En un mundo donde los universos cinematográficos parecen multiplicarse a diario, pocos lo han hecho con tanta elegancia, violencia estilizada y coherencia como el de John Wick. En ese contexto irrumpe con fuerza “Ballerina”, el spin-off protagonizado por Ana de Armas, que no solo expande el universo creado por Chad Stahelski, sino que lo reinterpreta desde una mirada femenina, visceral y cargada de adrenalina.
La historia se sitúa entre los eventos de John Wick 3 y John Wick 4. Aquí conocemos a Eve Macarro, una joven entrenada desde niña en la misteriosa Ruska Roma, el mismo linaje del que proviene John Wick. Bajo la fachada de una academia de ballet, esta organización forma asesinos implacables y Eve es una de sus mejores discípulas. Pero su vida cambia radicalmente cuando su familia adoptiva es brutalmente asesinada. La búsqueda de respuestas pronto se convierte en una sangrienta travesía de venganza.
Ana de Armas se transforma por completo en esta asesina letal, una figura elegante pero letal que baila entre balas, puños y dolor. Su actuación, alejada de los papeles que la consagraron en dramas más contenidos, demuestra una fuerza física y emocional pocas veces vista en el cine de acción. No es solo una mujer bonita en un mundo de violencia masculina; es la dueña absoluta de la pantalla, de cada disparo y de cada mirada de furia contenida.
La dirección de Len Wiseman (Underworld) imprime una estética oscura, gótica y altamente coreografiada, muy fiel al espíritu visual de John Wick, pero con un toque propio. Hay escenas que parecen cuadros en movimiento: peleas en salones de espejos, persecuciones en calles empapadas por la lluvia y tiroteos con luces de neón que no solo decoran, sino que potencian la intensidad de cada secuencia.
Lo que diferencia a Ballerina de otros intentos fallidos de expandir franquicias es que no depende enteramente del personaje original. Sí, John Wick (interpretado por Keanu Reeves) aparece y tiene un rol clave, pero nunca opaca a Eve. Su presencia funciona más como un puente simbólico; es decir el pase de antorcha entre dos leyendas del submundo criminal.
El elenco es otro de los grandes aciertos. Ian McShane regresa como Winston, el siempre intrigante gerente del Hotel Continental; Anjelica Huston vuelve como la matriarca de la Ruska Roma; y Lance Reddick, en una de sus últimas apariciones, ofrece una emotiva despedida como Charon, el enigmático conserje. A ellos se suma Norman Reedus, aportando una dosis de locura salvaje que complementa el tono oscuro del film.
Uno de los aspectos más llamativos es cómo Ballerina logra equilibrar acción pura con emociones reales. Eve no es invulnerable y su camino no es solo uno de venganza, sino de reconstrucción. La película se da el lujo de incluir silencios, momentos de duda y ternura, algo inusual en el género. Incluso las coreografías de combate parecen tener un componente casi artístico, como si cada movimiento fuera un eco del pasado de Eve como bailarina.
Con una duración justa, sin excesos ni rellenos, Ballerina no solo cumple como película de acción, sino que marca un antes y un después para las protagonistas femeninas dentro del género. Es, en esencia, un ballet de violencia con alma, donde el dolor se convierte en impulso, y la elegancia en arma. “Ballerina” se estrena el 6 de junio de 2025 y promete convertirse en uno de los grandes eventos cinematográficos del año. Si John Wick puso las reglas, Eve Macarro viene a reescribirlas a punta de pistola y tacones.