Dick Fosbury, el hombre que revolucionó el salto alto

Dick Fosbury, campeón olímpico en México 1968 en salto alto con una revolucionaria técnica de espaldas, falleció a los 76 años por un linfoma, según la confirmación de su representante.

A través de un comunicado vía Instagram, el agente Ray Schulte expresó que “con el corazón encogido tengo que anunciar que mi viejo amigo y cliente Dick Fosbury falleció en paz mientras dormía el domingo por la mañana tras una breve recaída de un linfoma”.

“Dick será muy extrañado por amigos y aficionados de todo el mundo. Una verdadera leyenda y amigo de todos”, sentenció. El nacido en Portland fue pionero en la actividad del salto alto. Antes de la aparición de Fosbury, casi todos los saltadores de altura intentaban superar el listón de frente, con la técnica del rodillo ventral.

Sin embargo, Dick Fosbury revolucionó el deporte al imponer un estilo de salto que lo llevó a colgarse la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de México 1968.

Dick Fosbury, desde que cursaba sus estudios secundarios en el North Medford High School en Oregón, decidió otra cosa, siendo apenas un adolescente. “Algunos me tomaron como un snob y otros directamente como un chiflado”, recordó. El atacaba la varilla… de espaldas.

Cuando se iniciaron las pruebas de salto en alto en los Juegos Olímpicos el 20 de octubre de 1968 –y a pesar de que ya circulaban rumores de que uno de los representantes de Estados Unidos practicaba el salto en alto, atacando de espaldas- pocos lo creyeron. Una multitud de 80 mil personas en el Estadio Olímpico Universitario lo vio en el precalentamiento… pensaron, simplemente que era eso, un precalentamiento. Pero Dick Fosbury aplicó ese estilo, conocido desde entonces como “Fosbury Flop”, ya en la competencia.

En la época de la Guerra Fría, el salto en alto se había convertido en uno de los campos favoritos (dentro del deporte) de los enfrentamientos entre estadounidenses y soviéticos. Estos habían tomado la delantera desde que un fenómeno siberiano llamado Valery Brumel –hijo de geólogos ucranianos- llevó el récord del mundo a 2,28 metros en 1963, batió a sus rivales USA en casi todas sus competiciones y ganó una épica batalla olímpica en Tokio. Un accidente en moto, en una noche de nieve en Moscú, lo envió al hospital y a una operación en la pierna: su carrera estaba terminada.

México 68 era el escenario de un nuevo duelo entre soviéticos y estadounidenses, dispuestos estos a recuperar el dominio que ejercieron durante tantas décadas (mencionemos, de paso, que entre los que se quedaron allí por el camino estaban un alemán llamado Günther Spielvogel, quien quedó 7° con 2,14 metros, y un francés, Bruno Saint-Rose, 9° con 2.09, quienes por la misma época visitaron Buenos Aires…).

Ante la sorpresa de aquella multitud, Fosbury se ubicó entre los cinco que, a partir de los 2.18 metros, se disputaron las medallas. 

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