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“Hay que entender que lo que hacemos en el aula genera un impacto a nivel general”

La maestra Tania Belén Fernández captó una problemática nacida en su salón de clases mediante la intriga de un alumno y la abordó con tanto interés, que surgió el libro ¿Quiénes son ellas? 12 mujeres uruguayas en STEM (acrónimo en inglés de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas).

“Todo este recorrido nació de un alumno en el aula” resaltó considerándolo algo “valioso” porque “a veces creemos que los temas o los problemas globales no llegan a los niños y a las niñas o no los cuestionan y sin embargo, no solamente lo hacen sino que también que pueden como ir formando y creando cambios desde sus propias inquietudes”.

En esta ocasión iban a trabajar con referentes uruguayos pero no aparecían mujeres y aclara que “como maestra siempre estuve sensibilizada con la temática de género tanto en la formación como luego de recibirme. Sin embargo, me vi en esa situación, donde yo tampoco conocía en ese momento demasiadas mujeres uruguayas en STEM y menos contemporáneas”. Entendiendo entonces la importancia de este proyecto para que “las niñas puedan proyectarse siendo una de ellas”.

Durante el trabajo nos comenta que “lo que más les impactó a los niños y niñas es que estas mujeres uruguayas, están vivas y trabajando en proyectos en nuestro país, en áreas que son tan atípicas para la mujer» Agregó que  «el estereotipo social profesional en estas áreas no coincide con el de una mujer y menos una mujer joven o mamá” entonces reflexiona que “eso hace que muchísimas jóvenes se alejen de estudiar estas carreras”.

Férnandez expresa como integrante de la educación, que “desde muy temprana edad, y si bien hoy en día hay prácticas y bibliografía que han sido modificadas y cambiadas con una perspectiva de género, se los somete a una amplia bibliografía con lo que se llama el currículo oculto, donde sigue prevaleciendo la desigualdad haciendo que la autovaloración entre las niñas y los niños sea distinta”. Cuestionando “lo que hemos aprendido en las escuelas sobre qué es ser una niña y cómo influye ese aprendizaje en nuestras opciones de ruta de vida” llega a la conclusión de que “lo primero es hacer visible que sí existen barreras, que no son las mismas que se les presentan al hombre, por más de que hayan mujeres que llegaron”.

Niñas que se perciben menos brillantes que los varones

Ampliando sobre la importancia de cómo educar a nuestras niñas, trajo a colación un estudio que se realizó en Estados Unidos y que dice que las niñas entre los seis y los ocho años comienzan a autopercibirse como menos brillantes que los varones, entonces “hay que entender que lo que hacemos en el aula genera un impacto a nivel general”. En este marco ejemplifica con dos hechos, el primero “el impacto que tuvo conocer de cerca y en persona a estas mujeres y que puedan ver que son tan reales como ellas” y segundo, “sin expresar que está mal soñar con ser una princesa”, una alumna de 5 años me dijo maestra yo ya no quiero ser princesa, quiero ser científica”. Esto fue “una devolución muy valiosa, porque logran ver que existen otras cosas que pueden hacer más allá de lo que siempre ven”.

A su vez habló del impacto que esto tuvo en estas 12 mujeres, que “nunca se imaginaron siendo referentes”. Recordó que “algunas de ellas me preguntaban si realmente me parecía que debían estar en el libro porque no consideraban su trayectoria tan importante” lamentando que “tampoco las mujeres nos auto percibimos como deberíamos”, cuando “realmente ellas con sus ejemplos generan cambios”.

Desde lo personal habla de la satisfacción que da “cuando me llegan esos relatos de niñas que se interesaron en la ciencia”, explicando que no es “por la profesión en sí” sino “por poder abrir puertas. «Creo que todas lo merecemos y de ampliarles ese abanico de posibilidades para jugar y para soñar” sostiene.

Por otra parte plantea las barreras que existen y “lo difícil que sigue siendo, para muchas mujeres, conciliar la vida laboral con la vida familiar, por esos roles impuestos de que determinadas tareas y cuidados nos corresponden”.

“Yo ya gané si puedo transmitirle a mi hija y al resto de las niñas que hay otros caminos y abrirles otras puertas” destacó. Pero “también siempre dejando en claro que los niños y los hombres son parte de esto, porque juntas podemos pero también tiene que haber un quiebre y una conciencia en los hombres que desde del lugar que tienen y desde todo lo que pueden hacer, caminen junto a nosotras para tener un presente más igualitario y más justo”.

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