que la suspensión no tiene que ver con razones legales, sino con una estrategia para vaciar de significado el espacio de la ex ESMA.
La decisión de suspender el espectáculo fue tomada después de que se argumentara que el evento no contaba con la notificación adecuada y que existían riesgos en cuanto a seguridad y salubridad. Sin embargo, el directorio del Espacio Memoria y Derechos Humanos aseguró que todo estaba en regla, desmintiendo las acusaciones de falta de permisos y habilitaciones.
La controversia ha generado un fuerte debate sobre la relación entre la memoria histórica y la cultura en la Argentina, así como sobre la política cultural del gobierno actual, que algunos consideran una nueva forma de negacionismo. La comunidad de derechos humanos ha denunciado este hecho como un claro acto de censura, y algunos militantes han señalado que las autoridades están buscando evitar que los jóvenes accedan a estos espacios de reflexión histórica.
Con la ex ESMA no se jode. Debe ser un lugar de respeto y memoria más allá del gobierno de turno.
Un recital gratuito es una falta de respeto? No es mucho más ofensivo desmantelar la Secretaría de Derechos Humanos como ha hbcho el yosapa de la otra orilla? Y con tanta tolerancia que envía cientos de efectivos armados para «convencer» a la gente?