La pandemia eclosionó muchas transformaciones estructurales en el mundo educativo, en una dinámica de muy rápida evolución que torna obsoletas muchas de las normativas y criterios de regulación en la materia y muestran nuevos escenarios de las ofertas y las demandas en la materia. En un primer momento irrumpió una educación sincrónica tipo Zoom expandida por el uso intenso de la transmisión de imagen y sonido por red que mantuvo la dinámica educativa ante el cierre abrupto de las actividades presenciales. Esta nueva modalidad virtual de educación sincrónica digital se asoció a un ancho de banda elevado, costos bajos, fácil uso, mayor comprensión digital y generalización de los equipamientos informáticos. Ella además posteriormente articuló esa educación virtual sincrónica junto a las modalidades de educación virtual ya existentes, tales como la enseñanza virtual apoyada en plataformas con interacción asincrónica de tutores y una educación virtual empaquetada estructurada en MOOCs (Masive open on line courses) sin tutores y con evaluaciones incluidas desde grandes plataformas globales. Toda esa articulación virtual conformó una educación híbrida digital que se constituye en el paradigma de la educación virtual.
Pero el fin de la pandemia y el posible regreso a las aulas físicas, no está implicando sin embargo el regreso mecánico a la enseñanza presencial, sino que el avance tecnológico, la experiencia de los diversos actores educativos, los equipamientos adquiridos y los nuevos hábitos y demandas, alteraron definitivamente la dinámica educativa futura. En este contexto nuevo de la postpandemia se ha comenzado a impulsar un nuevo escenario caracterizado por una enseñanza híbrida que se expresa en dos formas. Una, bajo un formato más tradicional –semipresencial- constituye una combinación entre actividades virtuales, fundamentalmente de contenidos teóricos, y actividades presenciales, fundamentalmente prácticas, trabajo colaborativo o evaluaciones. Es un modelo educativo que fragmenta lo virtual y lo presencial en tiempos y lugares distintos, con trabajos distintos del docente. Sin embargo, también la pandemia trajo otra forma híbrida derivada de nuevas demandas de acceso buscando más libertad y un avance de componentes tecnológicos. En este contexto está irrumpiendo más aceleradamente un nuevo modelo educativo llamado hyflex de enseñanza híbrida-flexible o flex-híbrido como preferimos llamarlo- y que se caracteriza por brindar una enseñanza a la vez, virtual y presencial para todos los contenidos educativos. Bajo este modelo no hay una fragmentación sino una unidad, en tanto el formato educativo es presencial, pero se graba y se transmite en tiempo real o diferido. Este modelo ya había sido visto con enorme potencialidad educativa en el Informe de tendencias tecnológicas de “Horizon Report” del 2014, por su alta flexibilidad y estar centrado totalmente en el estudiante, en tanto es quién tiene la libertad de decidir la modalidad de acceso que se presenta mejor para sus demandas y necesidades.
Este modelo se caracteriza por la realización de clases presenciales que se graban con alta calidad y fidelidad, pudiendo asistir y participar los estudiantes en forma presencial o a distancia. Incluso las grabaciones se preservan como recursos de aprendizaje para aprendizajes asincrónicos posteriores de los participantes. Es una enseñanza en el mismo tiempo y distinto lugar, pero al ser grabadas las aulas, el estudiante está en la libertad de selección que el aprendizaje ocurra en un tiempo distinto. Bajo este modelo flex-hibrido, el estudiante tiene la libertad de asistir a las clases en forma presencial o remota, pudiendo participar e intervenir en la clase en ambas posibilidades presencial o a distancia. La libertad de escogencia es el eje la flexibilidad del modelo educativo y que permite seguir las clases incluso en forma móvil, en tanto los accesos digitales pueden ser a equipamientos digitales fijos o a celulares o tabletas móviles. Es por ende también una enseñanza no ubicua. La libertad de elección del estudiante de cómo participa en su aprendizaje, o sea presencial o virtual, sincrónico o diferida, ubicua o fija, se constituye en el primer componente del modelo “flex-hibrido”. El segundo componente, refiere a la equivalencia pedagógica y didáctica de las modalidades y la continuidad de los procesos de enseñanza. Los recursos de aprendizaje, el acceso a las explicaciones en las pizarras, las intervenciones y participaciones, deben poder ser iguales para todos los participantes no variando según su forma de acceso, y por ende permitiendo una movilidad de los estudiantes entre lo presencial y lo virtual en función de sus otros conveniencias y no por la calidad o fidelidad de los procesos. No deben existen diferencias en los accesos de los diversos participantes. Si bien indudablemente las vivencias son diferenciadas, el modelo propende a un ambiente de aprendizaje integrado, articulado y no diferenciado. Incluso, esta dinámica recomienda la existencia de plataformas de campus virtuales tipo LMS que apoyen la enseñanza en lo referido a recursos de aprendizaje, repositorios de evaluaciones, el acceso a las propias grabaciones de las clases o de seguimientos individualizados. El tercer componente necesario de este modelo flexhíbrido, es la accesibilidad. Sin duda el acceso presencial tiene limitaciones asociadas a costos y tiempos de los traslados, que se constituyen en los costos para alcanzar mayores niveles de vivencia personales, de dinámicas colaborativas interpersonales o de los aprendizajes en el entorno del aula. Pero el modelo requiere a un nivel elevado de acceso, calidad de filmaciones, fidelidad de los sonidos de todos participantes, con miras a reducir asimetrías, equiparar los aprendizajes y permitir la libertad de elección en base a condiciones de igualdad. Los equipamientos y la conectividad son componentes claves para equiparar los ambientes de aprendizaje y permitir una fluida movilidad entre las modalidades por los estudiantes, no por niveles de aprendizaje, sino por las propias conveniencias personales de los estudiantes. El cuarto componente que requiere este modelo es una sólida planificación de las clases y de los procesos de enseñanza, estableciendo tiempos y ritmos claros de las diversas actividades de enseñanza, interacción y trabajo individual. El eje es que el aula no debe estar fragmentada en lo pedagógico sino articulada entre las modalidades, permitiendo una libertad de elección en igualdad de condiciones de aprendizaje.
Este modelo está avanzando en Uruguay y a escala global. Tiene una ecuación de costos superiores por las inversiones, pero permitirá aumentar escalas y accesos desde el interior del país, zonas periféricas urbanas e internacionales. Sin duda, estará en competencia con los otros modelos tanto híbridos como no híbridos. Se basa finalmente en la diversidad de intereses de los estudiantes y de los niveles de flexibilidad que permiten hoy las tecnologías, requieren los estudiantes y recomiendan los estudios de cara a los aprendizajes. Pero los problemas no son sólo de paradigmas intelectuales, niveles de inversión o competencias docentes, sino también de las normativas que han quedado atrás. Estos en las puertas de un tsunami educativo de la libertad y la flexibilidad.