En un año con diversos desafíos para el gobierno, la política exterior es uno de los temas “delicados” en el gobierno de Lacalle Pou. El Mercosur, la búsqueda de otros mercados, el acuerdo Transpacífico y las relaciones con Argentina y Brasil, prácticamente que viven sobre la mesa de Presidencia de la República. De todos esos temas, el Diario La R dialogó con Camilo López Burián, doctor en Ciencia Política (Universidad de la República) y Profesor adjunto en el Departamento de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Sociales.
– ¿Cómo observó la Cumbre del Mercosur de diciembre pasado, teniendo en consideración la posición de Uruguay y de los países socios?
– El primer elemento que me parece vale la pena señalar es cómo se puede entender o cuáles son los principales debates en la política exterior de Uruguay en los últimos años. Uno de los elementos, desde la vuelta de la democracia para adelante o una de las características principales que tiene la política exterior uruguaya, es que centra sus temas de debate y agenda en los temas económicos y comerciales.
Si se analizan los datos de las opiniones de los decisores, pensando que en un país como Uruguay los partidos son relevantes, cuando uno ve, por ejemplo, encuestas que analizan la opinión de los parlamentarios lo que vas a encontrar es que sin distinción de partidos, los asuntos económico comerciales aparecen como temas centrales en agenda.
Entonces, es bastante razonable esperar que estos temas económicos comerciales sean asuntos muy debatidos dentro del sistema político uruguayo, entre los diferentes partidos, y en algunos casos también dentro de los partidos, o sea entre las facciones de los partidos.
– ¿En este contexto como observa al actual gobierno?
– Siempre hubo una idea de construir agenda regional y agenda con otros actores, de buscar que el Mercosur funcione como una plataforma. Muchas veces esta discusión sobre tener acuerdos con Estados Unidos o con China, durante los gobiernos del Frente Amplio, se tomó como una especie de forma de marcar agenda, mostrar que Uruguay quería re discutir la agenda de inserción internacional de Mercosur. El gobierno de Luis Lacalle Pou tiene un cambio de orientación en este sentido. Hace una apuesta más fuerte por la visión aperturista. Una visión aperturista que parte muchas veces de una visión donde el Mercosur es visto como una traba, como una estructura político e institucional que no le permite al Uruguay insertarse como desea.
Por ejemplo ha señalado la idea que puede tener acercamiento con China y con Estados Unidos a la vez, partiendo desde una noción de que la economía está disociada de los asuntos políticos. Por ejemplo, aquí hubo discusiones dentro de la coalición de gobierno cuando el diputado colorado Ope Pasquet señaló que le parecía que por asuntos geopolíticos, refiriéndose a la guerra de Ucrania, viendo el tablero estratégico global, podía repensarse la estrategia de acercamiento con China. Esto muestra que hay matices dentro de la coalición de gobierno. El gobierno uruguayo coloca su preferencia sobre la necesidad de la apertura, pero tiene los constreñimientos en los márgenes de maniobra que le da el ambiente político regional, que es muy relevante para entender la política exterior de Uruguay. Un país pequeño donde el margen de maniobra es en medio de dos países grandes de la región. Y donde es muy importante entender que la estrategia de apertura genera ganadores y perdedores.
– Y en todo esto, ¿cómo se incluye y que valor e importancia tiene la solicitud para ingresar al Acuerdo Transpacífico?
– Me parece que el primer asunto es que el Uruguay en estos años intentaba acercar a buscar conectarse con esta idea de que el Pacífico es una zona dinámica en términos económico comerciales. Y lo ha hecho de distintas formas. En el gobierno de José Mujica, por ejemplo, cuando volvió el vicepresidente Danilo Astori de una reunión de la Alianza del Pacífico trajo la idea de que el Uruguay podía formar parte de este acuerdo. Este elemento llevó a muchas discusiones a nivel del Frente Amplio, y finalmente, por temas de no consenso interno, no se avanzó. Estos acuerdos, como el Transpacífico, son complejos porque tienen muchos asuntos a negociar.
– ¿Qué conclusiones se pueden sacar y que mensaje dejó el viaje de Lacalle Pou con José Mujica y Julio Sanguinetti a Brasil?
– Creo que es un gesto republicano de parte del presidente, un gesto de mostrar cómo el Uruguay tramita las cuestiones políticas. Llevar a dos expresidentes que representan dos partidos distintos a los del presidente, a la asunción del mandatario de Brasil. La política doméstica brasileña, lo que acontece en Brasil es de absoluta relevancia para el Uruguay, para su posicionamiento internacional. También eso muestra un gesto político de parte del presidente, y es un gesto político que incluye a un presidente, como es Julio María Sanguinetti, que tiene muy buenos vínculos con algunos sectores políticos de Brasil. José Mujica, por su parte, es muy cercano a Lula da Silva. Eso también es una forma de vehiculizar un activo político también del colectivo.
– ¿Y qué trascendencia pudo o puede tener ese gesto para la política interna?
– Me imagino que la decisión que toma el presidente es una decisión que tiene dos audiencias, que es un gesto político que quiere dar dentro de Uruguay y hacia fuera, especialmente hacia Brasil. Pero no creo que pueda leerse como una especie de presentación de una etapa de construcción de política exterior hecha a partir de consensos interpartidarios, porque me parece que la política exterior uruguaya es una política en la que hay muchas divergencias en términos sustantivos de qué hacer con ella y construir una política exterior consensual en este momento en Uruguay es algo bastante complejo.
La política exterior tiene discensos entre los partidos, también dentro de los partidos y dentro de la coalición. Y una política exterior que tiene en el presidente una figura central. En un primer momento contaba con un canciller que venía del Partido Colorado, pero que luego se fue concentrando en la figura presidencial. Creo que cada vez más fue teniendo una orientación más alineada con las preferencias del presidente, del sector al que el presidente pertenece, que es el Herrerismo.
– ¿Qué opina, de cara al futuro, del relacionamiento entre Lula y el gobierno de Lacalle Pou?
– Primero, la política exterior brasileña en los tiempos de Lula presidente, estuvo cubierta de un pragmatismo muy importante. Uruguay pretendía o esperaba que se diera una posición proactiva, que se colocara como mediadora en el conflicto con Argentina durante el primer gobierno de Vázquez. Y sin embargo, Brasil, para evitar conflictos y tensiones en la región en el ámbito Mercosur, particularmente con Argentina, no tomó esa posición, o no fue lo proactivo que el Uruguay esperaba de parte del gobierno.
Podemos esperar un Brasil que se va a posicionar, y probablemente busque tener un protagonismo mucho más relevante en la región del que tiene, o tenía hasta hoy.
Como país pequeño, Uruguay, tiene sus márgenes de maniobra limitados por este el posicionamiento de Brasil. Que también hay que tener presente que esto no es solamente una cuestión únicamente de Brasil, sino que también hay que ver qué pasa con el resultado electoral de Argentina y cómo se configuran las relaciones con Argentina.
– Por la forma en la que Jair Bolsonaro abandonó la presidencia, ¿lo que sucedió era previsible?
– Este proceso tiene como tres claves para entender un poco lo que sucede hoy en día. La primera es que esto no es nuevo. La impugnación del bolsonarismo y de Bolsonaro a la democracia liberal, es algo constante desde antes de ser presidente y lo hizo siendo presidente, discutiendo el sistema electoral, poniendo en tela de juicio a la Justicia, discutiendo a la prensa con apelaciones antidemocráticas en varias dimensiones de la política. Segundo, no es exclusivo de Brasil. Esto ocurrió, como recordarán, en el Capitolio hace un par de años con la salida de Donald Trump del gobierno de Estados Unidos, pero también se intentó en Alemania y no se logró. También grupos antivacunas y de extrema derecha en Italia lo intentaron hacer. Ósea, este tipo de acciones de la extrema derecha no es nueva, ni es exclusiva de Brasil, porque la ultraderecha brasileña es parte de una ola general de actores muy similares que hay a nivel global.
ESTE POLITIQUERO, ES UNA BESTIA QUE DICE COSAS QUE NO SE SUSTENTAN EN LA REALIDAD. PRUEBA DE ELLO ES EL ESFUERZO INMENSO QUE HACE EL PAIS PARA INSERTARSE CON OTROS ACUERDOS (TRANSPACIFICO) OTROS PAISES COMO CHINA E INCLUSO CON GRAN BRETAÑA…. ¿POR QUE RAZON SE PRETENDE ELLO ? POR MOTIVOS ECONOMICOS MEJORANDO LA SITUACION DE LOS URUGUAYOS. LAS DEMAS ARGUMENTACIONES SON DE POLITIQUERIA BARATA…. Es como CUANDO EL CONEJO NEGRO…. DICE QUE LOS RESULTADOS DEL TURISMO RECEPTIVO AUN NO SON BUENOS… ADEMAS CUANDO VERANEA EN LA PALOMA, DONDE SE ENCUENTRA CASI TODO LO QUE AL MISMO TIEMPO DESPRECIA…. HAGAN LO QUE YO DIGO PERO NO LO QUE YO HAGO….RESUMEN LACRA…. TODOS LUMPEN ES AQUEL QUE NUNCA LOGRARA SALIR DEL BARRO PARA MIRAR ALGO MAS ARRIBA QUE EL NIVEL DEL POZO NEGRO EN QUE HABITA.