Realizan acto preparatorio por los 50 años de los Fusilados de Soca

El 20 de diciembre de 1974 fueron hallados los cuerpos de cinco militantes del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros.

En el marco de las actividades preparatorias para conmemorar los 50 años de los Fusilados de Soca, el presidente de Crysol, Gastón Grisoni, destacó el trabajo realizado para mantener viva la memoria de este crimen y la importancia de seguir recordándolo.

Durante su intervención, Grisoni destacó que el acto de recordación se llevará a cabo el próximo 14 de diciembre en el memorial de los fusilados, ubicado en la intersección de la ruta 70 y la ruta 9, un lugar que en su momento fue un “campo, tierra de nadie” donde fueron hallados los cuerpos de cinco militantes del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, asesinados en 1974. Grisoni señaló que, si bien estos hechos ocurrieron hace 50 años, “cuanto más lo evocamos, más detalles escabrosos conocemos y nos horrorizamos con la misma nitidez con que ocurrió en aquel momento”. Además, destacó la relevancia que ha adquirido este crimen en la agenda del país, gracias al trabajo de recuperación de la memoria histórica, permitiendo que “las nuevas generaciones sepan qué fue lo que pasó”.

En su intervención, el presidente de Crysol recordó que el asesinato de Floreal García Larrosa, Héctor Daniel Brum, Graciela Marta Estefanel, María de los Ángeles Corbo de Brum, y Mirtha Yolanda Hernández fue parte del Plan Cóndor, un operativo represivo que se ejecutó en varios países de la región, bajo el cual los secuestrados fueron trasladados clandestinamente desde Buenos Aires a Uruguay. Este múltiple asesinato, según Grisoni, buscaba disfrazar la responsabilidad estatal al inducir que las muertes fueron consecuencia de un supuesto comando ultraderechista en represalia por la muerte del militar uruguayo Ramón Trabal. Grisoni compartió una experiencia personal de 1977, cuando, aún en prisión, un compañero le contó cómo había sido secuestrado en Argentina y trasladado a Uruguay, un relato que en aquel momento parecía increíble. “En pleno 77, en el penal, todavía no teníamos la certeza de que esto estaba ocurriendo”, relató.

Finalmente, el militante señaló que, a pesar de los avances en el esclarecimiento judicial y la instalación de la memoria en el relato colectivo, queda pendiente lograr que el memorial de los fusilados de Soca sea reconocido no solo en Uruguay, sino como un sitio de memoria del MERCOSUR. Una propuesta que, en su momento, fue planteada a Argentina, pero que hoy no cuenta con las condiciones políticas para ser promovida. Además de Grisoni, en la Mesa Redonda participaron la ex jueza Mariana Motta, el periodista Roger Rodríguez y el investigador Federico López Romanelli.

Los hechos

El 20 de diciembre de 1974, cinco cuerpos amanecieron tendidos junto a la ruta 70. Acribillados. Con los ojos vendados y las manos atadas a la espalda. Cubiertos de quemaduras. Torturados. Destrozados. María de los Ángeles, Héctor Daniel, Graciela, Floreal y Mirtha Yolanda, así se llamaban. Tenían entre 26 y 34 años. Eran militantes del MLN-Tupamaros. María estaba embarazada. Floreal y Mirtha tenían un hijo de tres años, Amaral, quien fue secuestrado junto con ellos.

El 8 de noviembre, mientras celebraban un cumpleaños en Argentina, fueron rodeados y capturados. Comenzó entonces un calvario de tortura que los llevó por varios centros de detención. Finalmente, fueron trasladados clandestinamente a Uruguay en el llamado vuelo cero, en los primeros tiempos del Plan Cóndor. Julio Abreu, el séptimo secuestrado, fue liberado bajo amenaza de muerte y no se atrevió a hablar sino hasta décadas después. Amaral fue entregado a una familia vinculada a represores argentinos, pero una década más tarde recuperó su identidad con la ayuda de Abuelas de Plaza de Mayo. Hoy vive en Uruguay con su verdadera familia.

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