Ruido blanco: sonido con estimulación neuronal que ayuda a dormir

La generación Z tiende a depender de este recurso para conciliar el sueño.

El ruido blanco se define como una señal sonora que abarca todas las frecuencias con la misma intensidad de sonido. El ruido blanco provoca que el nivel del umbral auditivo llegue a su máxima velocidad, lo que implica que, en presencia de estos sonidos de fondo, los estímulos auditivos más potentes no logran estimular la corteza cerebral durante el sueño.

Ejemplos de un ruido blanco pueden ser: el sonido del televisor a un volumen moderado, la radio sin sintonizar o también el ruido constante y uniforme de un aire acondicionado. Estos sonidos generan que algunas personas consigan dormirse más rápido. Otro caso puede ser el sonido de la lluvia o el ventilador.

Según los expertos, el ruido blanco es el ideal para enmascarar o tapar otros sonidos provenientes del ambiente, como autos, una construcción o el ladrido de un perro. Ya que el oído es el único de los sentidos que se mantiene funcionando incluso en el sueño, el ruido blanco sirve para bloquear otros sonidos cuyas frecuencias son alteradas y pueden estimular la corteza cerebral.

A pesar de su tendencia y de numerosos artículos que hablan de la efectividad y beneficios del ruido blanco para dormir mejor, no hay suficientes investigaciones científicas que lo demuestren. Por lo que los especialistas aseguran que solo se trata de “un truco para dormir”, señalan que lo importante es tener una rutina o patrón de sueño estable.

Una reciente encuesta realizada por Talker Research demostró que casi la mitad de los más jóvenes de la Generación Z (nacidos entre 1997 y 2012) dependen del ruido blanco u otros sonidos para conciliar el sueño. La muestra de la encuesta reveló que el 49% de los nacidos entre 1997 y 2006 utilizan este tipo de estímulos sonoros para dormir, una cifra significativamente superior a la de otras generaciones.

De acuerdo con los resultados, los millennials (nacidos entre 1981 y 1996) y la Generación X (1965-1980) también mostraron una alta dependencia del ruido blanco, con un 41 % y un 40 % respectivamente. Según conclusiones de científicos, la alta dependencia podría estar relacionada con la constante exposición a entornos digitales. Ya que es una generación que creció rodeada de estímulos provenientes de teléfonos inteligentes, computadoras y otros dispositivos electrónicos, lo que ha condicionado sus mentes a necesitar un ambiente sonoro para relajarse.

En cuanto a sus contraindicaciones, el ser humano cuenta con un número limitado de 10.000 células ciliadas, las encargadas de captar el sonido. Estas son las que reciben los sonidos de alta frecuencia y, con el envejecimiento, comienzan a fallar. Por lo que se advierte, el ruido blanco aplicado cada noche durante el sueño por mucho tiempo podría afectar estas células.

Finalmente, como reflexión, escuchar música antes de ir a dormir puede ayudarnos a relajarnos y, como consecuencia, puede facilitar la conciliación del sueño. Sumado a estos beneficios, su uso es relativamente sencillo y económico, por lo que podría tener mayores ventajas en comparación con el uso de otros métodos.

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