Argentina sigue de celebración tras la consecución de un nuevo título en la era Scaloni. Messi, Di María, De Paul y Lautaro se erigieron como las figuras de la Albiceleste en la contundente victoria por 0-3 ante Italia, y tras esto, la Selección argentina empieza a poner su foco en el mundial de Catar.
La cita mundialista de finales de año supone para muchos de los jugadores argentinos, la última posibilidad de hacerse campeones de la mayor competición de selecciones a nivel futbolístíco. Lionel Messi es uno de esos nombres que por edad, podría no volver a tener oportunidad de disputar un mundial, uno de los pocos trofeos que le faltan al astro argentino.
El palmarés de Messi con Argentina es mucho más reducido que a nivel de clubes, y aún así, Leo ha conseguido esta última Finalissima, y la Copa América que les dio acceso a luchar por el trofeo conseguido recientemente. La final perdida en el mundial 2014 dejó muy cerca a Messi de completar con uno de los grandes trofeos del mundo del fútbol, pero no pudo ser.
Si hablamos de Messi a nivel histórico, rápidamente se viene a la cabeza el nombre de Cristiano Ronaldo, y más aún en este caso, que ambos jugadores se encuentran empatados a títulos internacionales. El portugués suma una Eurocopa y una UEFA Nations League, mientras que el argentino es poseedor de esa Copa América y Finalissima antes mencionadas.
Al igual que Messi, Cristiano sabe que muy probablemente Qatar sea su última participación en una Copa del Mundo, y esa voracidad ganadora del luso hará que también busque alzarse con el trofeo. Lo cierto es que si resumimos toda esta explicación, nos quedamos con que estamos ante una sola oportunidad para dos candidatos.
Un argumento a favor de ambos jugadores es que llegan muy bien rodeados a la cita. Tanto Argentina como Portugal cuentan con extensas plantillas de primer nivel, por lo que ambos parten de una posición de candidatos. Pero no solo juegan las selecciones de Messi y Cristiano; Francia, Alemania o Brasil son poderosísimos rivales que habrá que superar, y en caso contrario podrían arrebatar esta chance a cualquiera de los dos.
Un final de leyenda
Portugal tuvo que acceder a través de una repesca a este mundial de finales de año. Una vez ocurrió esto, comenzaron las hipótesis y suposiciones de aficionados y seguidores de ambos jugadores. Muchos rumores e ideas se originaron alrededor de esta cita en Catar, pero la suposición de una final Messi vs Cristiano, con un mundial en juego, casi seguro el último de dos de los más grandes de la historia, fue de lejos la que más ilusión creó entre los aficionados.
Un encuentro decisivo a 90 minutos por un mundial entre el portugués y el argentino sería el guion perfecto a dos carreras paralelas que han demostrado que el fútbol no tiene techo, y que han convertido en privilegiados a todos y cada uno de los amantes del fútbol que han tenido la suerte de compartir época con dos absolutos genios del balompié.
Los títulos en categorías juveniles
Messi además logró dos títulos pero no fueron con la selección mayor.
Cuando su nombre recién estaba empezando a hacerse conocido en el mundo del fútbol, un Messi de 17 años viajó a Holanda para disputar su primera competencia oficial con un seleccionado argentino (había debutado en el Sub-20 en junio 2004, en un partido armado a las apuradas para evitar que España pudiera nacionalizarlo). Casi sin conocerse con sus compañeros, Leo fue suplente en el primer partido y el equipo de Hugo Tocalli cayó 1-0 con Estados Unidos. Para el encuentro contra Egipto ya jugaría de entrada y marcaría el primer tanto del triunfo 2-0. No salió más. Un tanto en el 2-1 en octavos contra Colombia, otro en el 3-1 contra España en cuartos, uno más en la semi con Brasil y un doblete en la final contra Nigeria lo consagraron como goleador del certamen con seis gritos y lo hicieron merecedor del Balón de Oro de la competición.
El otro título fue en los Juegos Olímpicos.
Un Leo que ya empezaba a perfilarse como el mejor futbolista del mundo viajó a China como parte de un seleccionado argentino Sub-23 plagado de estrellas, entre las que estaba Juan Román Riquelme (uno de los tres mayores permitidos), a pesar de las presiones de Barcelona para que no formara parte del equipo: el club catalán llegó hasta el TAS para reclamarle a la AFA que no citara al futbolista y obtuvo un fallo favorable por no tratarse de una competición FIFA. Por voluntad propia, el Diez decidió formar parte de la delegación olímpica y fue una de las figuras de un equipo que ganó el certamen de punta a punta -con actuaciones memorables como el 3-0 a Brasil en semis-: en seis partidos, la Albiceleste tuvo 11 goles a favor (dos de la Pulga) y apenas 2 en contra.
