Patricio Giusti es director del Observatorio Sino-Argentino, docente del posgrado sobre China Contemporánea de la UCA y profesor visitante de la Universidad de Zhejiang (China). En entrevista con Diario La R, fue consultado acerca de la situación actual en Argentina, el impacto de las últimas medidas, como la liberación del cepo, y los desafíos que enfrenta la administración de Javier Milei. Respecto a las dos grandes reformas prometidas en campaña, la dolarización y la eliminación del Banco Central, Giusti aseguró que ambas están “descartadas”. “Ya se sabía que era poco realista, fue un disparate decir eso, fueron ideas totalmente populistas y electoralistas, hoy estamos cada vez más lejos de eso”, afirmó el experto.
– El gobierno encabezado por Alberto Fernández dejó a la Argentina en situación muy comprometida, con un abultado déficit, una inflación creciente, niveles de pobreza altísimos y una deuda galopante. Situémonos en ese contexto para hacer un repaso de lo que han sido estos primeros 16 meses de gobierno de Javier Milei.
– Si hay algo que no puede achacársele a Javier Milei, es que ha dicho desde que asumió la presidencia que recibió una pesadísima herencia en lo económico y social por parte de Alberto Fernández y que las consecuencias aún las estamos sufriendo, independientemente de las cosas que pueda hacer.
Milei prometió que su principal caballito de batalla para todo lo que estaba haciendo, su política de motosierra, era la reducción de la inflación. Podemos decir que, en un primer momento, en los primeros seis, siete meses de su mandato, se empezó a ver una tendencia clara hacia la baja, pero esto se ha ido quebrando en los últimos dos, tres meses, y ahora hay gran incertidumbre porque el número de marzo, 3,7% mensual, fue un número muy feo, con una perspectiva incluso de ser superior al 4% probablemente en abril, sumado a esta liberación del cepo que hizo mover un poco el dólar presionando también a los precios.
Así que, en resumen, incertidumbre, todavía no se puede decir que es un logro la reducción de la inflación, mucho menos los niveles de pobreza, porque sigue siendo alta la inflación, sobre todo en alimentos, que es lo que más afecta a los sectores pobres, así que ahí todavía hay un signo de interrogación y no tengo dudas de que Milei se juega su presidencia en ese logro; si eso no se logra, peligra sin duda la gobernabilidad y obviamente el proyecto político de Milei, independientemente de otras cosas que ha ido logrando.
El nuevo acuerdo con el FMI uno no podría decir necesariamente que es un logro, porque es la Argentina volviendo a tomar deuda, incrementando su nivel de endeudamiento con este organismo, sumado a otros créditos que se recibirían del Banco Mundial, la CAF, y quizás alguna otra fuente de financiamiento que consiga el gobierno. Por supuesto que eso da certidumbre en términos de las reservas del Banco Central, pero no resuelve necesariamente el horizonte de la meta tan preciada de la reducción de la inflación donde Milei se juega prácticamente todo.
– En los últimos días, Argentina comenzó una nueva etapa económica con el fin del cepo cambiario y un esquema de flotación entre bandas para el dólar. Pero además el FMI aprobó el acuerdo clave. El dólar oficial podrá fluctuar ahora entre los $1.000 y $1.400, con intervención del Banco Central. Expliquemos, Patricio, cómo se llega a esta situación y qué efectos está teniendo dicha medida en la economía argentina y qué cabe esperar de ahora en adelante.
– Una de las herramientas que utilizó Milei para la reducción de la inflación no es nada novedosa. Es el atraso cambiario. Una fue el ancla fiscal, la reducción del gasto público, la absorción del exceso de pesos que estaba circulando y la otra es la famosa ancla cambiaria, atrasar el dólar. Ese atraso se hizo de alguna forma insostenible, y en la firma del acuerdo con el FMI una de las condiciones fue que Argentina tenía que avanzar, aunque no sea en forma total, en algún tipo de liberación del cepo cambiario y eso es lo que pasó. Con este esquema de flotación de bandas, que tampoco es algo muy novedoso, se da un sistema en el que el Banco Central puede intervenir mientras se flote entre las dos bandas.
– ¿Cómo impacta en la Argentina la nueva política de aranceles de Estados Unidos?
– La nueva política de aranceles de Estados Unidos tiene un impacto moderado en Argentina. Por supuesto, no deja de ser importante, tenemos un volumen comercial de unos 6.500 millones con Estados Unidos. Está en el top five de nuestros socios comerciales, pero muy lejos de Brasil y lejos de China, incluso atrás de Chile. Y nosotros de un arancel de 1% y pico, promedio, estamos pasando a 11 y algo o 12 y algo, porque sufrimos la imposición mínima, pero es un 10%. Pero en aluminio y en acero ahí el impacto es mayor, sobre todo en el aluminio, ya que afecta básicamente a una empresa que es Aluar y en el caso del acero a Techint; son las dos grandes empresas afectadas por las medidas de Trump. Pero hay una perspectiva de negociación, yo creo que ahí una de las cosas que EEUU puede concederle y entiendo que quiere por la cercanía que hay entre Milei y Trump, es la negociación en términos comerciales.
El próximo mes hay previstas varias reuniones, acaba de venir el secretario del Tesoro Scott Bessent a la Argentina y mostró buena predisposición para negociar una lista de productos exceptuados. Y ojo, porque esto puede ser beneficioso para Uruguay y para el resto de los países del Mercosur si esto se traslada a un beneficio que reciban los países del bloque. Eso puede ser muy importante y hasta puede ser presentado como un logro político de Milei, pero no deja de ser algo beneficioso para el resto de los miembros del Mercosur. Veremos cómo eso se da en los próximos meses.
– En materia de política internacional, la Argentina se ha alineado 100% al gobierno de Trump en Estados Unidos y también al gobierno de Israel. Milei ha manejado incluso la posibilidad de que Argentina abandone el Mercosur. ¿Qué cabe esperar en este sentido?
– La política exterior de Milei ha estado básicamente guiada por la ideología libertaria con muchas contradicciones, por supuesto, del presidente y ciertos gustos y caprichos del mandatario. No hay ningún otro país del mundo que tenga una política exterior como la de la Argentina en este momento, que es alineamiento total con Estados Unidos y con Israel. En 15 meses, Milei viajó 10 veces a Estados Unidos . Es un récord absoluto. Ningún otro presidente ha viajado a un tercer país, no digo solo a Estados Unidos, a un tercer país tantas veces en tan poco tiempo y, dicho sea de paso, para conseguir relativamente tan poco, por lo menos hasta ahora. Eso no creo que cambie. Ha habido algunas señales pragmáticas que fueron importantes, como por ejemplo, pese a la presión de Estados Unidos para que nos alejemos de China, incluir la cuestión del swap como una nueva línea roja que nos pone la Casa Blanca; Argentina respondió previo a la visita de Bessent renovando el swap. Digo afortunadamente porque lo último que nos faltaría era pelearnos en este contexto tan delicado con China, nuestro principal socio comercial, gran fuente de inversiones y financiamiento y la economía con la que más complementariedad tiene Argentina. También lo es para Uruguay, pero por supuesto que ustedes lo manejan de manera mucho más inteligente. Siempre doy a Chile y Uruguay como ejemplos de políticas exteriores exitosas por ser balanceadas y atravesar distintos signos políticos. No es el caso de Argentina. Así que vamos a ver mucho alineamiento con Estados Unidos y veremos con qué beneficios y hasta qué punto Milei va a estar dispuesto incluso a sacrificar y seguir sobreactuando en el sentido de llegar a complicar la relación con China, ojalá que no, pero es un escenario que no hay que descartar.
– La economía argentina creció 6,5% en el mes de enero. ¿Cuáles son las proyecciones para este año?. ¿Qué pasará en 2025 con la economía argentina después del fin del cepo?.
– Respecto a las proyecciones de crecimiento de la economía argentina, aún es muy temprano para hacerlas, porque hay tanta volatilidad y condicionamiento por lo que pasa en el exterior que nos impacta y nos puede impactar para bien y para mal, en principio para mal, como le está pasando a toda la economía global en esta nueva fase de la guerra comercial de Trump contra China, que está llevando la escalada a niveles inauditos. Nadie sabe a ciencia cierta cómo va a terminar. Por eso proyectar una meta de crecimiento va a estar muy condicionado por lo que pase afuera, aunque las proyecciones, tanto del FMI y del Banco Mundial, son buenas pese al actual contexto y en gran parte por las reformas que se están haciendo en la Argentina.
Lo triste en Argentina es que tampoco hay algo mejor por lo visto