En las entrañas del Bronx, Nueva York, durante los años 70, algo revolucionario empezó a tomar forma. Las calles vibraban con energía, creatividad, rebeldía y en medio del caos urbano surgió una figura inesperada que cambiaría para siempre la música y el arte callejero: el DJ. Lo que empezó como la simple acción de poner discos en una fiesta, se convirtió en un acto artístico, social y cultural. Así nació el DJing, una práctica que no solo acompaña a la cultura urbana, sino que la representa, la impulsa y la transforma.
¿Djing es lo mismo que DJ?, la verdad Djing es la acción y el DJ es quien la realiza, es decir que Djing, es la mezcla y creación de ritmos y el DJ es quien lleva a cabo la mezcla o creación.
Ser DJ es mucho más que reproducir música. Es entender el ritmo de la ciudad, el pulso del barrio, el lenguaje de la calle. Un buen DJ mezcla canciones, pero también historias, influencias y emociones. Su rol en las fiestas del Bronx no era solo musical, sino social: con sus mezclas, los DJs unían a comunidades, daban voz a los sin voz y creaban un nuevo espacio de expresión para una juventud marcada por la desigualdad y la falta de oportunidades. Uno de los primeros en descubrir este poder fue Kool DJ Herc, un inmigrante jamaicano que trasladó la cultura del sound system de su país natal a los edificios del Bronx. Su innovación consistía en extender los “breaks” de las canciones (esas partes donde el ritmo se vuelve protagonista), alternando dos copias del mismo disco en tocadiscos conectados a una mesa de mezclas. Lo que parecía un truco técnico se convirtió en una revolución cultural: nacía la base del hip hop.
Con Herc como pionero, surgieron otros DJs como Afrika Bambaataa (también rapero, actualmente retirado), que usaba su selección musical para transmitir mensajes de unidad y resistencia. O Grandmaster Flash, quien llevó la técnica del DJing a nuevos niveles de precisión. Estos nombres no solo forman parte de la historia de la música, sino de la historia de los barrios, porque su trabajo estaba íntimamente ligado a la vida cotidiana de la calle.
El DJing y la cultura urbana crecieron de la mano. El graffiti, el breakdance, el rap y el DJing son considerados los cuatro elementos del hip hop y todos ellos surgieron como respuestas creativas a un entorno hostil. En este contexto, el DJ fue (y sigue siendo) un cronista urbano, alguien que toma los sonidos del entorno y los transforma en una experiencia colectiva.
Con el paso de los años, el DJ se consolidó como pieza clave no solo en el hip hop, sino también en otros géneros urbanos como el dancehall, el reggaetón, el trap o la electrónica. Desde las fiestas en la calle hasta los clubes nocturnos y festivales internacionales, el DJ es el arquitecto del ambiente, el responsable de que la música acompañe, mueva y emocione.
Su equipo tradicional (dos tocadiscos, una mesa de mezclas, altavoces y micrófono) ha evolucionado. Hoy, muchos DJs trabajan con controladores digitales y software avanzado, pero el alma del DJing sigue intacta: la capacidad de leer al público, mezclar en tiempo real y construir una narrativa sonora que refleje el espíritu urbano. En cada beat mezclado, en cada transición perfecta, en cada grito del público, late el corazón de la ciudad. Y en el centro de todo eso, siempre estará el DJ.