Se dice que este bocadillo data de la dinastía Qin, aunque algunos historiadores sugieren que podría ser aún más antiguo. En aquella época, el pan plano utilizado, conocido como «mo», se hacía con una mezcla de harinas de trigo y cebada y era uno de los alimentos básicos de la región.
La carne que acompaña al pan, generalmente cerdo, se cocina lentamente con una mezcla de especias y salsas, creando un relleno jugoso y sabroso. La palabra «Rou» significa carne, y «Jia Mo» se puede traducir como «pan relleno». Este sencillo pero delicioso platillo se convirtió en una parte integral de la dieta diaria de los habitantes de Shaanxi y se transmitió de generación en generación.
A pesar de su larga historia, el Rou Jia Mo no ganó reconocimiento mundial hasta hace relativamente poco tiempo. En las últimas décadas, con la globalización y el creciente interés por la cocina internacional, este bocadillo ha comenzado a ganar popularidad fuera de China.
En el país asiático, el Rou Jia Mo es un elemento básico de la comida callejera. En las agitadas calles de Xi’an, la capital de Shaanxi, se pueden encontrar vendedores ambulantes que preparan estos bocadillos a la vista de los que pasan por allí. La popularización del Rou Jia Mo también se debe a la emigración de los chinos a otras partes del mundo, llevando consigo sus tradiciones culinarias.
La preparación del Rou Jia Mo puede parecer sencilla, pero cada paso es crucial para lograr ese sabor auténtico que lo caracteriza.
Para el pan necesitamos harina de trigo, agua, levadura y una pizca de sal. Mezclamos la harina, la levadura y la sal en un bol grande. Añadimos el agua poco a poco y amasamos hasta obtener una masa suave y elástica. Cubrimos la masa con un paño húmedo y dejamos reposar durante una hora para que fermente. Luego, dividimos la masa en porciones individuales y formamos discos planos. Calentamos una sartén sin aceite y cocinamos los discos a fuego medio hasta que estén dorados por ambos lados, aproximadamente 5 minutos por lado.
Para el relleno de carne, necesitamos carne de cerdo, aceite, ajo, salsa de soja, azúcar, anís estrellado, sal y agua. Calentamos el aceite en una olla grande y añadimos el ajo previamente picado. Luego agregamos la carne de cerdo cortada en trozos pequeños. Añadimos la salsa de soja, el azúcar, el anís estrellado y la sal. Cubrimos con agua y cocinamos a fuego lento durante unas dos horas, o hasta que la carne esté tierna y se deshaga fácilmente.
Para armar el Rou Jia Mo, abrimos los panes por la mitad y los rellenamos con la carne cocida. Se le suele agregar cilantro fresco o cebolla picada al final.
Aunque el Rou Jia Mo tradicional se hace con carne de cerdo, existen numerosas variaciones de este bocadillo, dependiendo de la región y las preferencias personales. En algunas áreas, se utiliza carne de cordero en lugar de cerdo, lo que le da un sabor completamente diferente pero igualmente delicioso. Esta versión es especialmente popular en las regiones con una fuerte influencia musulmana. Otra variante interesante es el Rou Jia Mo vegetariano, donde la carne se reemplaza por una mezcla de tofu marinado, hongos y verduras. Esta opción no solo es apta para vegetarianos y veganos, sino que también ofrece diferentes sabores y texturas que no tienen nada que envidiar a la versión original.
En algunas partes de China, también se pueden encontrar versiones más modernas del Rou Jia Mo, que incluyen ingredientes como pollo, pescado e incluso mariscos. Estas versiones reflejan la creatividad y la adaptabilidad de la cocina china, que siempre está evolucionando y experimentando con nuevos sabores e ingredientes.
El Rou Jia Mo es más que un simple bocadillo, es un reflejo de la rica historia y cultura de China. Cada bocado cuenta una historia de tradición y herencia, de cómo un plato sencillo puede evolucionar y adaptarse a través del paso del tiempo, y de cómo la comida puede ser un puente que une a las personas en todo el mundo.
En conclusión, el Rou Jia Mo es una muestra perfecta de cómo un plato tradicional puede trascender fronteras y convertirse en un favorito global. Su rica historia, su delicioso sabor y su versatilidad lo convierten en una verdadera joya de la gastronomía china.
