Concluido el debate de la Rendición de Cuentas y a la espera de la presentación de la ley presupuestal que marcará el rumbo del quinquenio, los partidos políticos comienzan a mover fichas. Las posiciones son diversas y la discusión no se limita al contenido de la ley, está en juego la gobernabilidad, la posibilidad de acuerdos transversales y las tensiones ideológicas que marcan esta nueva etapa.
Diario La R consultó a tres referentes políticos de la discusión, el representante Joaquín Sequeira (MPP-FA), diputado Dr. Gustavo Salle (Identidad Soberana) y el líder de Cabildo Abierto, Guido Manini Rios
Sequeira: «Dar señales claras»
El diputado Joaquín Sequeira, representante del Movimiento de Participación Popular (MPP) del Frente Amplio, reconoce con franqueza que el presupuesto no será exuberante. El margen fiscal heredado del gobierno anterior es estrecho, y el contexto macroeconómico obliga a la moderación. Sequeira sostiene que el presupuesto reflejará un cambio de prioridades.
“No va a haber grandes aumentos. Estimamos unos 100 millones de dólares adicionales, lo que representa menos de medio punto del PBI. Pero con esos fondos vamos a dar señales claras de hacia dónde vamos”, afirmó.
Los principales ejes serán la primera infancia, la infraestructura y el empleo protegido. El gobierno ya comenzó a aplicar un bono de $ 2.500 mensuales para unos 100 mil niños, y proyecta su universalización para marzo de 2026. También se incrementarán los cupos y remuneraciones de los programas Uruguay Trabaja y Yo Trabajo, apuntando a jóvenes y sectores vulnerables.
Sequeira destaca un cambio de rumbo en materia de ingresos laborales: “El salario real crecerá un 2% en los primeros dos años, ese aumento iguala lo que se logró en materia salarial durante los cinco años del gobierno anterior”.

Manini Ríos: “Actuamos con responsabilidad»
Por su parte, Guido Manini Ríos, líder de Cabildo Abierto, reafirmó la autonomía de su partido al acompañar la aprobación de los artículos más controversiales de la Rendición de Cuentas. Gracias a los votos de Cabildo Abierto y el Frente Amplio, se logró elevar el tope de endeudamiento de 2.300 a 3.450 millones de dólares y habilitar partidas extraordinarias para cubrir adeudos heredados, como 62 millones para ASSE y 144 millones para el Ferrocarril Central. La decisión generó duras críticas desde sus antiguos socios de la coalición multicolor.
“Actuamos con responsabilidad. Votamos lo que entendemos que es bueno para la gente, venga de donde venga”, indicó Manini, en respuesta a las fuertes críticas de sus antiguos socios de coalición, que lo acusaron de haberle dado gobernabilidad al oficialismo en una votación clave.
Uno de los temas centrales para Cabildo Abierto es la lucha contra la usura y el endeudamiento abusivo, un eje que sigue vigente tras el intento fallido de plebiscito. “Ahora todos hablan del millón de uruguayos en el Clearing, hay 700.000 deudores irrecuperables y ese tema lo instaló Cabildo”, afirmó.
Si bien valoró que el Frente Amplio haya presentado un proyecto similar, remarcó que debe incluir también las deudas con el Estado, al que calificó como “el principal usurero del país”.
Manini dejó en claro que Cabildo Abierto no buscará reconstituir una coalición con sus antiguos socios, sino consolidar una identidad propia y reconquistar el respaldo electoral que tuvo en sus orígenes. La estrategia pasa por fortalecer sus banderas históricas: la seguridad pública, la defensa de la familia, el control del uso de tierras productivas, el estímulo a la natalidad y la reafirmación de la soberanía nacional frente a condicionamientos externos.
En este nuevo ciclo, Cabildo busca presentarse como la fuerza que plantea los problemas reales de la ciudadanía sin concesiones, y que no teme confrontar al poder económico ni al sistema político tradicional.
Según Manini, esta nueva etapa se sustenta en una lectura contemporánea del ideario artiguista, basada en dos pilares: el respeto a la soberanía de los pueblos —es decir, que los uruguayos se gobiernen a sí mismos— y una especial sensibilidad hacia los sectores más vulnerables, retomando el principio artiguista de que “los más infelices sean los más privilegiados”.

Gustavo Salle: «Un cumplimiento de la Agenda 2030»
Desde otra vereda, el diputado Dr. Gustavo Salle (Identidad Soberana) plantea una postura disruptiva, alejada tanto del oficialismo como de la oposición. Rechazó de forma tajante la Rendición de Cuentas y anticipó una oposición frontal al presupuesto para el período 2026–2030.
“La rendición de cuentas es la objetivación del cumplimiento de la Agenda 2030 y de todos los condicionamientos y deberes que nos impone el gran capital financiero internacional”, señaló
Según Salle, no hay posibilidad alguna de respaldar el presupuesto, ya que las posiciones tanto del Frente Amplio como de los partidos de la coalición — a los que denomina “Partido Único del Nuevo Orden Mundial” (PUNOM) — son incompatibles con una visión soberanista. A su entender, dichas fuerzas políticas responden a los intereses de una élite financiera y corporativa internacional, mientras que él reivindica una postura independiente frente a esas imposiciones.
En su visión, las prioridades reales deberían ser el empleo y la seguridad, pero en el marco de una política soberanista. Propone una revisión constitucional para mejorar el control del gasto público y crítica la existencia de contratos secretos con grandes corporaciones, como el firmado con UPM, al que califica de “cáncer para Uruguay”.
“Nuestros gobernantes viajan metafóricamente al 2050, roban el dinero de los ciudadanos del futuro y lo gastan irresponsablemente en el presente”, señaló.
A diferencia de Manini, Salle no cree en ningún acuerdo viable.
Conclusiones
El oficialismo necesita votos fuera del Frente Amplio para aprobar la ley presupuestal. En ese sentido, la relación con Cabildo Abierto será fundamental. Resta por verse si los puntos de acuerdo alcanzados hasta ahora permitirán conformar una mayoría parlamentaria suficiente en un escenario marcado por la fragmentación partidaria.
La ley presupuestal del próximo quinquenio no será solo una herramienta técnica, será el escenario donde se pondrá a prueba el equilibrio político del nuevo ciclo.
La Rendición de Cuentas dejó en evidencia que las mayorías simples no están aseguradas. En este escenario, será necesario alcanzar consensos legislativos sin alterar las posiciones programáticas de cada sector. El funcionamiento parlamentario estará condicionado por la capacidad de los actores de construir acuerdos en un contexto de pluralidad política.