Comienzo aclarando que mi crianza fue en un hogar mixto desde el punto teológico mi madre católica practicante si así se le puede llamar y mi padre ateo.
De ese boniato filosófico salió un agnóstico que parece que intenta escribir este editorial de opinión personal y muy subjetivo que pasó a compartir.
El Papa Francisco ha emergido como una figura central en el escenario religioso y social contemporáneo, destacándose por su labor pastoral y su firme compromiso con el diálogo interreligioso y la promoción de la paz. Desde que asumió el papado en 2013, ha demostrado una notable fortaleza y determinación en su misión de acercar la Iglesia a las realidades complejas y desafiantes del mundo actual. Su enfoque humanitario y su capacidad para conectar con las personas han sido fundamentales en su trayectoria.
La labor pastoral del Papa Francisco se ha caracterizado por su deseo genuino de construir puentes en lugar de muros. Su enfoque ha estado marcado por la búsqueda de la inclusión y la promoción de la justicia social en todas sus formas.
A lo largo de su pontificado, ha llevado a cabo numerosas visitas a comunidades marginadas, refugiados y personas en situaciones de vulnerabilidad, transmitiendo un mensaje de esperanza, compasión y solidaridad. Su capacidad para escuchar y dialogar con quienes sufren ha resonado profundamente en muchas personas, convirtiéndose en un símbolo de compasión y amor en tiempos difíciles, cuando la desesperanza y la división parecen prevalecer.
La promoción del diálogo interreligioso ha sido otro de los pilares fundamentales en la labor del Papa Francisco.
A lo largo de su pontificado, ha trabajado incansablemente para fomentar la comprensión y el respeto mutuo entre diferentes tradiciones religiosas. Su histórica visita a Egipto en 2017, donde se reunió con líderes musulmanes y cristianos, es un claro ejemplo de su compromiso por construir la paz a través del entendimiento intercultural.
Este enfoque no solo busca mitigar tensiones, sino también resaltar la importancia de la unidad en la diversidad, un mensaje crucial en un mundo a menudo dividido por conflictos religiosos y culturales. Su disposición para entablar conversaciones con líderes de diferentes religiones subraya su creencia en la capacidad del diálogo para transformar sociedades y resolver disputas.
A pesar de los riesgos inherentes a su papel y las críticas que ha enfrentado a lo largo de su pontificado, el Papa Francisco ha mantenido una postura firme y decidida. Es plenamente consciente de las amenazas a su seguridad, pero ha continuado su labor sin temor, entendiendo que su misión y su vocación son más grandes que cualquier peligro personal.
Su valentía para abordar temas controversiales, como la pobreza sistémica, el cambio climático y los abusos dentro de la Iglesia, demuestra su compromiso inquebrantable con la verdad y la justicia. Este enfoque proactivo le ha permitido no solo enfrentar los desafíos, sino también inspirar a otros a seguir su ejemplo y actuar con integridad y compasión.
El Papa Francisco ha consolidado su legado como un líder de fortaleza y compromiso, tanto en su labor pastoral como en su búsqueda incansable de la paz y el diálogo interreligioso. Su capacidad para inspirar a otros a actuar con compasión y humanidad, incluso en los momentos más desafiantes, lo convierte en una figura relevante y necesaria en la historia contemporánea.
La influencia del Papa Francisco se extiende más allá de las fronteras de la Iglesia, invitando a cada uno de nosotros a participar en la construcción de un mundo más pacífico y armonioso.