Glaucoma: La mayor causa de ceguera en Uruguay y no presenta síntomas

Detectarlo a tiempo puede prevenir esta enfermedad, los médicos recomiendan un control anual durante toda la vida

El glaucoma es la principal causa de ceguera prevenible en el mundo, alrededor de 80 millones de personas padecen esta patología en el mundo, y las estimaciones oficiales indican que para 2040 serán más de 110 millones de seres humanos afectados.

En Uruguay el glaucoma es la primera causa de ceguera irreversible. Se estima que de 3 % a 5 % de la población tiene esta enfermedad y que hasta un 60 % lo desconoce y las autoridades recomiendan y garantizan que el diagnóstico precoz es la única forma de evitar la pérdida de la visión, por lo tanto, los controles con el oftalmólogo son fundamentales.

En resumen, el glaucoma es una enfermedad del nervio óptico producida por un aumento de la presión dentro del ojo que lo va dañando lentamente y de forma irreversible. Este nervio se ubica en la parte posterior del ojo y es el “cable” que lo conecta con nuestro cerebro donde se procesa la información visual.

Si el nervio óptico está dañado, la información hacia el cerebro llega mal o no llega, lo que se traduce en pérdida de visión. No se conoce exactamente qué causa el glaucoma pero se sabe que existen factores hereditarios, factores raciales, traumatismos oculares importantes, entre otros.

El glaucoma no es evitable pero sí prevenible y tratable y para ello el diagnóstico precoz es el primer paso. Es importante tener presente que se trata de una enfermedad crónica, por lo que una vez diagnosticada deberá tratarse durante toda la vida.

Los expertos hacen hincapié en la importancia de detectar a tiempo la enfermedad porque, aunque sus efectos son irreversibles, su progreso se puede detener mediante tratamientos específicos en cada caso.

Según el sitio de la Academia Americana de Oftalmología, “el glaucoma es una enfermedad que daña el nervio óptico del ojo. Generalmente se produce cuando se acumula fluido en la parte delantera del ojo. El exceso de fluido aumenta la presión en el ojo y daña el nervio óptico”.

La coordinadora de la Sección Glaucoma del Servicio de Oftalmología del Hospital Universitario Austral de Argentina, Anahí Lupinacci, sostuvo que “lo más peligroso es que el glaucoma no suele presentar síntomas en sus comienzos. Por este motivo, suele llamársele ‘el ladrón sigiloso de la visión’”.

La buena noticia, según ella, “es que con un diagnóstico oportuno y un tratamiento adecuado, la gran mayoría de los pacientes con glaucoma conserva su visión”. “Para combatir el glaucoma, así como otras patologías oculares, hay dos estrategias con alto porcentaje de resolver el problema: mantenerse informado y asistir al oftalmólogo al menos una vez al año”, recomendó.

Un diagnóstico a tiempo ayuda a prevenir y evitar la muerte de las fibras del nervio óptico, por eso es fundamental consultar al oculista ante el mínimo cambio o defecto de visión.

En cuanto a los tratamientos los especialistas aseguran que pueden ser con gotas, láser o cirugías, según el tipo de glaucoma y el estadío evolutivo, el médico oftalmólogo indicará de cual es la manera tratarlo adecuadamente.

El glaucoma puede afectar a cualquier persona a cualquier edad. Existe el glaucoma congénito, que es poco frecuente, y por el que los pediatras derivan al oftalmólogo en presencia de los signos de alerta.

Tener determinadas enfermedades como diabetes, presión arterial alta o muy baja, anemia, y todas las enfermedades que alteran la circulación arterial, que son un factor de riesgo agregado. No causan glaucoma, sino que hacen al ojo más sensible a que la presión produzca daño.

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