Más de un centenar de periodistas de todo el mundo integran el Centro Internacional de Comunicación de Prensa de China (CIPCC), un programa que se realiza entre agosto y diciembre en Beijing, coordinado por la Asociación de Diplomacia Pública de China (CPDA). Su objetivo es fomentar el intercambio profesional y la capacitación de periodistas internacionales.
Entre los participantes se encuentra Bernardino Ndze Biyoa, periodista, director del diario El Lector y profesor de la Universidad Nacional de Guinea Ecuatorial. A sus 56 años, habla con serenidad, pero con la pasión intacta de quien aún disfruta descubrir el mundo. “Mi país ha comenzado a tener una vida muy diferente”, dice al comenzar la conversación. “Existe un avance, a pesar de la crisis económica”, comenta, en alusión al lento crecimiento del PIB registrado en los últimos años.
En su visión, el cambio no se limita a la economía. “La sociedad también ha experimentado una mayor apertura hacia la libertad de expresión. El flujo de estudiantes en la formación superior ha aumentado bastante: las dos universidades del país están abarrotadas de alumnos nacionales e internacionales, y el sistema sanitario se va mejorando”, añade.
Con tono reflexivo y desde su óptica, observa que la influencia china se vuelve cada vez más visible, más allá de la huella española que aún se percibe en la arquitectura y la vida cotidiana de Guinea Ecuatorial. “Las principales obras del Estado y las obras sociales las llevan adelante empresas chinas: aeropuertos, centrales hidroeléctricas y uno de los puertos”, afirma.
Comienzos en el periodismo
Ndze Biyoa recuerda que su vínculo con el periodismo nació de manera empírica, impulsado por la vocación. Luego de seis años y cuando se creó la universidad, decidió formalizar su formación académica. Se matriculó y culminó sus estudios en 2005, después de haber trabajado en diversos medios, entre ellos El Tiempo y otras revistas universitarias.
“La historia del diario El Lector comenzó en 2010. Durante tres años lo dirigió un compañero, hasta que me dijo que tenía otras ocupaciones y dejaría el cargo. Pasó un año sin dirección, por falta de recursos económicos, hasta que en 2014 decidí asumir el puesto de director”, recordó.

Invitación a China
La invitación para participar en el programa llegó directamente desde la Embajada de China en Guinea Ecuatorial, fruto de una relación de cooperación mantenida por años. “Lo más complicado fue esperar la carta de invitación, necesaria para solicitar un permiso laboral de cuatro meses en la Universidad Nacional. Con la carta pude gestionarlo, y el 17 de diciembre ya debo estar de regreso en mi país para reincorporarme al trabajo”, explica.
Esta es su tercera visita al gigante asiático, curiosamente cada siete años. La primera fue en 2011, como parte de una delegación mixta entre ambos países cuando era director general del Ministerio de Información de Guinea Ecuatorial; la segunda, en 2018, ya como periodista. “Cada vez que vengo no dejo de sorprenderme de los avances y la innovación”, afirma.
Durante estos dos meses en el CIPCC, Bernardino ha observado de cerca el poderío tecnológico de China. “En mi país no estamos a años luz de estas tecnologías, porque todo se universaliza”, reflexiona. “Sin embargo, desde hace un año se empezó a hablar de inteligencia artificial (IA) en Guinea Ecuatorial, pero en China no escuchas sobre la IA: la ves directamente”.
Con una sonrisa, enumera ejemplos que parecen de ciencia ficción y que lo han sorprendido gratamente: “Ves robots humanoides atendiendo en restaurantes, y no se equivocan. Autos sin chofer circulando con normalidad. Eso es alta tecnología. En mi país el concepto de IA llegó hace poco, pero aún es teoría; aquí es una realidad palpable”.
También destaca otro contraste: el valor que China otorga a su herencia cultural. “En mi país no hay cultura. La colonización destruyó todo y no tenemos evidencia del pasado. Por eso intentamos intuir para volver a construir. Es un intento de renacer culturalmente”.
Con un tono reflexivo, Bernardino cuenta que lo que más le impacta no siempre es lo monumental. “En cualquier lugar de China encuentras un concepto diferente. Un ejemplo sencillo son las bicicletas compartidas: nadie las roba ni las daña, todos las cuidan. Por otro lado, aunque exista una barrera idiomática, los chinos siempre están dispuestos a ayudar. Si se me olvidan mis pertenencias en algún sitio, hay muchas probabilidades de encontrarlas donde las dejé. En Guinea Ecuatorial esa solidaridad se ha perdido con los años; antes éramos así”.
Convivencia con otros periodistas
Mientras compartíamos un café, Ndze Biyoa habla con entusiasmo de su experiencia al convivir con periodistas de todo el mundo. “Es la primera vez en mi vida que puedo contar cuántas veces hablo en español al día”, dice entre risas. “A veces paso todo el día comunicándome en francés o en inglés, y apenas pronuncio algunas palabras en mi lengua natal. Este curso me está permitiendo mejorar en otros idiomas, y eso ya es una ganancia enorme porque cuando regrese voy a llevar otras palabras que allá no conocen y las puedo enseñar”.
En cuanto al programa, asegura, ha sido una ventana hacia nuevas culturas y amistades. “Aquí convives con latinoamericanos, africanos y europeos. Compartimos el idioma, pero también aspectos comunes de la conducta humana. Es una experiencia que te abre la mente.” Por otro lado, aunque reconoce que el ritmo es intenso “a veces dormimos poco”, valora el aprendizaje práctico: “En mi país coordino equipos. Aquí trabajo directamente, y eso me mantiene activo, observando, aprendiendo. Es bonito.”
“El CIPCC me ha ayudado muchísimo. Tengo contenido nuevo para el periódico, tanto de China como del mundo. Mis lectores en Guinea Ecuatorial pueden conocer una realidad diferente gracias a lo que publicamos desde aquí”, destacó.
Cambiar la mirada sobre China
El periodista está convencido de que su experiencia servirá para modificar percepciones en África. “En Guinea Ecuatorial, algunos todavía imaginan la China de hace 40 años. A través de mis artículos y conversaciones, estoy mostrando otra imagen: la de una nación moderna, organizada y trabajadora. Algunos amigos incluso me han dicho que quieren venir para comprobarlo por sí mismos.”
Sin embargo, cree que el entendimiento entre China y África no debe depender solo de los periodistas. “Los políticos son quienes firman los acuerdos. Por eso creo que programas como este pueden inspirarlos. Deberían venir, caminar por las calles, ver el país con sus propios ojos. Eso ayudaría mucho a fortalecer la cooperación”, sostuvo.
“Provechoso, solidario y transparente”
Al final de la charla, cuando se le pide que resuma su experiencia en tres palabras, no duda en decir: “Provechoso, solidario y transparente”. explica: “Provechoso porque estoy aprendiendo a conocer el pensamiento de un pueblo que no conocía. Solidario, porque he encontrado unidad de ideas y amistad con compañeros de muchas partes del mundo. Y transparente, porque los profesores y las personas con las que trabajamos nos hablan con claridad y orgullo de su país”, concluye la entrevista.

