Este viernes, los docentes de la UTU (Universidad Tecnológica del Uruguay) llevarán adelante un paro en respuesta a los recientes hechos de violencia ocurridos en centros educativos del país. La medida se toma tras la agresión sufrida por una docente en el Parque Tecnológico Industrial (PTI) del Cerro, ocurrida el miércoles pasado, en medio de un conflicto entre estudiantes.
Según el comunicado emitido por el sindicato, la profesora agredida recibió atención médica tras el incidente y se encuentra estable, aunque sufrió golpes y una crisis nerviosa. El gremio manifestó su preocupación por este ataque y exigió que se tomen medidas para garantizar la seguridad de los trabajadores de la educación en todos los centros educativos.
Además de este caso, el sindicato también informó sobre otro episodio de violencia en la escuela de UTU de Santa Catalina, aunque los detalles de este incidente no fueron especificados. A pesar de la falta de información, el gremio aseguró que está en contacto con los involucrados y continuará brindando apoyo a los docentes afectados.
En su comunicado, el sindicato expresó su rechazo a las condiciones de violencia que enfrentan los educadores y reiteró su denuncia sobre las difíciles condiciones laborales en las que se desarrollan las tareas educativas en algunas instituciones. Para llamar la atención sobre esta problemática, convocaron a una jornada de reflexión en la comunidad educativa, con el objetivo de generar conciencia y fomentar un entorno de respeto y seguridad en los centros de enseñanza.
La medida de paro de los docentes busca visibilizar la creciente violencia que se vive en los entornos educativos y exigir a las autoridades competentes que actúen de manera decidida para proteger a los trabajadores de la educación y garantizar el derecho a un entorno seguro tanto para estudiantes como para docentes.
Estos docentes que hoy hacen paro están entre los que siempre proclamaron que la violencia tiene causas sociales y que no se arregla con represión, y gracias a esa prédica se bajó la guardia en los controles de seguridad. Y los jóvenes que participan en esos enfrentamientos, o sus respectivos mayores, son simpatizantes del FA o integrantes de los sindicatos que abonaron aquellas prédicas. Ahora son víctimas de aquella prédica, y piden presencia policial, vigilancia en las entradas y otras medidas represivas así. Que se embromen, pues; aquí está la consecuencia de su actitud.