Pato a la Pekinesa: plato insignia de la gastronomía China

El Pato a la Pekinesa es uno de los platos más emblemáticos de la gastronomía china, conocido por su piel crujiente y carne jugosa.

Originario de Pekín, este manjar ha conquistado paladares alrededor del mundo, convirtiéndose en un símbolo de la rica tradición culinaria de China. Los orígenes del Pato a la Pekinesa se remontan a la Dinastía Yuan. Sin embargo, fue durante la Dinastía Ming cuando esta delicia comenzó a ganar popularidad. Se dice que el plato se perfeccionó en la cocina imperial, donde los chefs buscaban constantemente impresionar a la corte con sus habilidades culinarias.

El emperador Yongle de la Dinastía Ming, quien trasladó la capital de China a Pekín, jugó un papel crucial en la popularización del Pato a la Pekinesa. En la corte imperial, este plato se convirtió en un símbolo de lujo y sofisticación, reflejando el esplendor y la opulencia de la dinastía gobernante.

Preparar un auténtico Pato a la Pekinesa es un arte que requiere tiempo y paciencia. Para preparar el plato se necesita un pato de tamaño medio, miel, salsa de soja, vino de arroz o mijiu, azúcar, agua, cebolla de verdeo, jengibre y ajo. A estas últimas tres se las conoce como la trinidad de la gastronomía China.

Se lo suele acompañar con tortillas de trigo, vegetales crudos como zanahoria, pepino,  puerro y tradicionalmente se sirve con salsa hoisin, una salsa agridulce de color negro hecha a base de soja fermentada, vinagre, azúcar y especias.

Comenzamos limpiando y desplumando minuciosamente el pato, asegurándose de secarlo bien. A continuación, se frota el pato con una mezcla de dos cucharadas de miel, dos cucharadas de salsa de soja, dos cucharadas de vino de arroz y cinco cucharadas de azúcar. El interior del pato se rellena con cebolla de verdeo, jengibre y ajo para darle sabor. Después, se cuelga en un lugar fresco y aireado durante 24 horas para que la piel se seque.

El proceso de cocción comienza precalentando el horno a 200°C. El pato se coloca en una bandeja y se hornea durante unos 45 minutos, o hasta que la piel esté dorada y crujiente. Luego, se baja la temperatura a 160°C y se cocina durante otros 30 minutos para asegurarse de que la carne esté bien cocida.

El Pato a la Pekinesa se sirve tradicionalmente con panqueques de trigo, vegetales crudos y salsa hoisin. La forma de comerlo es colocar una porción de pato en la tortilla, añadir los vegetales y la salsa, enrollar y disfrutar.

Una de las técnicas más distintivas en la preparación del Pato a la Pekinesa es inflar el pato antes de cocinarlo. Este paso separa la piel de la grasa, permitiendo que la piel se vuelva extremadamente crujiente mientras que la carne se mantiene jugosa. En Pekín, algunos restaurantes se especializan en este platillo, como el restaurante Quanjude, que ha estado sirviendo Pato a la Pekinesa desde que abrió sus puertas en el año 1864.

Cada restaurante tiene sus propios secretos y variaciones, lo que hace que probar el pato en diferentes lugares sea una experiencia única. Aunque el Pato a la Pekinesa es el más conocido, existen variantes regionales y adaptaciones modernas que utilizan diferentes marinados y métodos de cocción, lo que demuestra la versatilidad y la evolución continua de la cocina china.

El Pato a la Pekinesa no es solo un platillo, sino una experiencia que combina historia, cultura y gastronomía. Desde sus orígenes en la corte imperial hasta su popularidad mundial actual, este plato sigue siendo un testimonio del ingenio culinario chino. De tener la  oportunidad, no dudes en probar esta exquisitez y sumergirte en una de las tradiciones gastronómicas más apreciadas de China.

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