En el marco del estudio del proyecto de ley de “muerte digna” la comisión de Salud Pública del Senado recibió al arzobispo de Montevideo, cardenal Daniel Sturla tras haber solicitado audiencia para dejar constancia de su posición contraria a la iniciativa.
En el encuentro, Sturla reconoció que era la primera vez que comparecía ante una comisión del parlamento, aspecto que fue reconocido por los integrantes de la Comisión como una señal de . El religioso dejó copia del último documento de los obispos del Uruguay sobre este tema, con un código QR para poder acceder al documento completo y mencionó una cata que firmaron unos mil profesionales de la salud contrarios al proyecto.
El proyecto de ley de muerte digna (eutanasia) fue aprobado por la Cámara de Diputados en agosto de este año (por 64 votos en 93) y también en la Comisión de Salud del Senado ayer martes, para su consideración en el pleno de la Cámara Alta.
La iniciativa, que legalizaría la eutanasia y el suicidio médicamente asistido para personas con sufrimiento insoportable de enfermedades graves o incurables, busca una mayoría asegurada en el Senado y se espera que obtenga sanción definitiva antes de fin de año.
Según la versión taquigráfica, Sturla manifestó que el “gran problema del Uruguay es de carácter espiritual” y que el “drama de nuestra gente es la falta de sentido de la vida”. Respecto al proyecto, indicó que desde su punto de vista “el tema de fondo no es eutanasia sí o eutanasia no” y afirmó que “aunque se pretenda dar un paso adelante en humanidad y en libertad, me parece que lejos de garantizarlas, se pone a las personas más vulnerables en situaciones de mayor presión”. “El drama espiritual que vive nuestro país lo veo en manifestaciones muy claras, algunas muy patentes porque hay estadísticas que lo confirman: baja tasa de natalidad y alto índice de suicidio. Estos dos elementos deberían hacernos abrir los ojos como nación, pero además está la violencia creciente en la sociedad, unida al tema de las adicciones”, afirmó.
Para el cardenal, con esta ley “el mensaje que dará el Parlamento es que se promueva la muerte y no la vida, que hay vidas descartables, y que hay vidas dignas de ser vividas y otras que no”. “Más aún, si consideramos el título (muerte digna) el mensaje sería que hay muerte digna si opto porque me apliquen esta ley, y muerte, no sé si llamarla indigna o primitiva, si no opto por ella”.
“El título de esta ley para mí tendría que ser: la eutanasia es muerte digna, eliminemos el sufrimiento-eso lo queremos todos- por la vía más fácil y más barata”, agregó.
Por otra parte, señaló que “los cuidados paliativos son una obligación ética, médica y social, no deben ser un privilegio para algunos, sino un derecho para todos. Esto refleja la experiencia concreta de tantas familias y profesionales que saben que acompañar hasta el final con humanidad y compasión siempre es la mejor respuesta y la más humana para lidiar, acompañar, cuidar y reconocer al otro como ser vivo”.
Sturla manifestó que la aprobación de esta ley “nos puede llevar a una pendiente resbaladiza, porque es obvio que habrá situaciones trágicas, dolorosísimas, pero esto abre una pendiente que puede ser muy trágica” y se preguntó, después que se apruebe la eutanasia, “¿por qué no seguir con leyes que eliminen la vida de quienes padecen diversos tipos de enfermedades que se entiende pueden afectar su dignidad?”. Puso como ejemplo que en el Cottolengo Don Orione hay un sector con chicos que tienen parálisis cerebral. “Con esos chicos ¿qué hay que hacer?¿hay que darles una inyección porque no van a tener ningún desarrollo en su vida más allá de dar trabajo o de que puedan tener algún pequeñísimo cambio o alguna respuesta mínima de afecto?”. También puso como ejemplo, las cárceles uruguayas donde, dijo, en base a expresiones del excomisionado parlamentario, “el 40 % de los reclusos tiene trato cruel, inhumano y degradante; entonces ¿qué hacemos? Si están sufriendo un trato cruel, inhumano y degradante ¿no valdría más la pena de muerte?”.
Sturla reconoció que el proyecto se aprobará porque “están los votos” en el Senado y “salió no sé por qué mayoría de la Cámara de Representantes” y también “están las encuestas” pero sostuvo que la “mayoría de la gente no tiene claro la diferencia entre eutanasia y cuidados paliativos”.
Por eso, planteó que “habría que seguir trabajando, por lo menos, darnos cinco años para reglamentar, vivir y aplicar los cuidados paliativos” y “después de cinco años, si quieren, sigamos con el tema”. El arzobispo insistió con el nombre de la ley porque a su juicio “llamarla muerte digna me parece que es un eufemismo que no corresponde” porque “lleva a una confusión radical para la gente”.
“Es decir, querés morir dignamente, sos un tipo civilizado; la eutanasia es el camino, pero si querés morir a la antigua, si querés algo más primitivo, aceptá los cuidados paliativos. Me parece que si la ven a aprobar debería llamarse ley de eutanasia”.
Con respecto a la carta de los médicos, indicó que se dice “de un modo claro que no se puede ir contra el juramento hipocrático ni contra el Código de Ética Médica”. Alegó también que “nadie quiere que alguien sufra y nadie quiere sufrir, entonces, aplicamos la eutanasia, pero no se tiene en cuenta que los cuidados paliativos, aun la sedación final que se le puede dar a una persona, es éticamente aceptable, porque la sedación final lo que busca es aliviar el sufrimiento y no procurar la muerte”.
Como conclusión, Sturla dijo que es “optimista de que esta ola va a pasar” porque en definitiva, el “ser humano va a terminar defendiendo el carácter sagrado de la vida, porque eso es lo que está en las entrañas mismas de nuestra naturaleza”. En un mensaje final dirigido a los legisladores, les manifestó “hoy tienen en sus manos la posibilidad de dar un mensaje claro: en Uruguay, nunca se abandona a nadie, la vida siempre vale, la justicia no es eliminar al que sufre, sino estar junto a él hasta el último aliento”.

“Se llamaba Wilson”
Durante la audiencia, el arzobispo recibió algunas preguntas. El senador Carlos Camy preguntó al arzobispo si admitiría alguna excepción, por ejemplo, en el caso de enfermedades como el ELA a lo que Sturla recordó que el Código Penal “habla de muerte piadosa”. Es el caso del “homicidio piadoso, como algo que en una situación dramática una persona podría cometer y que no tendría un castigo penal”. No obstante, alertó que “si se acepta el principio de que si uno tiene un sufrimiento que es insoportable, se puede pedir la eutanasia, después dónde está el límite que se pone”. Con respecto al ELA recordó el caso de Diego Achard quien “hasta el último momento vivió sin poder mover siquiera la cabeza” y que murió el día que terminó de escribir el libro “Se llamaba Wilson”. “Hasta el último momento tuvo un motivo para vivir, más allá del amor de los suyos, que era terminar de escribir o de dictar el libro sobre Wilson”, afirmó. Sturla reconoció que “hay mucha confusión” y que si bien la Iglesia “rechaza el ensañamiento terapéutico”, también “es concorde con que haya una sedación final”. Contó el caso de una joven con una enfermedad terminal a quien los médicos ofrecieron sedarla para evitar el sufrimiento y “se la sedó”. “Está perfecto, era el final del camino y se la sedó para que no sufriera la angustia del ahogo –todos estamos de acuerdo- pero tuvo una atención de cariño y de amor por parte de los suyos, pero también del personal médico, que fue excepcional”, afirmó. Para Sturla, la población en general “no considera el tema de los cuidados paliativos ni tiene claro que la sedación final en el caso de muerte es éticamente –al menos desde el punto de vista católico- aprobada porque entendemos que es lo correcto”.


¿Por qué esperar 5 años? Hay cosas comprensibles en lo que dice, pero cabe una pregunta, la misma que nos podemos plantear en el caso del aborto. Todos los delitos son pecados? Seguro que sí? Todos los pecados son delitos? Obviamente no. Para musulmanes y judíos comer carne de cerdo es un pecado, para para los cristianos no. Para muchos cristianos (católicos, ortodoxos, protestantes) el aborto es pecado, pero para quienes no profesan esas creencias no.