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La informalidad laboral y su situación pos-pandemia

El Instituto Cuesta Duarte elaboró un informe sobre informalidad el que señala que existe un porcentaje relevante de trabajadores no registrado en los sistemas de protección social en América Latina y que durante la pandemia el mecanismo de protección social vinculada al empleo fue la principal herramienta frente a la pérdida de empleo e ingresos en todos los países incluido Uruguay.

El informe elaborado por el Instituto Cuesta Duarte se titula “Informalidad: Aproximación conceptual, caracterización interna y análisis de su trayectoria reciente”, el mismo analiza una realidad laboral de larga data que se vio expuesta más duramente con la llegada de la pandemia de Covid 19.

El informe comienza indicando que “El no registro de un porcentaje relevante del total de los trabajadores ocupados en los sistemas de protección social existentes, es una característica de larga data de los mercados de trabajo en América Latina, y que “la precariedad laboral a la que da lugar esta situación, es uno de los principales problemas que afectan la calidad del empleo en la región”.

Los trabajadores precarios, también llamados “informales” al no estar registrados en los sistemas de protección social, no tienen derecho a ninguno de los beneficios asociados a la seguridad social que brinda el trabajo, como puede ser el seguro por desempleo, por enfermedad o el derecho a percibir una jubilación al momento de retiro, indica el estudio.

Una muestra de esta desprotección “es el hecho de que la mayor parte de los puestos de trabajo perdidos durante la pandemia correspondían a trabajadores informales.” Del análisis se desprende que “esto provocó que la tasa de no registro a la seguridad social sobre el total de ocupados disminuyera durante la pandemia, indicando una mayor cantidad de trabajadores registrados”. Sin embargo, en el caso de Uruguay, “la caída en la tasa de informalidad no se revirtió durante 2021 y el primer semestre de 2022 mientras el mercado laboral retornaba a niveles de empleo iguales, e incluso algo superiores, a los que había pre pandemia”, señala el estudio.

“De acuerdo a la OIT, se considerará trabajador informal (o precario) a todo aquel que no se encuentra registrado en los regímenes de seguridad social existentes en el país, no realiza aportes a ningún sistema de seguridad social y por lo tanto, no está amparado por la protección social contributiva que brinda el trabajo”. 

En el Uruguay la trayectoria del trabajo informal acompaña el comportamiento del mercado laboral; “entre 2011 y 2014 el mercado de trabajo uruguayo alcanzó los mejores registros en materia de empleo y desempleo, un máximo de aproximadamente 1.690.000 personas ocupadas a diciembre de 2014. Entre 2011 y 2014, la tasa de actividad se ubicó cercana al 65%, alcanzando los porcentajes más altos desde 2006” Sin embargo, “a partir de 2015, la situación del mercado de trabajo arranca a deteriorarse y se empiezan a perder puestos de trabajo, a la vez que la tasa de desempleo comienza a aumentar. Entre 2015 y 2019, se pierden unos 52.000 puestos de trabajo, en un contexto de escaso crecimiento económico Es en esta coyuntura del mercado de trabajo que impacta duramente la pandemia y la crisis económica a la que esta dio lugar, durante el año 2020”

De todas formas el informe señala que “Entre 2015 y 2019, la tasa de precariedad no acompaño el deterioro que se verificó en otros indicadores del mercado de trabajo, e incluso se puede observar una muy leve tendencia a la baja en ese período. Pero con el empeoramiento de los principales indicadores laborales, aun cuando no se deterioraron los datos relativos al no registro, se frenó la tendencia a la mejora que habían mostrado hasta 2014”.

Pasada la pandemia el documento destaca el comportamiento de Uruguay, “en el año 2021 se recuperaron prácticamente todos los puestos de trabajo perdidos el año anterior: el número de ocupados aumentó en 48 mil personas respecto al año previo y la tasa de empleo se ubicó en promedio en 56%, 0,7 p.p. por debajo de su nivel medio pre pandemia aunque lejos de los mejores registros de 2011 a 2014 superiores al 60%. La recuperación del empleo, aunque se desaceleró en la primera parte de 2022, marcó que en el primer semestre del año el número de ocupados superara al de igual período de 2019”.

El informe concluye que “en nuestro país la informalidad, especialmente en lo que a su trayectoria reciente, debe ser un trabajo a continuar. Prestando atención especialmente al mantenimiento de las mejoras registradas, a medida que se estabiliza la dinámica económica y el mercado de trabajo”.

El informe completo se puede leer y descargar en https://cuestaduarte.org.uy/sites/default/files/2023-01/Informalidad%20%28ICD%29.pdf 

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