Aunque es un género con padres españoles, el bolero en Cuba adquirió su propio estilo, nombre, composición, intérpretes… gusta, y varias generaciones han identificado su historia en letras melodiosas de los Boleros. Sus letras son tejedoras de sentimientos, patrimonio intangible que fluye por las venas de nuestro pueblo, contando historias de amores, desamores, esperanzas y nostalgias.
Nació en España, en los años 1700, estilo de danza clásica que fusiona lo folclórico con lo académico. A finales del siglo XIX, el ritmo de las guitarras españolas, castañuelas y panderetas viajó el atlántico y llegó a la Mayor de las Antillas. Aquí se impregnó con la canción romántica, la trova, maracas, contrabajos y pianos, dando resultado ese género que se escucha, se canta y también se baila en los compases más sentimentales.
Pepe Sánchez, sastre santiaguero de nacimiento y músico de inspiración, en la década de 1880 compuso “Tristezas”, primer bolero que el autor subtituló como “bolero”.
Tristezas me dan tus quejas mujer,
Profundo dolor que dudes de mí,
No hay prueba de amor que deje entrever
Cuánto sufro y padezco por ti.
La utilización de la figura rítmica del cinquillo, afirma el cronista urbano Rafael Lam, es controversial, figuración en compás de 2/4, que se repite simétricamente como ritmo estable y constante.
En el siglo XX, el género migró a capital y se profesionalizó. Se mantiene el formato de trovador solista o dúo, pero las composiciones se volvieron más refinadas. Sindo Garay, alumno de Pepe, llevó la poesía del bolero a otro nivel. A finales de la primera mitad del siglo, en una unión creativa, el género se fusiona con el son, lo que lo hizo más bailable y rítmico, ideal para conjuntos y septetos de moda en la época. De esa época resuena “Lágrimas Negras”, “Son de la Loma”, “Échale Salsita” y otros boleros que luego terminaron en filling (género que surgió como un hijo del bolero) como “Contigo en la Distancia”, “Delirio” y “La Gloria eres tú”.
Hasta la actualidad trascienden nuevos exponentes, se fusionó con el jazz y la salsa, pero continúa enamorando en las voces de Pablo Milanés (1943-2022) y Omara Portuondo, la Diva del Buena Vista Social Club. Muchos trovadores cubanos utilizaron sus viajes por Latinoamérica internacionalizaron el ritmo de “las letras del desamor”. La Época de Oro del Cine Mexicano adoptó en muchas de las bandas sonoras de boleros, y luego Puerto Rico, Colombia, Venezuela, Chile…
Su viaje desde las cálidas calles de Santiago de Cuba hasta los estudios de cine de México y los salones de baile de todo el mundo es un testimonio del poder emocional universal. El 5 de diciembre de 2023 fue declarado por la UNESCO Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
La 37 edición del Festival Internacional Boleros de Oro, celebrado en Cuba, homenaje al género, finalizó esta semana en La Habana. Los escenarios principales del evento acontecieron en los teatros Nacional de Cuba y América, donde el público pudo asistir para disfrutar de descargas con sus artistas favoritos. En esta edición convergieron figuras de la música provenientes de México, Venezuela, Argentina y, por supuesto, Cuba, convocando a artistas, investigadores y amantes del bolero en una variada programación que abarcó desde conciertos y galas hasta coloquios y presentaciones discográficas.
Los artistas invitados a las sedes capitalinas fueron Beatriz Márquez, Mundito González, Vania Borges, Héctor Téllez, Emilia Morales, Sergio Farias y el trío Tres en Concierto, de México. De las más jóvenes generaciones de intérpretes del género bolero llegaron a escena Alwin Damián y Karel Bartutis.
La noche del sábado fue una de las más especiales con el reconocimiento a La novia del Feeling y la gala denominada “Omara de Cuba”, con la presencia de la cantante y parte de su familia.
El Festival Internacional Boleros de Oro que cada dos años se desarrolla en Cuba, es la más relevante y festiva cita con intérpretes, compositores, musicólogos, y amantes del bolero.


