La idea de regular la Inteligencia Artificial avanza sin coordinación global

la UE prepara una serie de reglas de cumplimiento obligatorio que como muy pronto comenzarían a regir a finales de 2025

Distintos gobiernos avanzaron esta semana con la idea de regular la Inteligencia Artificial (IA) ante sus efectos en temas como seguridad, democracia, desinformación y el mercado laboral, pero la propia creación de un marco jurídico supone un desafío por la rápida evolución de esta tecnología, sus alcances y los desacuerdos entre países para alcanzar una convención común.

Un intento de lograr una forma de regulación intercontinental fue anunciado el miércoles pasado por la Unión Europea (UE) y Estados Unidos que «muy pronto» presentarán el borrador de un «código de conducta» para que las empresas del sector suscriban de forma voluntaria, con la idea que «todos los países de ideas afines» también lo adopten.

Esta falta de obligatoriedad podría restarle peso, aunque existe un antecedente de la voluntad de los propios actores del sector sobre algún tipo de intervención: a fines de marzo, un conjunto de académicos, expertos y empresarios, entre ellos Elon Musk (CEO de SpaceX, Tesla y Twitter) y Steve Wozniak (cofundador de Apple), pidieron una moratoria de seis meses en la investigación sobre IA al advertir «grandes riesgos para la humanidad».

El discurso

«Lo interesante del discurso actual en torno a la regulación es que, normalmente, los gobiernos y las grandes empresas tecnológicas adoptaron puntos de vista opuestos. Lo que es único en el caso de la IA (en particular ChatGPT) es que expertos de muchas organizaciones están liderando el llamamiento a poner una pausa», explicó a Télam Stan Karanasios, profesor de Sistemas de Información en la Universidad de Queensland (Australia).

En ese marco, la UE prepara una serie de reglas de cumplimiento obligatorio que como muy pronto comenzarían a regir a finales de 2025, una fecha lejana para un sector en constante evolución que, si bien está dominado por gigantes como Microsoft (principal accionista de OpenAI, la firma que opera ChatGPT), Meta o Google, está poblado por nuevas plataformas que aparecen cada día gracias al código abierto.

China también tiene proyectos de regulación, en especial una «inspección de seguridad» de las herramientas de la IA.

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