La importancia de visualizar Nuestro Yo Futuro

El visualizarse a uno mismo puede ofrecer una perspectiva que favorezca el crecimiento personal. La gente que tiene en claro los valores que quiere construir en torno al futuro consigo mismo tiende a ser más responsable en sus vínculos y con las finanzas.

Debemos pensar al yo futuro como una relación que requiere ser cuidada y cultivada. Por fortuna, hay a disposición ciertas estrategias simples para fortalecer la empatía hacia la persona en la que uno se convertirá, beneficiándose en consecuencia la salud, la felicidad y la seguridad financiera.

Los orígenes de la investigación psicológica en torno a este tema pueden encontrarse dentro de los escritos filosóficos, como los de Joseph Butler, en el siglo XVIII.

“Si el yo o la persona de hoy y el de mañana no son lo mismo, sino sólo como personas, la persona de hoy realmente no está más interesada en lo que le sucederá a la persona de mañana que en lo que le sucederá a cualquier otra persona”, escribió Butler en 1736.

Esta teoría fue ampliada y defendida por el filósofo británico Derek Parfit, cuyo trabajo llamó la atención de un joven investigador llamado Hal Hershfield, quien sospechaba que una desconexión de nuestro yo futuro explicaría muchos elementos irracionales del comportamiento humano, incluida la renuencia propia de ahorrar para nuestra jubilación.

Una investigación gestada en la actualidad ha explorado el fenómeno del yo futuro en muchas otras áreas de la vida. Es probable que si estamos en sintonía con la versión futura de nosotros, exista una mayor disposición del cuidado corporal a fin de que este goce de una mejor salud los próximos años.

Otros experimentos muestran que las personas que logran una puntuación alta en la medida de continuidad del yo futuro cuentan con estándares morales más altos que las personas con problemas para identificarse con su yo futuro.

“Si las personas están en conexión con su yo futuro, gozarán de una mayor capacidad para reconocer las consecuencias de sus decisiones actuales sobre su yo futuro”, dice Hershfield. “Eso los ayuda a poner freno a estos comportamientos”, agregó.

Un ejercicio que puede realizarse para conectar con la visión del futuro es realizar una actividad imaginativa que consiste en redactar una carta a tu yo futuro dentro de 20 años. En ella se deben describir las cosas más importantes para uno y los planes para las próximas décadas.

Hershfield aplica asimismo esta investigación en su propia vida. Cuando atravesamos una etapa de estrés y de frustración como puede ser criar hijos, por ejemplo, se intenta colocar en los zapatos de su yo futuro con el fin de imaginar cómo observaría su comportamiento pasado. Puede resultar excéntrico dialogar con una entidad imaginaria, pero una vez que el yo futuro cobra vida dentro de la mente resulta sencillo cultivar el bienestar.

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En 2020, Hershfield afirmó que la incapacidad para identificarse con el yo futuro podría incidir en torno a su bienestar general. El estudio, que siguió a más de 4.000 personas durante una década, mostró que la continuidad futura de alguien podría predecir su satisfacción con la vida década después.

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