El verano suele ser la temporada en la que más disfrutamos del sol, pero también es cuando debemos redoblar los cuidados de nuestra piel debido a la mayor exposición a la radiación ultravioleta (UV). Uno de los peligros que pueden surgir de esta exposición solar excesiva es el callo solar, una lesión cutánea que, si no se cuida adecuadamente, puede representar un riesgo importante para la salud.
¿Qué es un callo solar?
El callo solar es una lesión en la piel que ocurre como resultado de una exposición excesiva y repetida al sol. Se caracteriza por la acumulación de queratina, una proteína de la piel, en las capas superficiales. Esto da lugar a una zona de la piel gruesa, áspera, escamosa, de color rojizo o marrón, que generalmente aparece en áreas que suelen estar más expuestas al sol, como la cara, el cuello, los brazos y las manos.
Aunque el callo solar no es cáncer en sí mismo, es un indicio de daño acumulativo en la piel. Con el tiempo, estas lesiones pueden convertirse en un precursor de enfermedades más graves, como el carcinoma de células escamosas, que es un tipo de cáncer de piel no melanoma.
¿Por qué es peligroso?
Aunque un callo solar en sí mismo no es maligno, puede ser un signo de que la piel ha sufrido un daño acumulado debido a las exposiciones solares continuas. La dermatóloga Irati Allende explica que el bronceado extremo, es decir, la exposición solar sin protección, es una defensa del cuerpo ante el daño causado por los rayos UV, lo cual puede tener consecuencias a largo plazo.
El principal peligro de un callo solar es que indica un daño celular que puede acumularse con el tiempo y eventualmente dar lugar a condiciones más graves. Entre los riesgos más importantes se encuentran:
Carcinoma de células escamosas: Es un tipo de cáncer de piel no melanoma que puede desarrollarse a partir de un callo solar o de lesiones precoces en la piel.
Melanoma: Aunque menos frecuente, el melanoma es el tipo más grave de cáncer de piel. Se origina cuando un lunar o una lesión en la piel se vuelve canceroso y puede extenderse a otras partes del cuerpo, lo que lo hace mucho más peligroso.
Acumulación de mutaciones solares: Como señala la Dra. Allende, la piel tiene memoria y el daño solar se acumula con el tiempo. A pesar de que hoy en día tomemos precauciones, el daño previo no desaparece, por lo que es importante evitar la exposición continua y proteger nuestra piel desde una edad temprana.