Francia termina su despliegue en Burkina Faso con la arriada de bandera

Desde hace meses se han venido produciendo manifestaciones para exigir la salida de los militares franceses.

La operación militar del Ejército francés en Burkina Faso ha terminado oficialmente este domingo con la ceremonia de arriada de bandera en el campamento militar de Bila Zagré en la localidad de Kamboinssin, poniendo fin así a un acuerdo de cooperación firmado en diciembre de 2018, tras unos ocho años previos de despliegue, para la lucha contra el yihadismo en el Sahel. La ceremonia ha estado presidida por el jefe adjunto al Estado Mayor del Ejército burkinés, el coronel Adam Neré, y el representante de la comandancia de la fuerza francesa de intervención Sabre.

Desde hace meses se han venido produciendo manifestaciones para exigir la salida de los militares franceses del país por considerar que no hacen los suficiente para combatir a los grupos terroristas. El capitán Ibrahim Traoré gobierna el país desde el 30 de septiembre y ha manifestado en varias ocasiones su intención de recuperar la «integridad territorial» y la «soberanía nacional» ante un acercamiento con Rusia, país al que ha pedido que «ocupe su lugar» en Burkina Faso. Los militares de la Operación Sabre han estado estacionados en la capital, Uagadugú, desde 2010, pero la presencia de la misión solo se formalizó en 2018 bajo el mandato del expresidente Roch Marc Christian Kabore. Se había creado bajo la presidencia de Blaise Compaore sin estatus oficial.

Burkina Faso, gobernado por una junta militar desde un golpe de Estado previo de enero de 2022 contra el entonces presidente Kaboré. La junta está ahora encabezada por Traoré, quien protagonizó en septiembre una asonada que fue considerada un ‘golpe palaciego’ contra el hasta entonces líder, Paul-Henri Sandaogo Damiba. Los ataques, obra tanto de la filial de Al Qaeda como de la de Estado Islámico en la región, han contribuido también a incrementar la violencia intercomunitaria y ha hecho que florezcan los grupos de autodefensa, a los que el Gobierno burkinés ha sumado a ‘voluntarios’. El deterioro de la seguridad ha provocado una oleada de desplazados internos y refugiados hacia otros países de la región.

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