Miles de mujeres se concentraron y marcharon en su día

Pancartas y cantos de reivindicación al derecho de las mujeres y en rechazo a la violencia que estas reciben cubrieron las calles del país.

La tarde de este martes fue toda violeta. En Montevideo y otras ciudades del interior del país se realizó la acostumbrada y multitudinaria marcha por el Día Internacional de la Mujer, donde las mujeres protestan por la reivindicación de sus derechos y la garantía de su seguridad.

En Montevideo la actividad se realizó en la avenida 18 de Julio e inició alrededor de las 18 horas. Fueron tres los puntos de concentración en la capital de la República: uno en la Universidad de la República (Udelar), otro en la Plaza de Independencia y uno más  en la plaza de los Treinta y Tres. Todos los grupos confluyeron a un punto común que fue la Plaza Libertad (conocida como Cagancha).

«¿Dónde están nuestras gurisas? Basta de desaparecerlas»; “¿Dónde están las pibas desaparecidas?”; “Estamos hartas”; “El feminismo incomoda más que los femicidios” son los mensajes que se pueden leer en algunas de las miles de pancartas en las calles.

“Fui la niña que tocaron sin su consentimiento. Soy la hermana de la niña que jamás van a destruir”, se lee en otro cartel. Las pancartas no son lo único, las banderas, pañuelos, remeras, brillantina y papelillo llenaron las calles.

La variedad también se hizo presente: mujeres desde las más chicas hasta las de mayor de edad fueron. Incluso hombres y niños participaron en el evento.

Posteriormente el grupo se encaminó hacia Ejido para bajar a la Rambla y allí realizar la lectura de la proclama, la cual también se entregó en Torre Ejecutiva.

La proclama de la Intersocial Feminista:

“Somos un tejido diverso y en lucha. Somos mujeres, lesbianas, trans. Somos afro, mestizas y blancas. Somos madres o queremos serlo. Nacimos aquí o migramos desde lejos. Hoy elegimos caminar juntes hasta el mar porque defendemos nuestros cuerpos de la violencia, pero no podemos sostener estos cuerpos de mujeres, estos cuerpos trans, no binaries, estas cuerpas gordas, sin defender nuestros territorios del despojo y envenenamiento, y esto implica cuidar la vida humana y no humana.

Por eso aquí estamos otra vez en las calles, otra vez en huelga feminista para gritar que si paramos nosotras y nosotres se para el mundo.

Porque sabemos de los graves problemas a los que nos enfrentamos.

La violencia con su cara más terrible, el feminicidio, la trata y la violación.

Violencia ante la cual la justicia estatal responde de forma absurda e injusta.

Solo piensa en el castigo y más penas, pero nosotras sabemos que justicia feminista es que no pase nunca más.

Violencia que también es racista y colonizadora. Violencia que desgarra nuestros vínculos, daña nuestra salud psíquica y física y deja profundas heridas sociales.

Violencia también es la precarización de nuestras vidas, de nuestros trabajos, la imposibilidad de acceder a una casa digna donde vivir, más si somos migrantes. Todes sabemos de nuestros malabares para llegar a fin de mes, de los precios por las nubes.

Sabemos de los problemas a los que nos enfrentamos día a día todas aquellas que cuidamos y sostenemos la vida en las casas y fuera de ellas. Aquellas que maternan en esta sociedad que las deja solas y les devuelve solo culpa. Somos nosotras también las que cuidamos en el mundo laboral, sostenemos la sobrecarga de trabajo en la educación, la salud física y mental, y los cuidados en condiciones paupérrimas agravadas por la pandemia.

Pero también sabemos de la fuerza que hemos recreado y de nuestros deseos de cambiarlo todo.

Queremos cuidar y ser cuidades, por eso reinventamos tramas feministas para sostener nuestras vidas y la lucha.

Queremos que no haya ni una muerta ni una desaparecida más.

Queremos un mundo donde el trabajo sea para sostener la vida, donde la violencia no se siga multiplicando como una peste, donde tengamos salud digna y educación feminista, donde la educación sexual integral esté presente en todos los espacios.

Un mundo donde tengamos casas donde vivir y tiempo libre para el disfrute, donde el arte no sea mercancía sino una forma de contar el mundo y reencantarlo.

Queremos lanzar nuestras voces y seguiremos haciéndolo para que nadie más hable por nosotras y nosotres.

Ni quiera controlar ni tutelar nuestros cuerpos ni nuestras prácticas políticas.

Ningún patriarcón hará la revolución, de ahora en adelante nada sin nosotras.

Hoy caminamos hacia el mar porque somos agua.

Porque nuestra fuerza arrasa y desborda. Fluimos hacia lugares inesperados, permeamos y nacemos desde lo profundo. Somos ríos, mares, arroyos, cañadas. Somos rebelión, movimiento, libertad. Somos diluvio sobre la tierra árida, brotamos desde los espacios más pequeños e impensados. Somos agua porque dejamos huella por donde pasamos, llevamos vida, nuevas formas de ser y estar en el mundo. Creamos tejidos capaces de volverse sostén, embalse y refugio, o de emerger e inundarlo todo.

Somos agua cuando la realidad es piedra.

Somos marea transformando todos los rincones.

¡Viva el 8 de marzo! ¡Viva la lucha feminista para cambiarlo todo!”

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