Suicidio adolescente: una epidemia silenciosa

En el marco del Día Mundial de la Salud Mental, el Ministerio de Salud Pública (MSP), la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) y la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) lanzaron guías para el abordaje y la prevención del suicidio en adolescentes. 

A su vez se presentó el estudio denominado “Suicidio en adolescentes en Uruguay: un análisis desde el sistema de salud”, elaborado por el MSP y el BID. El mismo establece que el suicidio es un grave problema de salud pública, con un alto impacto en los ámbitos familiar, social, comunitario y económico. Además, allí se explica que estos eventos constituyen, sin excepción, un acto en extremo trágico. El informe también indica que, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) del año 2021, más de 700 mil personas se suicidan cada año. Entre los jóvenes de entre 15 y 29 años, esta constituye la cuarta causa de muerte en el mundo.

El estudio indica que dentro del continente americano, Uruguay presenta una de las tasas de suicidio más altas. En el año 2021 se suicidaron 758 personas, lo que representa la tasa más alta en los últimos 25 años (21,39 cada 100 mil habitantes y a la vez si bien se registra un aumento en esta causa de muerte en todos los grupos edad, los más jóvenes son los que presentan el incremento más marcado. Las cifras oficiales muestran que, en Uruguay, en el año 2021 se suicidaron 42 adolescentes de entre 15-19 años, ubicando al suicidio como la primera causa de muerte en esta franja.

El estudio indica que las muertes por suicidio de personas de 19 años y menos fueron 28 (2018), 34 (2019), 45 (2020) y 42 (2021).

Si observamos la gráfica de suicidios entre 2018 y 2021, en cuanto a los meses en que se producen en jóvenes y adolescentes, la mayor cantidada de autoeliminación se ve en junio, agosto y diciembre. Esta es una constante en todos los años mencionados. Por departamento entre los años mencionados, la mayor cantidad de suicidios sucedió en Montevideo, seguido por Canelones y Salto. Es de destacar que en Flores no se registró ninguna autoeliminación en este período y la mayor parte de los decesos ocurrieron en el hogar de la persona.

El total de los adolescentes que se suicidaron entre 2018 y 2021 eran de nacionalidad uruguaya. La mayoría de ellos (95%, 141) era de raza blanca y su estado civil era soltero (95%, 142). En cuanto al sexo de los adolescentes, 72% (107) eran varones y 28% (42) mujeres. La edad media era de 17.2 (Mín: 12, Máx: 19) años.

Respecto a la situación laboral de los adolescentes, 47% (70) no trabajaba. Es importante precisar que en 46% (68) de los certificados de defunción estudiados para el informe, no se consignaron datos sobre situación laboral. Algo similar ocurre respecto a la información sobre instrucción formal de los adolescentes: en el 77% (115) de los certificados no se registró información sobre este punto. La mayoría de los adolescentes para los que se cuenta con información habían culminado el nivel de educación primaria, pero no el nivel secundario.

Casi la mitad de los adolescentes contaban con cobertura asistencial por Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE) (46%, 69); 16% (24) se atendían en mutualistas, y no se dispone de datos para el 38% (56) restante de los casos. En la mayoría de los certificados de defunción analizados (92%, 137) no se completó la información correspondiente a su estado de salud; en 7 certificados se registró abuso de sustancias, en 3 depresión, 1 problemas psiquiátricos, y 1 problemas familiares.

La mayoría de las muertes fue por ahorcamiento, seguida (pero muy de lejos) por disparos de armas de fuego. 

De las historias clínicas estudiadas de los suicidas en 6 historias clínicas se incluye información sobre antecedentes familiares de patología mental o suicidio. 

En 11 historias clínicas se registró información sobre antecedentes de violencia y/o abuso sexual. Según estos registros, 8 (73%) adolescentes fueron víctimas de violencia y/o abuso sexual. Respecto a otros posibles eventos vitales adversos, en 12 historias clínicas se incluyó información sobre eventos que refieren a: conflictos y/o desvinculación familiar (6), fallecimiento de familiares (3), situación de calle y/o institucionalización (3), enfermedad de familiares (1), accidentes de tránsito (1), bullying (1), embarazo no deseado (1), migración (1). En 5 de esos casos se reporta más de un evento vital adverso. Y en 9 historias clínicas se incluyó información sobre autolesiones y 15 se encontraron referencias a ideación suicida.

Las conclusiones

Los participantes profesionales de este estudio tienden a coincidir en percibir continuidades y también cambios en la situación de los adolescentes uruguayos. Se señala que la pandemia vino a agravar una situación que se estaba armando. Entienden que se habría verificado un incremento relevante de las consultas con profesionales de la salud mental. Quienes trabajan en ASSE destacan el incremento de las lesiones auto infringidas (“se incrementaron las autoagresiones, cortes”, “ha aumentado en forma increíble y ha disminuido la edad”), así como el consumo problemático de sustancias psicoactivas, especialmente alcohol y marihuana y, con menor frecuencia, de otras sustancias y hay naturalización del consumo de alcohol. También algunos de estos profesionales destacan la deserción del sistema de educativo, que suele no ser acompañada por la realización regular de otras tareas (“se pasan en redes, durmiendo”), lo que, con frecuencia, correlacionaría con el consumo de sustancias psicoactivas. 

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