El equipo de antropólogos encargado de la búsqueda de personas desaparecidas durante la dictadura retomó esta semana las excavaciones en el Batallón 13 de Montevideo, tras una interrupción de dos años.
La pausa se debió a que una máquina retroexcavadora rompió un cable de alta tensión, lo que supuso un riesgo para los trabajadores. Luego de que UTE realizara un tendido eléctrico paralelo, se eliminó el peligro y las tareas pudieron continuar. La antropóloga Alicia Lusiardo, quien lidera el equipo de trabajo, explicó en rueda de prensa que las excavaciones comenzaron en base a información proporcionada por un exsoldado, quien indicó la posibilidad de enterramientos en las inmediaciones del galpón conocido como «300 Carlos» o «Infierno grande», un centro de detención y tortura utilizado durante la dictadura.
«El equipo de investigadores de la Institución Nacional de Derechos Humanos obtuvo esta información de una fuente que había sido parte del predio o de un exsoldado que indicó posibles enterramientos detrás de este galpón 300 Carlos o Galpón 4, que fue un sitio de tortura por un par de años», detalló Lusiardo. A raíz de esta información, se delimitó la zona cautelada que comprende 8.000 metros cuadrados, y se estima que los trabajos se extenderán entre mes y medio a dos meses.
Lusiardo también informó que el equipo de antropólogos está trabajando simultáneamente en tres sitios: el Batallón 14, un predio privado cercano al Batallón 13, y el área del Batallón 13 donde se reanudaron las excavaciones esta semana. «Logísticamente es importante que estamos sumando un tercer sitio. Porque estamos en el Batallón 14, en un predio lindero y ahora sumamos esta tercera intervención en el Servicio Material de Armamento», explicó la antropóloga.
En cuanto a los desafíos técnicos que detuvieron las excavaciones, Lusiardo explicó que el problema con el cable de alta tensión fue resuelto. «A los pocos días de iniciar las excavaciones, nos tropezamos con este problema que fue el cable de alta tensión en el área cautelada, y eso hizo que por dos años estuvieran detenidas las intervenciones», señaló. Ahora, luego del trabajo de UTE, «tenemos ya la certeza de que no hay ningún peligro para la intervención, para nosotros y para el maquinista también».
Además, se brindaron detalles sobre el hallazgo de restos óseos en el Batallón 14. Las muestras fueron enviadas hace tres semanas a un laboratorio en Argentina para su análisis genético, aunque no se ha establecido un plazo preciso para obtener resultados. «El laboratorio no nos da fechas porque lógicamente no sabe si puede haber alguna dificultad, primero en la extracción del perfil genético del hueso y después en la propia comparación», explicó Lusiardo. En casos anteriores, estos análisis han demorado entre un mes y medio y dos meses, aunque destacó que, en situaciones como la de Amelia Sanjurjo, el proceso llevó un año. Por último, la antropóloga señaló que las excavaciones en el Batallón 14 no se detuvieron. «A partir del hallazgo lo que se hizo fue zaranda de sedimentos que estuvo activa como por un mes más o menos y ya se retomaron las excavaciones con retroexcavadoras», señaló, y agregó que los trabajos continuarán en las cercanías de la trinchera donde se encontraron los últimos cuerpos.
A partir de este lunes el equipo retomó el contacto con el área, desplegó todos los materiales necesarios y revisó los planos para decidir si continuaban en el mismo lugar donde se detuvieron hace dos años o si comenzaban desde el otro extremo de la cautela, señaló Luisardo, en rueda de prensa.