En la plaza Constitución de Melo, el tiempo pasó, pero un banco permanece como testigo de una infancia marcada por la exclusión. Gloria Rodríguez recuerda que, de niña, sabía que no podía entrar al Club Unión. No lo preguntaba, porque ya lo había aprendido, había un club “para negros y otro para blancos”. La discriminación estaba normalizada.
Creció en un hogar humilde, pero con valores firmes. Aunque no romantiza su niñez, habla de “pobreza digna”, donde nunca faltó el plato de comida, pero tampoco sobró nada. En la adolescencia llegaron el enojo y la rebeldía frente al racismo cotidiano, esa incomodidad fue la semilla de una conciencia política que ya se gestaba en casa, acompañando a su padre en la militancia.
El camino no fue fácil, llegó a Montevideo con sus dos hijos pequeños, su bisabuela y un perro; por un problema de salud de su hijo mayor. En Melo no había foniatras, ni psicomotricistas, ni un equipo capaz de atender el diagnóstico. «Tuvimos que empezar a viajar cada tres meses, después cada mes y medio, hasta que llegó una internación de ocho meses. Cuando nos dijeron que debía tener tratamiento semanal, entendí que no era viable seguir viviendo a 400 kilómetros.
Así que me vine, sin trabajo, con mis hijos. Eso es lo que hacemos las mujeres” señaló.
Rodriguez se define como una “mujer negra, madre, demócrata y defensora de los derechos humanos”. Reivindica a las mujeres políticas, las que van al territorio, y no a las que son funcionales al sistema.
Su sentido de justicia no es solo discurso, como diputada, enfrentó el cierre del Centro Tiburcio Cachón, por parte de la ministra Marina Arismendi, en el período de Tabaré Vázquez, ocupándolo junto a los usuarios, hasta lograr su reapertura bajo el gobierno de Lacalle Pou, esto fue una muestra de su compromiso con políticas públicas inclusivas.
En 2020 hizo historia al convertirse en la primera mujer afrodescendiente en llegar a la Cámara de Senadores. Pero lo asume con crítica, “Soy la excepción”, afirmó, señalando la falta de cambios estructurales.
Presentó el Proyecto de Ley de Paridad el 8 de marzo de 2021, convencida de que la representación equitativa debía ser una prioridad. La votación final llegó en mayo de 2024, pero el proyecto no alcanzó la mayoría especial de dos tercios que requería para ser aprobado.
Aunque contó con el respaldo del Frente Amplio y de algunas legisladoras de otros partidos, sus propios compañeros del Partido Nacional no lo apoyaron ni tampoco discutieron. “No lo leyeron. Simplemente dijeron que no. Pero yo me había comprometido con la ciudadanía, y lo presenté igual. No me importa pagar costos si es por mis convicciones” explicó.
Gloria Rodríguez, es el ejemplo de una mujer dispuesta a decir lo que otros callan, a presentar proyectos que incomodan, a recordar que la democracia no es tal si no es inclusiva, porque un cambio sólo es posible si se abren las puertas para que todos puedan pasar.
Bravo Gloria!!…..Palanre siempre!……patraz…solo para tomar impulso!👏👏👏👏
Grande gloria, la conozco del barrio, muy cercana siempre con todos