El Presidente Lacalle Pou actúa como si sus políticas no tuvieran nada que ver con la realidad de miles de ciudadanos y ciudadanas. Permanentemente le echa la culpa a otros: al gobierno anterior, a la pandemia, a la guerra, ¿qué será lo próximo?
Lo cierto es que gobiernan hace 2 años –no había guerra- y que la angustia de ciudadanas y ciudadanos de los sectores menos favorecidos es cada vez mayor.
Carestía, falta de empleo, pérdida salarial, y por ende de jubilados y pensionistas, así como el acoso de los malos policías a gurises y gurisas que se juntan en una plaza o esquina a pasar un rato son sólo algunas de las angustias que vive cotidianamente nuestro pueblo y, en particular, el del interior.
Sobre la carestía, quien tuvo la posibilidad de hacer la compra de artículos para el inicio de clases lo comprobó en bolsillo propio, pagó un 85% más.
El aumento de los combustibles es escandaloso. En realidad, es escandalosa la política del gobierno en relación al tema. Entre 2020 y 2022 el aumento del combustible fue del 36%!! Y con la especulación política de una norma contenida en la LUC que indica aumentos todos los meses o cada dos meses, ahora lo vienen aumentando menos para no pagar un costo en el referéndum. Eso lo admiten en los pasillos del Poder Legislativo los propios integrantes de la Coalición Multicolor.
Conocían la realidad y eligieron mentirle a la gente Sr. Presidente.
¿Y si hablamos de productos básicos, básicos, que necesita una familia para alimentarse medianamente como gas, harina, arroz, aceite, fideos, huevos, la carne, y ni que hablar de las frutas y verduras?. ¿Qué una lechuga haya llegado a costar 79 pesos, es por la guerra o por la lluvia y la improvisación o falta de sensibilidad para amortiguar la suba? .
Y respecto al aumento de un 25% en la carne Presidente, se lo responde la propia Unión de Exportadores de Carne: no es por la guerra es por la bonanza de las exportaciones!!
Nada de esto es por la guerra Presidente, es por su gobierno. No alcanza solamente con acordarse de Santa Bárbara cuando llueve, no alcanza con la voluntad de “llegar a un acuerdo de precios”, se necesita que baje los precios y que suban los salarios y las jubilaciones. Esa es la manera de paliar en algo la angustia de madres y padres que día a día hacen milagros para alimentar a sus hijos, la mayoría de las veces, privándose ellas de hacerlo.
El aumento de los precios no es ni por la guerra, ni por un contexto que afecta al mundo. Hace meses que lo venimos sintiendo, nuestros salarios y jubilaciones no alcanzan para llegar a fin de mes. Es su definición de ahorrar con la plata de la gente para comprar en el almacén del barrio o en el supermercado.
Su prioridad han sido los malla oro, ha sido reducir el déficit fiscal a costa de ajustar salarios y jubilaciones muy por debajo de la inflación y eso no es otra cosa es pérdida salarial, rebaja de jubilaciones y pensiones, eso es gobernar para pocos. No se puede hablar de “ahorro” cuando se retacea los recursos para que la gente no sufra tanto.
¿Cuándo llegará el famoso derrame? Si todos los días vemos que en los medios de comunicación se anuncian ganancias récords en el sector agropecuario, exportaciones récords, la bonanza económica. En estos 2 años lo único que hemos visto es, más que derrame, el derrumbe de nuestro salario.
No hay mejor manera de contrastar las cifras y relatos con lo que vive y siente la gente común, la más desprotegida. Pero señor Presidente no vaya solo a preguntarle a los mallas oro, a Un Solo Uruguay o a la Cámara de Comercio, porque allá arriba, no se siente lo que se sufre abajo.