Un volcán cerca de la capital de Islandia ha entrado en erupción por décima vez en los últimos tres años, arrojando fuentes de lava y humo a última hora del miércoles, sin que se registraran alteraciones en el tráfico aéreo ni en la infraestructura del país. La erupción, que ocurrió en la península de Reikianes, a unos 30 km al suroeste de Reikiavik, fue menor en comparación con la anterior, aunque generó una fisura de aproximadamente 3 kilómetros de longitud en el suelo, según la Oficina Meteorológica de Islandia.
Las primeras señales de actividad volcánica se produjeron 45 minutos antes de la erupción, y las imágenes transmitidas en vivo desde el lugar mostraban lava de colores amarillos y naranjas brillantes disparándose hacia el cielo nocturno. Aunque la actividad sísmica no había aumentado significativamente en las semanas previas, las autoridades habían emitido alertas debido a la acumulación de magma bajo la zona.
La erupción no afectó de manera directa a Reikiavik ni provocó dispersión de cenizas en la estratosfera, lo que evitó impactos en el tráfico aéreo. Sin embargo, el aeropuerto de Keflavik en Reikiavik confirmó que los vuelos no fueron alterados, aunque el popular balneario geotérmico de la Laguna Azul cerró y evacuó a sus huéspedes.
El pueblo pesquero de Grindavik, que fue evacuado el año pasado debido a la amenaza de lava, permanece casi desierto, aunque algunas casas fueron evacuadas nuevamente como medida de precaución.
Los expertos prevén que la actividad volcánica en la región de Reikianes continuará de forma intermitente durante las próximas décadas, incluso siglos, dado que las áreas geológicas de la zona, inactivas durante 800 años, se reactivaron en 2021.
