La política argentina vuelve a demostrar que la coherencia es un lujo que pocos pueden permitirse. La reciente incorporación de Diego Santilli como cabeza de lista de diputados nacionales por Buenos Aires, en representación de La Libertad Avanza, no solo reconfigura el mapa electoral: expone una contradicción estructural en el discurso oficialista. Lo que antes era “la casta”, hoy es parte del engranaje libertario. Lo que ayer se denunciaba como corrupción, hoy se reabsorbe como pragmatismo.
De los archivos judiciales a la boleta oficial Santilli, exvicejefe de Gobierno porteño y exministro de Seguridad de CABA, reemplaza al frustrado candidato José Luis Espert, apartado por sus vínculos con el empresario narco Fred Machado. La caída de Espert, quien se definió como víctima de una “operación despiadada” y prometió “demostrar su inocencia sin fueros ni privilegios”, dejó al oficialismo en una encrucijada discursiva. La Ley Electoral obligó a cubrir la vacante con el siguiente en la lista: Santilli.
Pero Santilli no llega como un cuerpo neutro. Su historial incluye:
- Vínculos con sociedades offshore: Al menos 14 firmas ligadas a su entorno familiar, incluyendo South Tourin LLC en Florida, dirigida por su hermano Darío. Esta empresa, dedicada al alquiler de propiedades, comparte dirección con otras sociedades gestionadas por intermediarios especializados en la creación de estructuras offshore. En 2021, Santilli fue mencionado en los Pandora Papers, la investigación global del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) que reveló cómo figuras públicas, empresarios y jefes de Estado ocultaban activos en paraísos fiscales. Aunque nunca fue imputado, el legislador evitó pronunciarse sobre la moralidad de no declarar activos en el país y aseguró que “nunca utilizó estos mecanismos para beneficiarse económicamente”.
- Acusaciones de corrupción: Santilli ha sido señalado en múltiples ocasiones por presunto uso indebido de recursos públicos para eventos privados, especialmente durante su gestión en el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
- Se viralizaron imágenes y testimonios que lo vinculan con celebraciones personales realizadas en instalaciones oficiales, con servicios de catering, seguridad y logística provistos por áreas estatales.
- Informes de la Auditoría General de la Ciudad señalaron irregularidades en la documentación de gastos de representación, viáticos y alquileres de salones. En varios casos, los montos fueron elevados y no se especificó el carácter público o privado de los encuentros.
- Empresas proveedoras de servicios para eventos fueron contratadas sin licitación abierta, bajo la figura de “urgencia operativa”. Algunas de estas firmas tenían vínculos con colaboradores cercanos al entonces ministro.
- A pesar de las denuncias, Santilli mantuvo una presencia constante en medios afines, que minimizaron o ignoraron los señalamientos. Esto contribuyó a que las acusaciones no escalaran judicialmente, pero consolidaron una percepción pública de impunidad.
- Gestión polémica en Seguridad: Durante su paso por el Ministerio de Justicia y Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires, Santilli impulsó la implementación de tecnologías de vigilancia que generaron fuertes cuestionamientos por su falta de controles institucionales.
- El caso más emblemático fue el uso del software de reconocimiento facial, aplicado en el sistema de cámaras urbanas para identificar personas con pedido de captura. Diversas organizaciones de derechos humanos denunciaron que el sistema operaba sin autorización judicial previa, sin auditoría externa y con fallas graves en la protección de datos personales. En 2021, la Defensoría del Pueblo porteña advirtió que más de 140 personas fueron erróneamente identificadas, incluyendo menores de edad y ciudadanos sin antecedentes.
- Además, se detectaron contrataciones opacas en el área de tecnología policial. Empresas proveedoras de software, equipamiento táctico y sistemas de monitoreo fueron contratadas bajo regímenes de excepción, sin licitación pública ni publicación de pliegos técnicos. Algunas de estas firmas tenían vínculos con exfuncionarios del PRO y operaban desde domicilios fiscales compartidos con consultoras privadas.
- La falta de transparencia en la adquisición de drones, cámaras térmicas y sistemas de geolocalización también fue objeto de informes críticos por parte de la Auditoría General de la Ciudad. En varios casos, los contratos fueron adjudicados por montos millonarios sin justificación técnica ni evaluación de impacto.
- A pesar de los señalamientos, Santilli defendió su gestión como “moderna y eficiente”, y sostuvo que “la tecnología salva vidas”. Sin embargo, nunca se presentó un informe público integral sobre el funcionamiento del sistema ni se habilitó una instancia de control parlamentario.
- Blindaje mediático y judicial: Presencia constante en medios afines, sin consecuencias institucionales.
De enemigo a aliado: el giro de Milei
En la entrevista del domingo con Luis Majul, Javier Milei calificó a Santilli como un “recandidato” que “sabe de números”. Pero no hace tanto, lo describía como:
“El corrupto que se pagaba la fiesta de cumpleaños con la tuya”
“El candidato del TikTok y el boludeo en una provincia gobernada por narcos”
“Un verdadero peligro. ¿Imaginás comunistas eficientes? Matarían el doble
Estas frases no eran deslices, sino que eran parte del núcleo ideológico de Milei contra “la casta”. Hoy, por aplicación de la Ley Electoral, el oficialismo debe tragarse sus propios vómitos. La incorporación de Santilli obliga a reconfigurar el relato libertario, que ya no puede sostenerse sobre la pureza antisistema.
Espert: caída, silencio y resentimiento
José Luis Espert, que hasta hace semanas se presentaba como el garante liberal dentro del oficialismo, cayó por el peso de sus vínculos con Fred Machado. Aunque no fue todavía imputado, su relación con el empresario acusado de narcotráfico y lavado de activos se volvió insostenible. En declaraciones recientes, Espert deslizó que “hay sectores que prefieren a los corruptos funcionales antes que a los liberales incómodos”, en clara alusión a Santilli.
Fuentes cercanas al economista aseguran que su salida fue forzada por un sector del oficialismo que busca “normalizar” la boleta con figuras más digeribles para el electorado bonaerense. El silencio de Espert desde entonces es tan elocuente como su caída.
Santilli: entre la sorpresa y la obediencia
Santilli, sorprendido por su ascenso, declaró: “No me vuelve loco ser primero, quiero apoyar este modelo de cambio”. Se comunicó con Mauricio Macri y Cristian Ritondo, y pidió “dejar todo en la cancha” para “remontar la elección y darla vuelta”. Su discurso, sin embargo, evita confrontar con el pasado libertario que lo denostaba. Prefiere hablar de “gestión”, “eficiencia” y “unidad”. En su entorno aseguran que “no quiere abrir frentes innecesarios” y que “la prioridad es consolidar el espacio”.
¿Realineamiento o pragmatismo?
La inclusión de Santilli plantea interrogantes estratégicos:
- ¿La Libertad Avanza absorbe figuras cuestionadas para garantizar gobernabilidad?
- ¿Cómo impacta esto en su base electoral, movilizada contra la impunidad?
- ¿Puede sostener su narrativa de ruptura mientras incorpora a sus viejos enemigos?
La respuesta parece estar en la lógica pendular que Milei prometía superar, es decir, la política como reciclaje de figuras, no como construcción de nuevas identidades. La incorporación de Santilli no solo tensiona el relato libertario, sino que lo desactiva como herramienta de diferenciación.
Riesgo reputacional y proyección institucional
Desde una perspectiva institucional, el caso Santilli representa un riesgo reputacional para el oficialismo, especialmente si se reactiva el debate sobre “Ficha Limpia” o si se judicializan los vínculos de Espert con Fred Machado. La mención en los Pandora Papers, aunque sin consecuencias penales, instala una sombra internacional sobre su figura, que contrasta con el discurso de transparencia y ruptura que La Libertad Avanza dijo enarbolar.
La política argentina, una vez más, parece dispuesta a sacrificar coherencia por conveniencia. Pero en tiempos de crisis institucional, cada contradicción tiene costo. Y cada archivo, tarde o temprano, vuelve.



uruguayos….ustedes votaron a un condenado por delitos de lesa humanidad y lo hicieron presidente. Un asesino, un secuestrador, un torturador y un ladron de bancos.
Son el sumun de la rehabilitacion, felicitacioens. Pero no critiquen a nadie porque no tienen autoridad para hacerlo.