A 192 años del nacimiento del Pintor de la Patria: Blanes mostró la historia con sensibilidad y detalles

Fué a su modo, un reportero de su tiempo.

Se recordaron ayer 192 años del nacimiento de uno de los mayores pintores de Uruguay: Juan Manuel Blanes. Nació en Montevideo el 8 de junio de 1830 en el seno de una familia modesta. 

Tempranamente revela afición por el dibujo, el que no abandona a pesar de sus múltiples actividades. Finalizada la Guerra Grande pasa a instalar un taller en Montevideo y comienza a ganarse el sustento pintando retratos. Por problemas familiares se traslada a Salto y de ahí a Entre Ríos donde pinta para el General Urquiza los cuadros de sus victorias militares, retratos familiares y motivos religiosos.

Convencido de su necesidad de formarse, solicita al gobierno uruguayo una beca a Europa, la que le es concedida en 1860. Es el primero de una serie de viajes al viejo continente, en los que incluirá con posterioridad Medio Oriente. Sus cinco años en Europa se centran en Florencia con el maestro Antonio Ciseri de neta filiación academicista, que marcará su obra posterior. Vuelve a Montevideo entre 1865 y 1879. Realiza algunos de sus grandes cuadros de tema histórico o de actualidad y su fama se divide entre Montevideo, Buenos Aires y Santiago de Chile.

Su dibujo es naturalista. En la distribución de la luz es un académico preocupado por aislar los colores puros en medio de ocres y grises.

Con Blanes la historia nacional se convirtió en tema, con su obra despunta la pintura republicana y por ello fue llamado «el pintor de la Patria». La seriedad historicista con que realiza su tarea queda demostrada en su correspondencia, Buena parte de la cual está destinada a solicitar información minuciosa para documentarse antes de emprender sus cuadros históricos. También el paisajismo uruguayo se inaugura con Blanes. No recurre al paisaje en un sentido estricto, ya que éste constituye para él en telón de fondo de sus escenas y nunca en protagonista. Alcanza también renombre a través del género retratístico inscripto en estricta escuela academicista.

Quizás uno de los más emblemáticos y que hablaba mediante la tinta en 1871 es la terrible epidemia de fiebre amarilla en Buenos Aires. Esta pandemia moderna ha sido plasmada en esta tela de gran formato que es una de las piezas emblemáticas del Museo Nacional de Artes Visuales de Montevideo.

Gracias al parte policial del Comisario Lisandro Suárez, se sabe que la mujer en el piso era italiana, se llamaba Ana Brisitiani y vivió en un conventillo de la calle Balcarce hasta encontrar su trágico fin el 17 de marzo de 1871. El abogado Dr. Roque Pérez y el médico Dr Manuel Argerich, que están en la escena, poco tiempo después de ser pintados por Blanes, serían también víctimas de la enfermedad que combatían.

En esta obra se ve reflejado todo el dramatismo de la escena, un pequeño niño junto a su madre caída sin vida en el suelo de la habitación, los médicos asombrados y conmovidos en la puerta dirigen la mirada a la mujer y su hijo sin percatarse aún que tras la puerta en la semipenumbra de la habitación el padre de la criatura también yace muerto. La luz que se filtra desde la calle se derrama en el punto focal del cuadro que es una obra cúlmine de este autor. Juan Manuel Blanes fue a su modo un reportero de su tiempo.

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