Seregni es de todas y todos

La historia del Frente Amplio está signada por un largo proceso de acumulación socio – política, con históricas victorias y también amargas derrotas que puestas hoy en perspectiva, fueron determinantes para templar las fuerzas, reagruparlas, organizar la resistencia y continuar la lucha cada vez.

Acaso el germen fundacional de esta fuerza política fue su inquebrantable voluntad de luchar en la adversidad, de no rendirse jamás, de buscar salidas colectivas, construyendo siempre en base a la unidad sin exclusiones y combatiendo la desigualdad y la injusticia.

En el pensamiento de Rodney Arismendi, Juan Pablo Terra y Zelmar Michelini puede resumirse la síntesis de esa idea superior que el General Seregni supo encarnar con generosidad, amplitud y valentía, cada vez que debió impulsar una acción de las fuerzas populares o resistir un avasallamiento de los círculos de poder dominantes.

Por eso, para interpretar la realidad debemos incorporar en el análisis de la misma los procesos históricos, sus consecuencias y la multiplicidad de factores que nos conducen por un camino en el que tomamos decisiones, que pueden acercarnos o alejarnos de la identidad que pretendemos asumir.

Porque no es posible hacer un traslado antojadizo de aquellas síntesis forjadas en la lucha, a estas nuevas construcciones políticas, legítimas por cierto, pero que deben tener en la práctica política un correlato con las ideas y valores que se invocan.

Eso es lo que juzgará la gente, la coherencia entre lo que se piensa, lo que se dice y lo que se hace, porque no hay una transmisión automática ni un legado pontificio. Mucho menos existen herencias unipersonales de los valores colectivos concebidos en los procesos de movilización popular. 

Son nuestras prácticas cotidianas y acciones políticas las que hablan por nosotros. La autoproclamación solo nos conduce a disputas que no acumulan en el camino de la unidad y fomentan falsas oposiciones, dañinas para una fuerza política que se presenta como alternativa al modelo neoliberal, en términos económicos, políticos, sociales y culturales.

Hay Seregnismo en todo el Frente Amplio, porque Seregni fue “el General del Pueblo” y por tanto son miles y miles de frenteamplistas que se identifican con su acción y pensamiento en diferentes agrupaciones y sectores. Reivindicarlo es un acto de justicia con la historia; pretender apropiarse en exclusividad de su figura es solo un acto voluntarista, porque será la gente la que evaluará si nuestras acciones se corresponden con las consignas que impulsamos.

Seregni siempre creyó en la movilización del Pueblo. En ese discurso inspirador de maravillosas gestas, de marzo del 71, señaló: “El Frente Amplio nace del pueblo y se nutre con el pueblo, del pueblo que no perdió las esperanzas en el destino del Uruguay. Por eso estamos aquí, porque al pueblo oriental no lo doblega el despotismo, porque somos empecinados, y nos reunimos en la calle, porque la calle es nuestra.”

Ese fragmento, dicho en una coyuntura particular en la que las instituciones democráticas estaban siendo amenazadas y la sociedad se rebelaba ante la prepotencia y el autoritarismo, bien podría aplicarse a la lucha en la calle en plena pandemia -con restricciones que limitaron la movilización-, para conseguir las firmas y convocar al Referéndum contra los 135 artículos de la LUC.

Por eso, es difícil concebir el “Seregnismo” desde una perspectiva de gestión administrativa de la política. Y más difícil aún es imaginarse un “Seregnismo auténtico” si en esa síntesis no está reflejado el pensamiento de todas las referencias políticas, que propiciaron el nacimiento del Frente Amplio.

Los procesos no son lineales, no pueden precipitarse ni tampoco repetir experiencias del pasado que resultaron frustrantes por falta de debate colectivo. Las razones de oportunidad política o electoral son subsidiarias a la construcción natural, que surge de la confluencia de ideas, de una mirada estratégica común con objetivos compartidos y de la práctica concreta, con fraternidad y lealtad para que los acuerdos tengan estabilidad, credibilidad y le aporten valor a nuestra fuerza política.

El Seregnismo estuvo en la recolección de firmas, en la construcción de una alternativa, resistiendo a las políticas regresivas y enfrentando la reforma de la seguridad social de este gobierno, representado por la gente movilizada. Ese es el correlato de este tiempo con la historia. A partir de allí, de la resistencia, de la lucha y de la movilización popular continuará su camino hacia la construcción de la sociedad que queremos, más libre, más igualitaria y más humana.

El Seregnismo vive en cada uno y cada una de las frenteamplistas, porque Seregni es de todas y todos.

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