La periodista y escritora Teresa Donato presentó su nuevo libro Desaparecida dos veces, una obra que reconstruye la historia real de Ana María, una mujer que militó en la organización Montoneros y que logró sobrevivir al terror de la clandestinidad, el secuestro y la tortura durante la última dictadura militar argentina. El libro, señaló la autora, busca convertirse en “una pieza necesaria para repensar la historia del país sin dramatizaciones ni simplificaciones sobre la militancia armada”.
La obra se sumerge en el trauma profundo que marcó la vida de Ana María, con un relato que se enfoca en la dureza cotidiana de quienes vivieron en fuga permanente. Donato contó que la protagonista le pidió explícitamente que escribiera su historia, luego de que su propio hijo —ya adulto— le confesara que no tenía “el coraje de escucharla en vivo, frente a frente”. Esa declaración, relató la escritora, fue el impulso definitivo para trasladar a la palabra escrita una experiencia que, durante décadas, permaneció en silencio o apenas en fragmentos.
Donato explicó que buscó meterse en la “entraña de la cotidianidad” de esa vida marcada por el miedo, la pérdida y la incertidumbre. “Quise mostrar lo que significaba esconderte, escaparte con un hijo, siendo viuda, teniendo miedo de que te agarren, de que te maten. Ese miedo permanente que no se ve en las grandes narraciones”, sostuvo.
Ana María quedó viuda tras la muerte de su pareja en un enfrentamiento y pasó inmediatamente a la clandestinidad junto a su hijo pequeño. Durante tres años vivió desplazándose de casa en casa, cambiando identidades, evitando controles y sobreviviendo en un círculo estrecho de militantes que también huían. Finalmente, fue secuestrada por las fuerzas represivas, pero logró salvarse en circunstancias que el libro reconstruye con precisión y sensibilidad, evitando la espectacularización del horror.

Donato destaca a Ana María como “una nena con la semilla de querer cambiar el mundo”, una definición que permite comprender la mezcla de idealismo juvenil, vulnerabilidad y responsabilidad extrema que marcó a muchos militantes de los años setenta. Sin embargo, la obra también cuestiona las estructuras que rodearon esa militancia, ofreciendo una mirada menos épica y más humana, atravesada por la ambivalencia, la culpa y la dificultad de sobrevivir a la violencia política.
Desaparecida dos veces se presenta así como un aporte relevante al debate sobre memoria, militancia y trauma. Donato propone una narrativa donde las víctimas no son figuras estáticas sino personas complejas, con historias fragmentadas que aún hoy demandan ser contadas y escuchadas sin intermediaciones idealizantes.
La autora destacó que el libro es una oportunidad para «romper con el discursito armado» y «volver a pensar y a mirar la historia con otros ojos», después de décadas donde los sobrevivientes fueron juzgados por sus propios pares, incluso siendo acusados de ser «entregadores».
La obra, escrita en primera persona por Ana María, tiene una estructura de conversación entre la protagonista y Donato, quien se coloca en el lugar de un lector que cuestiona y pregunta, buscando la verdad detrás del «pacto de lealtad».
Por último, la periodista confesó que la historia le «atravesó el cuerpo» y que el proceso fue doloroso para Ana María, quien debió revisar su pasado, dándose cuenta, por ejemplo, de que había sido violada: «Ella no lo entendía que había pasado» porque «cuando vos estás bajo secuestro nada de lo que hagas es voluntario». Sin embargo, a pesar del dolor, Ana María buscó saber «quiénes éramos» a través de la relectura de materiales de su época.
Con un enfoque íntimo y comprometido, el libro invita a una relectura crítica del pasado reciente argentino. En tiempos donde persisten discusiones sobre el sentido de la memoria, la obra de Donato vuelve a colocar en escena la voz de quienes atravesaron la peor etapa del terrorismo de Estado y sobrevivieron para contarla, aunque no siempre encontraron en su entorno el lugar para hacerlo.

