Una semilla uruguaya germinó en Guatemala

César Bernardo Arévalo acaba de ser elegido por el pueblo guatemalteco presidente de la República en las elecciones que se celebraron ayer, 20 de agosto de 2023. Arévalo, sociólogo y antropólogo, fue el candidato de un partido político progresista, el Partido Semilla, que se caracteriza por el combate a la corrupción y al crímen organizado. Ese mal ha estado profundamente instalado en los gobiernos y en la sociedad civil guatemalteca.

Nació en Montevideo el 7 de octubre de 1958 a raíz del exilio forzoso de sus padres. Su papá es recordado como uno de los más importanes presidentes democráticos de Guatemala. Accedió al gobierno con posterioridad a la Revolución del 20 de Octubre de 1944, cuando militares nacionalistas, estudiantes y trabajadores llevaron a cabo un alzamiento que derrocó el gobierno de Federico Ponce. Este hecho permitió que por primera vez en la historia de la República de Guatemala se celebraran elecciones libres, dando lugar a un período que es recordado como Los Diez Años de Primavera o también La Edad de Oro. El primer presidente democrático tras la revolución de octubre fue Juan José Arévalo Bermejo, papá de Bernardo, quien tuvo profundos vínculos con el Río de la Plata, pues obtuvo su doctorado en Filosofía y Ciencias de la Educación en la Universidad Nacional de La Plata en Argentina, fue profesor en la Universidad Nacional de Tucumán y en la Universidad de Buenos Aires, Secretario de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de La Plata.

Pero más allá de sus antecedentes académicos, fue quien fundara el Ministerio de Trabajo, el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social y la Colonia llamada El Maestro. Se comprometió con el desarrollo moral de Guatemala y fue un incansable defensor de las libertades civiles, padeciendo de los prejuicios del macartismo que para entonces gobernaba los Estados Unidos. El arevalismo fue percibido como un movimiento afín al comunismo y ello explica parcialmente la gran cantidad de intentos golpistas que se sucedieron a lo largo de su gobierno. En 1948 el gobierno de Arévalo promulgó la ley de Emisión del Pensamiento de Guatemala, que promovía la libertad de expresión y en 1949 alentó la creación del Partido Guatemalteco del Trabajo. En esencia el arevalismo promovía el desarrollo de un modelo socialdemocráta, con una ampliación genuina de la libertad política de expresión y de organización. Promovió el surgimiento de organizaciones populares y leyes laborales para defender a los sectores vulnerables. Entregó su gobierno al coronel Jacobo Arbenz en 1951, y a partir de ese momento se desempeño como embajador itinerante. Tras la caída de Arbenz, Arévalo llegó a Montevideo en 1958, donde residió un tiempo al igual que el depuesto presidente JacoboArbenz, publicando una serie de artículos de actualidad en el Semanario Marcha. Ambos ex mandatarios recibieron el cariño solidario del Uruguay mientras permanecieron exilados en estas tierras.

César Bernardo Arévalo es sociólogo y antropólogo y se vinculó al Movimiento Semilla el cual intentó acceder por primera vez a la presidencia en 2019, bajo la conducción de Thelma Aldana, quien fuera una muy popular fiscal del Ministerio Público que denunció los casos de corrupción que condujeron a la caída del Gobierno de Pérez Molina. Aunque al Partido Semilla se le coartó el derecho de participar en esas elecciones, logró representación en el Congreso de la República, a través de una presencia modesta pero cualitativamente significativa: siete asientos de un total de cientocincuenta. Esa presencia muy minoritaria fue fundamental para lograr la visibilidad necesaria para avanzar en la instalación de una agenda política que ha desembocado en la realidad presente. 

Bernardo Arévalo se vincula al movimiento Semilla, pero además de ser un claro defensor de la transparencia y la lucha contra la corrupción, promueve la importancia de desarrollar políticas públicas en el campo de la seguridad ciudadana. Para ello es partidario de mejorar la presencia del Estado en la lucha contra el crimen organizado, combatir el reinado hegemónico de las pandillas en las cárceles guatemaltecas y desarrollar un plan articulado para desmantelar las organizaciones mafiosas que asolan a su país. 

Deberá enfrentar la forrmidable resistencia de una estructura de poder corrupta, profundamente arraigada en la sociedad guatemalteca, vinculada al tráfico de influencias, al poder económico y en buena medida, a la connivencia entre gobiernos corruptos y el crímen organizado.

No obstante, su acceso al gobierno de Guatemala a través de elecciones populares, además de reivindicar los mejores años de la historia de un país que fue avasallado a mediados de los cincuentas por las presiones y la arrogancia imperial de la United Fruit Company de la mano de una oligarquía reacia a perder sus privilegios. 

Ardua y dificil tarea tiene por delante el uruguayo accidental que representa la mejor tradición del espíritu progresista y democrático en estos difíciles tiempos de calentamiento global, corrupción y narco delitos. 

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