El fútbol mundial está de luto por la muerte de Nikita Simonyan, uno de los grandes iconos del deporte soviético y ruso, de origen armenio. El legendario delantero y entrenador falleció a los 99 años.
Nacido el 12 de octubre de 1926 en Armavir (sur de Rusia), en una familia armenia, su padre sobrevivió al Genocidio Armenio, Simonyan recibió al nacer el nombre armenio Mkrtich, pero sus amigos de infancia lo apodaron Nikita, nombre con el que pasó a la historia.
Durante la Segunda Guerra Mundial, su familia se refugió en Sujumi (Abjasia), donde comenzó a jugar al fútbol bajo la guía de su primer entrenador, Shota Lominadze. En 1946 debutó profesionalmente con el Krylya Sovetov Moscú, pero su gran etapa llegó en 1949 al fichar por el Spartak Moscú, club del que se convirtió en máxima leyenda.
Con el Spartak jugó hasta 1959, anotando 160 goles (récord histórico del club) y ganando cuatro ligas soviéticas (1952, 1953, 1956, 1958) y dos Copas de la URSS (1950, 1958). Fue varias veces máximo goleador de la liga.
A nivel internacional, defendió a la selección de la URSS en 20 partidos, marcando 10 goles. Ganó la medalla de oro olímpica en Melbourne 1956 y participó en el Mundial de 1958 (primera Copa del Mundo de la URSS), donde fue capitán y anotó el primer gol histórico de su país en un Mundial (contra Inglaterra). Era el último superviviente del equipo olímpico de 1956 y, hasta su muerte, el campeón olímpico vivo más longevo.

