/

La sintomatología varía entre los pacientes, pues depende de la ubicación y la gravedad del daño en el sistema nervioso.

La esclerosis múltiple como enfermedad crónica

El término esclerosis crónica se emplea para describir enfermedades de curso prolongado.

El sistema inmunológico de la persona ataca por error a la mielina y la comunicación entre el cerebro y el resto del cuerpo se ve interrumpida
El sistema inmunológico de la persona ataca por error a la mielina y la comunicación entre el cerebro y el resto del cuerpo se ve interrumpida

Escuche la nota completa aquí:

Se caracterizan por procesos de endurecimiento e inflamación persistente, y existe un deterioro progresivo de tejidos u órganos. En el contexto clínico habitual, este concepto se asocia principalmente a la esclerosis múltiple. Esta es una patología neurológica crónica y autoinmune que afecta de manera central al sistema nervioso.

Esta enfermedad tiene un mecanismo definido, el sistema inmunológico de la persona ataca por error a la mielina, capa que recubre y protege las fibras nerviosas. Estas fibras se encuentran en el cerebro y en la médula espinal y el daño a esta cubierta interfiere en la transmisión de los impulsos nerviosos. La comunicación entre el cerebro y el resto del cuerpo se ve interrumpida. Con el paso del tiempo, la enfermedad puede causar daño permanente en las fibras nerviosas.

La sintomatología varía ampliamente entre los pacientes, pues depende de la ubicación y la gravedad del daño en el sistema nervioso. Entre las manifestaciones más frecuentes se encuentra una fatiga intensa, así como debilidad muscular y los trastornos de la sensibilidad. Puede presentarse entumecimiento u hormigueo en distintas partes del cuerpo acompañado de problemas de equilibrio y coordinación que suelen generar dificultades para caminar. Las alteraciones visuales son otro signo habitual, que incluyen pérdida parcial o completa de la visión en un ojo, visión doble o borrosa. 

Estudio de RM craneal
Estudio de RM craneal

Además, pueden surgir dificultades cognitivas que abarcan problemas de memoria, pensamiento y comprensión. Otros síntomas son mareos, vértigo y trastornos en la funcionalidad sexual, intestinal y vesical. El habla puede volverse arrastrada y es común la presencia de cambios en el estado de ánimo. Un signo característico es la sensación de descargas eléctricas con ciertos movimientos del cuello lo que se conoce como signo de Lhermitte.

La evolución de la esclerosis múltiple es impredecible, no sigue un patrón único. La enfermedad se clasifica en varios tipos según su progresión, la forma más frecuente es la esclerosis múltiple con recaídas y remisiones. La mayoría de las personas presenta este tipo e implica períodos de síntomas nuevos o empeorados. Estos episodios, llamados brotes o recaídas, duran días o semanas. 

Luego, sobrevienen fases de mejoría parcial o total, estos son los períodos de remisión que pueden extenderse por meses o años. Entre el 20% y el 40% de los casos de este tipo puede derivar, con el tiempo, en esclerosis múltiple secundaria progresiva (suele ocurrir entre 10 y 40 años después del inicio). En esta fase, hay una progresión constante de los síntomas, los brotes agudos pueden estar presentes o no. El deterioro se vuelve más continuo, afectando sobre todo la movilidad. 

 

Presentan síntomas son mareos, vértigo y trastornos en la funcionalidad sexual, intestinal y vesical
Presentan síntomas son mareos, vértigo y trastornos en la funcionalidad sexual, intestinal y vesical

Otro tipo es la esclerosis múltiple primaria progresiva, aquí no hay brotes definidos, pues desde el inicio se observa un empeoramiento gradual y constante de los signos. Existen también dos categorías relacionadas con hallazgos iniciales: el síndrome clínico aislado se refiere al primer episodio de síntomas que afectan la mielina y el síndrome radiológico aislado describe hallazgos en resonancias magnéticas compatibles con la enfermedad, pero sin síntomas clásicos. 

Existen tratamientos modificadores de la enfermedad, estos fármacos tienen como objetivo reducir la frecuencia y la intensidad de los brotes y cambiar el curso a largo plazo de la patología. Además, hay terapias para acelerar la recuperación tras una crisis aguda. A su vez, se emplean tratamientos sintomáticos destinados a controlar manifestaciones específicas como la fatiga, la espasticidad o el dolor. 

El diagnóstico de esta condición genera un impacto que trasciende lo físico. Las consecuencias emocionales y sociales son significativas, por ello el acompañamiento psicológico profesional no es un complemento, sino una necesidad. El apoyo familiar y social resulta fundamental, así como la información clara y veraz ayuda a los pacientes y a sus familias a comprender la enfermedad. 

 

Comparte esta nota:

Deja una respuesta

Your email address will not be published.

Últimos artículos de Pura Vida