El Covid aunque menos temido que en 2020, sigue siendo un desafío global cuando estamos octubre de 2025. Con nuevas variantes, cambios en políticas de vacunación y avances científicos que trascienden la pandemia.
La situación epidemiológica muestra un virus en fase endémica, pero con picos locales. En EE.UU., la variante Stratus, derivada de Ómicron, representa el 70-80% de los casos, con actividad viral «moderada» a nivel nacional y «alta» en estados como Nueva York y California. Desde octubre de 2024, se estiman 540 mil hospitalizaciones y hasta 63 mil muertes en EE.UU., cifras similares a la temporada previa. En Nebraska, el 8% de las pruebas semanales son positivas, y expertos como el Dr. Richard Rupp recomiendan máscaras en entornos de alto riesgo, como hospitales. Globalmente, la OMS reporta que la pandemia redujo la esperanza de vida mundial en 1,8 años entre 2019 y 2021, un retroceso de una década que aún no se revierte completamente.
En el frente de las vacunas, las políticas están cambiando. Los CDC en EE.UU han dado un giro significativo al abandonar la recomendación universal para mayores de 6 meses, promoviendo ahora una «toma de decisiones individualizada». La prioridad son los mayores de 65 años y adultos con condiciones como obesidad, diabetes o inmunosupresión, donde las vacunas reducen el riesgo de hospitalización en un 40-60% a seis meses. Este cambio, aplaudido por críticos como el subsecretario de Salud de EE.UU, Jim O’Neill por priorizar el «consentimiento informado».
En Europa, España y México, el enfoque es más amplio. Las campañas de vacunación 2025-2026 ya comenzaron, con fórmulas actualizadas contra la variante LP.8.1 (Ómicron). En España, el Ministerio de Sanidad distribuye vacunas de Pfizer, Moderna y Novavax, que cubren LP.8.1 o, en su defecto, KP.2, con una efectividad del 50-70% contra casos graves. México, vía Cofepris, aprobó la fórmula de Pfizer para grupos vulnerables, incluyendo adultos mayores, niños y embarazadas. La OMS subraya la necesidad de mantener la cobertura global, especialmente en regiones donde 1.600 millones de personas aún enfrentan barreras de acceso.
La tecnología ARNm sigue siendo la estrella. Pfizer y BioNTech reportaron que su vacuna para LP.8.1 aumenta 4 veces los anticuerpos neutralizantes en mayores de 65 años, respaldando su aprobación por la FDA en septiembre. Más allá del COVID, Pfizer lanzó en enero una vacuna antigripal basada en ARNm, cuya flexibilidad impulsa un crecimiento proyectado del 23% anual en el mercado de vacunas hasta 2029. En España, el CSIC ha dado pasos prometedores con una vacuna intranasal experimental que, en ensayos con ratones, eliminó el virus completamente, ofreciendo «inmunidad esterilizante». Este avance, basado en replicones de ARN, es adaptable a nuevas variantes y seguro para ancianos, con potencial para campañas masivas en el futuro.
El descubrimiento más sorprendente viene de la oncología. Un estudio publicado en Nature el 21 de octubre revela que las vacunas ARNm contra COVID-19 potencian inmunoterapias en pacientes con cáncer de pulmón y melanoma. En tumores «fríos» (poco sensibles a tratamientos), la supervivencia a 3 años se multiplicó por cinco al aumentar la expresión de PD-L1, un marcador clave para inmunoterapias. Ensayos fase III están en marcha, y medios como El Mundo en España destacan este «efecto colateral positivo» de la pandemia.
Sin embargo, los desafíos persisten. La distribución desigual de vacunas en países en desarrollo preocupa a la OMS, y en Alemania, un fallo judicial reciente responsabiliza al Estado por posibles efectos adversos de vacunas, abriendo la puerta a demandas.


La pregunta es ¡¿¿QUE SE TIENE PENSADO PARA LA CAMPAÑA VACUNATORIA EN URUGUAY??!!!! 2025/2926