La reciente aparición de restos óseos de una mujer afrodescendiente, hallados en Capurro y datados en más de 200 años, encendió una alerta en organizaciones y activistas afrodescendientes, entre ellas Atabaque, que han manifestado su preocupación sobre el tratamiento y destino final de estos vestigios históricos.
Mae Susana Andrade, referente de Atabaque, declaró a Diario La R que se trata de “restos óseos africanos de la época colonial; mujer afro adolescente fallecida en condiciones de violencia extrema, según los antropólogos actuantes”. Andrade enfatizó que estos restos son parte de lo Sagrado Afro y demandan un abordaje que contemple sensibilidad cultural y espiritual, además de concebir a las personas afrodescendientes como sujetos de derechos, no como objetos de estudio.
La activista subrayó la necesidad de evitar cualquier uso político de esta situación, advirtiendo sobre el riesgo de perpetuar lógicas racistas y humillantes: “Nuestro llamado de atención a las autoridades actuantes tiene que ver con la preocupación de que no se haga un uso político de la situación, a riesgo de repetir lógicas racistas y humillantes que contribuyan con un sistema de exclusión estructural y neocolonizador que permea nuestras democracias actuales”.
Llamado a un diálogo nacional
Desde Atabaque se propone detener las excavaciones en la zona, donde podría haber más restos de personas africanas esclavizadas, hasta que se alcance un consenso nacional sobre el destino final de estos hallazgos. Andrade sugirió la creación de un lugar de paz o territorio sagrado para su descanso final, tal como ocurre en países desarrollados que han avanzado en la reparación histórica por los genocidios africano e indígena. “Nuestra hermanita africana, a la que quisiéramos llamar África Libre por lo que supone simbólicamente, no debería ser movida hasta que se pueda despedir dignamente y en el transcurso no se repitan lógicas esclavistas”, indicó Andrade.
Comunicado de Atabaque
En un comunicado oficial, la organización expresó: “LOS CUERPOS DE PERSONAS ESCLAVIZADAS SE RESPETAN!! Dejamos en adjuntos proyecto enviado a autoridades departamentales de Montevideo y Canelones esta semana, luego continuaremos con el Parlamento en su nueva integración y otros departamentos, para conocimiento y eventual implementación o inicio de intercambio sobre este tema.”. La organización alertó sobre decisiones apresuradas que podrían revictimizar a la mujer encontrada, reiterando que es imprescindible “prever situaciones de improvisación o decisiones apuradas que revictimicen a nuestros muertos, repitiendo lógicas colonialistas de indignidad extrema y nuevamente violaciones a los DDHH y especialmente a lo Sagrado Afro”.
El caserío
El hallazgo de los restos se produjo en el sitio conocido como Caserío de los Negros o Caserío de Filipinas, un predio que operó durante las últimas décadas del siglo XVIII y las primeras del XIX en el territorio del actual Uruguay. Su ubicación precisa fue junto al Arroyo Miguelete, en las afueras de la ciudad colonial, en lo que hoy corresponde al barrio Capurro. Fue construido en 1787 por solicitud del Cabildo de Montevideo, como parte de un acuerdo comercial con la Real Compañía de Filipinas, una de las empresas españolas dedicadas al tráfico de personas africanas esclavizadas desde las costas de África hacia América y Europa.
Este lugar funcionaba como un espacio de cuarentena para los esclavos que ingresaban al puerto de Montevideo, antes de ser distribuidos hacia distintos puntos del Virreinato del Río de la Plata. El caserío representa un crudo testimonio de la trata transatlántica y del rol de Montevideo como puerto clave en el tráfico de personas esclavizadas.