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Hoy presentamos "Un pantalón con estilo propio".

«Un pantalón con estilo propio»

 

¡INCREIBLE! ¡Si no lo veo no lo creo!

Dando pasos cortos, seguros y con un estilo inigualable, el pantalón se dirigía solito hacia el lavarropas ante la mirada asombrada de José.

 

– ¡María! ¡María! -gritó José y el pantalón quedó tieso del susto hasta que se desvaneció en el piso.

José salió disparado hasta donde se encontraba su esposa María, que organizaba los cuadernos de sus pequeños para las actividades escolares del próximo día.

– ¡Aaay! ¡Aaay! ¡María! ¡María!

El pantalón se dirigía hacia el lavarropas y ¡tenía estilo propio!

María, que para nada se asombró de lo dicho, le respondió:

– ¿Y qué creías? ¡Al final me escuchó! ¡Espero que las demás prendas lo hayan hecho también!

– Pero… ¿qué les dijiste, María?

– Bueno… es debido a mi respuesta de no haber tenido tiempo de lavar la ropa. Hace unos días, tú comentaste que había mucha cantidad para lavar y que ya no tenías qué ponerte; ¿te acordas, José? Opinaste entonces, enojado,  dijiste que era sencillo: el lavarropas era el que las lavaba. Así que aproveché y conversé con algunas prendas.

 

Me llevó gran parte del día; con el pantalón conversé detenidamente, sé que es uno de tus preferidos, así que me enfoqué en él. Las remeras acaloradas estaban encantadas, les di permiso para bañarse dos veces en la semana y, con los calzoncillos, te soy sincera, fui breve y concisa; además me parecieron antipáticos. A las medias las encontré en el fondo del canasto, estaban adormecidas pero prestaron atención. A las demás prendas, en general, les explique la situación alentándolas a todas a usar el lavarropas.

 

– Pero, María ¡vos estás loooca!

– ¿Loca? Decime José, ¿a vos en verdad te parece?

– ¡Y sí!… ¿quién se va a poner a conversar con la ropa?

– Y yo José… yo.

– Pero, va a ser un desastre; imagínate toda la ropa por la cocina desparramada.

– ¡No! ¡No! ¡No! ¡No! ¡No! Ni amontonada ni desparramada. Me tomó varias horas dar la explicaciones, José. Las prendas claras deben ir primero, dependiendo de su calidad y textura, y las oscuras, van después. ¡No vaya a ser que me quede todo manchado!

 

José, María y sus dos hijos se escondieron brevemente detrás de la puerta que daba a la cocina para mirar; solo se veían sus cabezas, más arriba José, un poquito más abajo María y después sus pequeñitos.

El pantalón que se había recuperado ya estaba dentro del lavarropas, varios pares de medias y unas remeras que hacían la fila para darse su baño vespertino. Lo interesante de todo era que María les había dado instrucciones, tenían un horario estricto. Cuando el reloj de pared sonara, ese era el momento.

 

José escuchó atento a María… pensativo preguntó:

– ¿Y el Jabón María?

María lo quedó observando asombrada para luego responder.

– ¡El jabón por ahora lo dejamos puesto nosotros, José!…¡¿Qué pansas?! ¿Qué fue fácil enseñarles a todas esas prendas a que hagan tu parte en el hogar?

Ya  conversaré también con el lavarropas, pero eso será mucho después.

 

DERECHOS DE AUTOR, María Fernanda Peralta.

 

Cuento ilustrado por niños de 7 y 8 años de edad del grupo de tertulias Esquina La Paz. Melina Pereyra, Erwin y Hebert Machado.

 

Trabajo en equipo y fomentar el arte en todas su expresiones desde temprana edad.

 

© Derechos reservados Editorial artesanal: Cuenta Imagina y Crea

1 Comment

  1. Hermoso Maria
    Voy a intentar hablar también con la ropa a ver si van solitas
    👏👏👏👏👏👏,muy lindo y gracioso mientras leia ne imaginaba la escena y me conpenetre con el cuento.
    Felicitaciones 👏 👏 👏

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