Este lunes 7 de noviembre, Google homenajeó en su doodle a Irene Bernasconi, a partir de una obra de arte creada por la artista Alyssa Winans. Bernasconi es una reconocida científica que, hace exactamente 54 años en 1968, junto a otras tres mujeres, protagonizó un hito histórico, convirtiéndose en la primera mujer argentina en liderar una expedición de biología marina en la Antártida.
En la ilustración se la ve a la bióloga junto a ostras, estrellas de mar y otras criaturas marinas: Bernasconi dedicó más de cinco décadas de su vida a estudiarlas.
A su vez, fue una de las primeras especialistas en equinodermos del país.
Un día como hoy, pero en 1968, Bernasconijunto a María Adela Caría (bacterióloga), Elena Martínez Fontes (bióloga) y Carmen Pujals (especialista en algas), a las que luego se las llamó “Las cuatro de Melchor”, fueron las primeras científicas mujeres que lideraron una expedición a la Antártida.
En ese momento, Bernasconi tenía 72 años.
El grupo entero trabajaba en el Museo Argentino de Ciencias Naturales “B. Rivadavia”. En su paso por el continente blanco, realizaron grandes aportes al conocimiento vinculado a algas marinas, esponjas silíceas, estrellas, erizos de mar y otros invertebrados.
Además realizaron estudios de microbiología ambiental.
Durante su misión, Las cuatro de Melchor recolectaron más de 2000 especímenes de equinodermos, así como vida vegetal y otras muestras vivas, en el ecosistema de la Antártida. Para hacerlo, las especialistas bucearon e instalaron redes y anzuelos en agus de temperatura extremadamente baja.
Un poco de historia sobre Bernasconi
Nacida en La Plata, el 29 de septiembre de 1896, Bernasconi formó parte de la creación del Conicet, como una de las primeras becarias, donde a partir de 1962 se incorporó a la Carrera de Investigador/a Científico/a. Antes, había sido maestra y había trabajado en el Museo Argentino de Ciencias Naturales. Su primer publicación científica fue en 1925 y trató sobre moluscos e invertebrados.
El 7 de julio de 1989, Bernasconi falleció. Se la homenajeó poniéndole su nombre al establecimiento de Bernasconi Cove, que aparece en los mapas argentinos de la Antártida.