A través de una vigilancia discreta pudo comprobar lo denunciado y determinaron que se trataba de dos puntos: el primero tenía como fachada un almacén donde también se hacía acopio de droga para abastecer a otras bocas de la zona y el segundo se trataba de un apartamento pegado al comercio donde se realizaría la venta de la sustancia.
Los responsables eran ciudadanos extranjeros que habían usurpado varios apartamentos: en uno vivía el dueño y responsable de la comercialización, en el otro se utilizaba para guardar armas, y en el tercero funcionaba la boca, y el cuarto por su ubicación era para darse a la fuga en caso de un allanamiento.
Hasta allí se dirigieron equipos policiales donde los detuvieron, tratándose de dos ciudadanos cubanos de 24 y 30 años y un venezolano de 24 años.
En las inspecciones se incautó un morral con 85 envoltorios de pasta base, una lata con restos de sustancia, 2.270 pesos, y una balanza de precisión.
Continuando con el registro se incautó un revólver calibre 22 con 10 proyectiles, tres balanzas de precisión, un envoltorio de 79 gramos de pasta base, tres celulares, y una moto sin chapa matrícula y con numeración de chasis y motor limadas, además de una cédula de identidad uruguaya y un pasaporte cubano.
A los detenidos los trasladaron a la Fiscalía de Estupefacientes de 2° Turno. Se dispuso el cese de detención de dos y la conducción del indagado de 30 años a sede del Juzgado Especializado en Crimen Organizado de 1º Turno; allí lo condenaron como autor penalmente responsable de un delito de tráfico de armas y municiones a la pena de 6 meses de prisión que cumplirá en régimen de libertad a prueba.
Luego de cerrado el lugar, la Policía coordinó el tapiado.
